Otro tren que se va...
Viernes 21 de marzo de 2025. Lectura: 2'
Si algo caracteriza a los gobiernos del Frente Amplio, es su curiosa habilidad para dejar pasar oportunidades históricas. Sucedió cuando se guardó en un cajón la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, ocurrió al retirar a Uruguay de las negociaciones del TISA y, ahora, todo indica que el Acuerdo Transpacífico (CPTPP) seguirá el mismo derrotero. La reciente postura de la vicecanciller Csukasi —que parece subrayar los obstáculos y la supuesta “oposición” de algunos países miembros en lugar de enfocarse en la búsqueda de soluciones— confirma que el nuevo gobierno prepara el terreno para bajarse.
Como se recordará, la Coalición había avanzado con firmeza en el proceso de adhesión al CPTPP, un acuerdo que hoy abarca a importantes potencias comerciales y mercados claves para las exportaciones uruguayas, incluyendo Japón, Vietnam y el Reino Unido. La estrategia de inserción internacional se impulsó desde el comienzo, explorando la posibilidad de un TLC con China, con miras a diversificar mercados y elevar los niveles de competitividad de nuestros productos. Hubo gestiones concretas, diálogos con países miembros y una activa agenda diplomática que, según la información oficial, dejaba el ingreso de Uruguay “bien posicionado” y con apoyo de varios socios relevantes.
La nueva administración, sin embargo, muestra señales de repliegue. La propia vicecanciller Csukasi enfatiza los reparos de otros países. Parecería más interesada en alinear su discurso con la postura de Brasil, cuyo gobierno ya deslizó su malestar ante cualquier flexibilización del Mercosur. Para peor, no se percibe en el Frente Amplio la voluntad política de apostar seriamente por un acuerdo que requiere valentía para romper la inercia. Así como pasó con el TISA, todo indica que el “no es el momento” vuelve a imponerse, y con ello resignamos –una vez más– una herramienta potentísima para dinamizar nuestro comercio.
Resulta paradójico que este mismo gobierno invoque la defensa de la producción nacional y la búsqueda de nuevos mercados, mientras en la práctica pone trabas o desalienta activamente la apertura comercial más amplia que podríamos aspirar. El CPTPP, según todos los estudios técnicos, ofrece beneficios enormes para un país que depende de las exportaciones agroindustriales, como lo es Uruguay. Acceder a mercados asiáticos en condiciones preferenciales dejaría importantes ingresos al sector cárnico, lácteo, cerealero y maderero. Sin embargo, el mantra de la “unidad mercosuriana” y las internas ideológicas en el Frente parecen pesar más que los propios intereses estratégicos de nuestro país.
Mientras el mundo avanza en grandes tratados y bloques comerciales, Uruguay se contenta con un Mercosur cada vez más estancado. El gobierno de Orsi y su flamante Cancillería pretenden convencernos de que “hay obstáculos insalvables” o que “el bloque no nos deja margen de maniobra”. Lamentablemente, ya sabemos cómo termina esta historia: como el título de estas líneas...
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