Edición Nº 1011 - Viernes 11 de octubre de 2024

Venezuela: un país y tres misterios

Viernes 27 de setiembre de 2024. Lectura: 8'

Hombres sin moral ni escrúpulos, sinvergüenzas capaces de mentir, engañar e incluso matar por poder y dinero, no merecen más que el desprecio de cualquier ser decente, reflexiona una cronista venezolana que le pide a CORREO proteger su identidad por miedo a represarías. A continuación, el texto completo de la nota.

El grupo mezquino y depredador, que ostenta el poder en mi país, utiliza la Constitución como papel higiénico y desprecia la voluntad del soberano, que es la autoridad suprema en un Estado democrático. Estos bandidos, representados por el Poder Ejecutivo, pueden hacerlo porque están protegidos por una Guardia Pretoriana integrada por generales y coroneles que se han doblegado por dinero, al igual que el Poder Judicial, el Poder Legislativo, el Poder Ciudadano (ejercido por el Consejo Moral Republicano, conformado por el Defensor del Pueblo, el Fiscal General de la República y el Contralor General de la República) y el Poder Electoral, que recientemente demostró cómo se puso de rodillas al declarar Presidente a un perdedor. La decisión del soberano ha sido ignorada y violada, sentando un peligroso precedente. Se puede concluir que en Venezuela no hay cinco poderes, sino uno solo que decide lo que quiere, y que el soberano no es más que un adorno pintado en una pared.

El perdedor de la contienda, que se declaró vencedor en las recientes elecciones presidenciales, decidió no mostrar pruebas de su logro y pretende que se acepte que ganó como un «acto de fe». Es tan insólito que resulta imposible digerir que en unas elecciones no se muestren los resultados. Es como si en un partido de fútbol, el equipo “A” va ganando el partido contra el equipo “B” por 7 goles a 3, y de repente se apagan las luces del estadio. Cuando vuelven a encenderse las luces, el equipo “B” dice que ha marcado cinco goles que nadie ha visto, y el árbitro declara ganador al equipo “B”. Esta situación está revestida de un cinismo sin parangón que proviene de mentes supinas y pretenden engañar a todo el mundo porque piensan que todo los demás son estúpidos e ignorantes. Qué manera tan grotesca de subestimar no sólo a su propio pueblo, sino a todo ser pensante.

Además, este vergonzoso acto no es la única violación. Todos los días, sin excepción, se produce la detención ilegal de cualquier ciudadano que hable o se manifieste en contra de este «acto de fe» que quiere imponer el «vencedor». Todos los días, un dirigente de cualquier partido de la oposición es secuestrado por las fuerzas de seguridad oficiales u oficiosas y luego, sin respetar las normas legales, el Ministerio Público lo acusa de cualquier cosa que convenga al régimen. En general, los cargos son: terrorismo, incitación al odio, conspiración o pertenencia de alguna oscura organización fascista, asociación ilícita o cualquier otra cosa que se le ocurra. La persona acusada de estos «delitos» desaparece sin que nadie sepa dónde está detenida y no tiene derecho a que esté presente su representante legal. Pero eso no es todo. En un periodo de cuarenta días, han encarcelado a mujeres, hombres, ancianos, unos ciento cuarenta niños, entre ellos uno que es autista. El número total de detenidos se acerca a las tres mil personas. Algunas personas fueron detenidas sin ni siquiera haber protestado. Simplemente caminaban por la calle.

En estos casos, se les acusó de recibir dinero para salir a protestar y también de recibir drogas suministradas por la oposición. Han habido veintisiete asesinatos, la mayoría cometidos por una organización paramilitar gubernamental que los entrena, les da motocicletas y los arma. Se les llama «colectivos». Los días 29 y 30 de julio se quemaron algunas oficinas de alcaldes progubernamentales, comisarías de policía y algunas sedes del poder electoral. Esto es significativo porque estos hechos fueron llevados a cabo por los colectivos enviados por el gobierno. El Fiscal General afirmó tener pruebas de que la oposición cometió estos actos. La excusa y el argumento están dispuestos para señalar que la oposición no es pacífica, que son delincuentes, que no aceptaron perder las elecciones, que son violentos y que el gobierno no lo tolerará. Como de costumbre, no se han mostrado las pruebas. Y no se mostrarán. Esto puede calificarse sencillamente de terrorismo de Estado. Las redes sociales sí mostraron cómo la gente, indignada por la deshonestidad del gobierno, salió a destruir las estatuas que encontraron de Hugo Chávez, el artífice de todo el desastre que ha sido Venezuela durante los últimos veinticinco años. En muchas ciudades rodó la cabeza de Chávez y se celebró como si fuera Nochevieja.

Este acontecimiento, la novedosa forma en que se llevó a cabo un golpe de Estado en Venezuela, pone a prueba la fibra y la estabilidad de América Latina. Hay países que se niegan a aceptar esta barbarie, esta desvergüenza, esta demostración de fuerza bruta para apoderarse sin titubeos de unas elecciones que se han perdido. Sin embargo, por conveniencia política, por razones económicas y, en muchos casos, por estrategias geopolíticas, los países de siempre, Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua y Bolivia, inmediatamente reconocieron a Maduro como ganador «victorioso» de las elecciones. No es casualidad, hay una similitud entre estos gobiernos en el desprecio que sienten por su propio pueblo. Sin embargo, cabe destacar que uno de los observadores electorales que el gobierno presentó e invitó con bombos y platillos por su neutralidad, el Centro Carter, declaró que las elecciones «no cumplía con los estándares internacionales de integridad electoral, que no podía considerarse democrático y que no pudo cumplir con su misión de verificación porque no pudo confirmar la autenticidad de los datos».

Es necesario destacar a tres países que, con cautela y tibieza, han evitado tomar una posición firme y definitiva sobre este asunto. Estos países, por su propia ideología, no se atreven o no quieren decir lo que saben y que es más visible que el Monte Everest, que Maduro perdió y se robó las elecciones por la fuerza. Brasil, Colombia y México quieren ser vistos como paladines de la democracia socialista y como quienes no aceptan injerencias en los asuntos internos de otros países. Sabiendo astutamente que sus esfuerzos fracasarían, ofrecieron soluciones tímidas y otras muy rebuscadas para aparecer como mediadores equilibrados, razonables y sensatos. Estos tres países tendrán un problema y es posible que tengan que enfrentarlo en el futuro, porque con su actitud, en la práctica, están aprobando la agresión cometida por Maduro y se convierten en cómplices. El problema que tendrán es que en sus países puede ocurrir lo mismo, y entonces tendrán que estar más callados que monja en convento. Permitieron que se abriera la caja de Pandora y no hicieron nada positivo para evitarlo. Habrá consecuencias.

El país tiene ahora tres misterios, dos sin resolver y uno resuelto.

El primer misterio se refiere a un hombre llamado Tarek El Aissami, de ascendencia siria y libanesa, que fue ministro de Interior y Justicia, Ministro de Industria y Producción Nacional, Vicepresidente de la República, Ministro de Petróleo y Vicepresidente de Economía. Fue un hombre que gozó de la plena confianza del fallecido presidente Hugo Chávez y luego de su sucesor, Nicolás Maduro. Este señor emérito hizo algo que ya es común en Venezuela y lo ha sido durante los últimos 25 años, el robo y la corrupción. Este señor desfalcó a la Industria Petrolera Venezolana (PDVSA) por la módica suma de veintitrés mil millones de dólares ($23.000.000.000). Sí, la cifra es correcta, no hay ceros de más, no hay error, y el gobierno, esos pobres angelitos, no lo sabían. Pero de repente, en el mes de marzo de 2023, dimite de sus dos últimos cargos y es detenido en abril de 2024. Le hicieron dimitir porque seguramente descubrieron que no quería repartir el dinero robado con otros jerarcas del gobierno y eso sí es malo.

¿Cuál es el misterio de Tarek El Aissami? ¿Dónde está ahora? ¿Por qué no fue procesado? ¿Por qué está escondido? ¿Tiene miedo el gobierno de que hable, de que diga quiénes son sus socios, de que señale a sus cómplices? ¿Dónde está el dinero? Parece que el Sr. El Aissami tiene a mucha gente agarrada por los testículos, y si lo molestan demasiado, puede retorcer esos testículos hasta arrancárselos. Parece que el Sr. El Aissami sabe tanto y de tanta gente que no pueden tocarle ni con el pétalo de una flor. No ocurre lo mismo con cualquier ciudadano que recurra a Twitter, Instagram o WhatsApp para expresar su malestar por la escasez de agua, los cortes de electricidad o su enfado por las elecciones robadas. Esa persona es inmediatamente encarcelada.

El segundo misterio es ¿cómo se tapa la luz del sol con un dedo? ¿Cómo se llega a presidente cuando se pierden las elecciones por 2 a 1? ¿Cómo se mantiene la credibilidad de un supuesto presidente y cómo afectará a una nación que quedará aislada? Esto sigue siendo un misterio.

Hay un tercer misterio que ya no lo es: ¿Cómo puede un país caer en la desgracia de ser devastado por una mafia que mantiene oprimido, pisoteado y maniatado a su propio pueblo? Una aberración vergonzosa que no es un misterio para nadie... La respuesta es sencilla y todo el mundo la conoce: ¡Por la corrupción, por el uso de la fuerza bruta y por el respaldo de las armas de fuego!



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