Como se ha vuelto recurrente en cada campaña, nuestro Partido se ha visto obligado a denunciar ante la Corte Electoral el uso indebido del batllismo -con fines proselitistas en partidos ajenos al coloradismo- que hacen pseudo dirigentes que decidieron militar en otra colectividad política.
Como destacó el Dr. Gustavo Osta, que actualmente oficia como principal autoridad de nuestro Partido, la ley y la jurisprudencia de la Corte Electoral ha sido clara en este sentido, estableciendo que el uso indebido de la simbología partidaria constituye un delito electoral.
El numeral 12 del artículo 191 de la ley N°7.812, tipifica como delito electoral "el uso indebido del lema perteneciente a cualquier partido que lo posea legalmente, en la propaganda verbal, escrita o televisiva, escudos, carteles, sellos, membretes y toda otra forma de publicidad. Esta disposición alcanza a toda expresión o palabra impresa que evidentemente induzca a confusión de los electores".
De igual manera, como explicó hace un tiempo el Dr. Renán Rodríguez en CORREO: "La jurisprudencia constante de la Corte ha considerado incluido en esa prohibición la inclusión o mención de los expuestos vocablos (como Batllismo fuera del Partido Colorado), símbolos (la imagen de José Batlle y Ordoñez, lo es) o cualquier forma de expresión (batllista, por ejemplo) que se refiera a los mismos, que por razones gramaticales, históricas o políticas, correspondan a un partido distinto de aquel que lo pretende usar, porque todo ello induce en confusión a los electores".
Asimismo, como nuestra colectividad ha reiterado estos años, la defensa del "batllismo" como patrimonio colorado no es simplemente una cuestión de formalidad legal, sino que encierra un significado histórico y político profundo. Desde su surgimiento, el "batllismo" ha estado indisolublemente ligado al Partido Colorado, siendo un elemento fundamental en su identidad y su historia, como lo explica el ex Presidente Sanguinetti en esta edición.
La utilización indebida del "batllismo" por parte de ex pseudo dirigentes que hoy militan en el Frente Amplio, no solo constituye un acto ilegal, sino también una afrenta a la memoria y el legado del coloradismo. Además, plantea interrogantes sobre los límites éticos y legales en política, interpelando el papel de las instituciones electorales en la protección de la integridad del proceso democrático.
¿Hasta cuándo tendremos que soportarlo?
