¿Una Intendencia en falso? (queremos creer que sí)
Viernes 20 de diciembre de 2024. Lectura: 2'
La Intendencia de Salto ha protagonizado un episodio que no solo resulta indignante, sino que pone en tela de juicio su seriedad institucional. La invitación a la colocación de una placa “en solidaridad con el pueblo de Palestina” en un espacio público de la ciudad, utilizando el logo oficial de la Intendencia y acompañada de un mapa que literalmente borra a Israel del mismo, es un acto que, al margen de las excusas tardías y poco convincentes, revela una alarmante falta de criterio o, peor aún, afinidad…
Los hechos son claros. En una invitación firmada por la Comisión Solidaridad Salto-Palestina y, supuestamente, la Intendencia de Salto, se convoca a un acto que no solo busca solidarizarse con el pueblo palestino, sino que incorpora un símbolo que respalda la consigna extremista de “desde el río hasta el mar”. Esta frase, inscrita en la carta fundacional de Hamás, es conocida por ser un llamado explícito a la desaparición del Estado de Israel y, con él, al exterminio de su pueblo. Que un gobierno departamental se vincule, directa o indirectamente, con esta narrativa no es solo una afrenta, sino un insulto a los principios democráticos y de convivencia que caracterizan a nuestro país.
Frente al escándalo generado por esta situación, la Intendencia de Salto emitió un comunicado apresurado negando su participación y atribuyendo la inclusión de su logo a un “error” de los organizadores. Sin embargo, resulta extremadamente difícil aceptar esta explicación sin levantar serias dudas sobre su veracidad ¿Cómo puede un grupo externo utilizar el logo y el nombre oficial de la Intendencia sin ninguna autorización? ¿Por qué no hubo un control previo sobre un acto que, según se aclara después, contaba con conocimiento del protocolo desde hacía meses? ¿Y por qué, si se trataba de un “error”, la Intendencia no actuó de inmediato para desvincularse, sino que esperó hasta que el escándalo ya estaba en boca de todos?
Más sospechoso aún es el hecho de que solo después de que actores políticos y sociales cuestionaran públicamente el acto, la Intendencia decidiera emitir su declaración. A estas alturas, la ciudadanía tiene derecho a preguntarse: ¿fue realmente un error aislado o una muestra de negligencia deliberada para complacer a ciertos sectores ideológicos? La excusa del “error” parece diseñada más para apaciguar la indignación pública que para explicar lo ocurrido de manera honesta.
No es posible desligar el uso del mapa que elimina a Israel del contexto político internacional y de los valores que representa. En un momento en que el terrorismo fundamentalista de Hamás ha mostrado su cara más brutal, con masacres, secuestros y violaciones, respaldar símbolos que avalan su retórica no es solo una falta de criterio; es una irresponsabilidad imperdonable...
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