Un cumpleaños y la política en su mejor versión
Edición Nº 1066 - Viernes 19 de diciembre de 2025. Lectura: 4'
La celebración por los 90 años de Julio María Sanguinetti reunió a dirigentes de todo el espectro político, artistas y referentes sociales en un acto que fue mucho más que un aniversario: una expresión de convivencia democrática, diálogo intergeneracional y reconocimiento a una trayectoria que trasciende divisiones partidarias.
El martes 16, en la histórica Casa del Partido Colorado de Montevideo, se llevó a cabo la celebración de los 90 años del expresidente Julio María Sanguinetti. Aunque su cumpleaños formal es el 6 de enero, la conmemoración adelantada congregó en un mismo espacio a representantes de todo el arco político, con discursos, música, humor y una celebración que fue, en muchos sentidos, un símbolo de la estabilidad democrática del país.
Hubo números de entretenimiento a cargo de los humoristas como Diego Delgrossi, Pablo Fabregat y Gastón da Cruz, la actuación de la legendaria comparsa Cuareim 1080, proyecciones de imágenes históricas de la trayectoria del Sanguinetti —que el homenajeado se encargó de reseñar— y momentos más ímtimos, como un audio que envió su hermana desde Buenos Aires y un video con imágenes familiares.
En el corazón de la celebración, las palabras de los protagonistas resaltaron el valor de la convivencia cívica y del respeto democrático.
El expresidente Julio María Sanguinetti definió el homenaje como “una felicidad enorme y una instancia republicana más” y agradeció la presencia de todos los invitados.
El presidente Yamandú Orsi —quien ingresó a la sede junto a Sanguinetti y la vicepresidenta Carolina Cosse— destacó la importancia de la experiencia del exmandatario: “Nos estamos dando un lujo de poder conversar cada tanto con gente del conocimiento y la experiencia de don Julio María… ese tipo de generosidad no se da en todos lados”.
Luis Lacalle Pou, expresidente, explicó su presencia argumentando tres razones: el homenaje en sí, el reconocimiento al Partido Colorado en la coalición y, sobre todo, “la relación política y de afecto personal” que mantiene con Sanguinetti pese a las diferencias de edad y matices políticos.
La vicepresidenta Carolina Cosse señaló en redes sociales que el evento fue una demostración de que “la convivencia democrática, el respeto y el diálogo” son rasgos profundos de la cultura política uruguaya.
Natalio Botana, periodista, politólogo e historiador argentino, subrayó las virtudes del sistema político uruguayo que aseguran una democracia plena, asentada en partidos políticos sólidos y la negociación como norma.
Por su parte, Andrés Ojeda, secretario general del Partido Colorado, subrayó que la presencia de representantes de todo el sistema político en la fiesta era una muestra del respeto que Sanguinetti inspira: “Esto es lo que logra Julio María Sanguinetti”, dijo, remarcando la amplitud del abrazo político que recibió su homenajeado, recordando lo que le había dicho el expresidente Mujica cuando asistió al acto conmemorativo de los cuarenta años de democracia, que fue su última aparición pública: “Vine porque me llamó don Julio”
Además de las figuras señaladas, el acto contó con la asistencia de otras autoridades y dirigentes como el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, el presidente del Directorio del Partido Nacional Álvaro Delgado, el presidente del Frente Amplio Fernando Pereira y el presidente del Partido Independiente Pablo Mieres, entre otros otros actores políticos.
Un punto destacado fue el encuentro cordial entre Orsi y Lacalle Pou, dirigentes que en semanas previas habían tenido un vínculo distanciado tras un desencuentro sobre la gestión pública. La foto de ambos sonriendo y conversando fraternalmente fue registrada como un gesto de madurez política y de superación de tensiones puntuales.
Más allá del homenaje personal, la celebración de los 90 años de Sanguinetti fue interpretada por analistas y protagonistas políticos como una reafirmación de los valores republicanos que sostienen la vida democrática uruguaya. En tiempos en que otras democracias enfrentan polarizaciones intensas y fracturas profundas, la imagen de líderes de distintas generaciones y tradiciones políticas reunidos alrededor de un expresidente —con respeto y diálogo— evidencia la vitalidad del pluralismo y la convivencia civil en Uruguay.
La jornada fue, en suma, una mezcla de homenaje, continuidad histórica y manifestación pública de que la política puede ser terreno de respeto mutuo y de reconocimiento transpartidario, más allá de las diferencias ideológicas. En un momento en que la política global tiende a la exacerbación, esta celebración mostró que el diálogo y la camaradería institucional siguen teniendo un lugar en la vida pública del país.
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