Edición Nº 1065 - Viernes 12 de diciembre de 2025

Un Nobel para la lucha democrática de Venezuela

Viernes 12 de diciembre de 2025. Lectura: 4'

El Nobel de la Paz 2025 reconoce la lucha de María Corina Machado por la democracia en Venezuela, en un acto que simboliza resistencia, dignidad y proyección política.

La venezolana María Corina Machado fue distinguida con el Premio Nobel de la Paz 2025 en reconocimiento a su incansable liderazgo en la defensa de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales en su país, hoy dominado por un régimen autoritario. La noticia coronó una trayectoria de resistencia política que, lejos de amilanarse frente a la represión, se proyecta ahora con mayor proyección internacional y simbolismo para millones de venezolanos y defensores de la libertad en toda la región.

La ceremonia de entrega del Nobel, celebrada el 10 de diciembre en el Ayuntamiento de Oslo, Noruega, fue un momento histórico. Aunque Machado no pudo asistir en persona a recoger su galardón, su hija, Ana Corina Sosa Machado, lo hizo en su nombre y leyó el discurso de aceptación que su madre había preparado. En esa intervención, Sosa evocó la larga lucha del pueblo venezolano por la libertad y la democracia, afirmando que el premio “recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz” y que corresponde a quienes han sufrido represión y han defendido los derechos humanos.

La entrega fue precedida por una odisea que hoy forma parte de la narrativa de resistencia de Machado. Tras más de un año en la clandestinidad en Venezuela por las amenazas del régimen de Nicolás Maduro, la líder opositora logró salir de forma secreta y extremadamente peligrosa por mar hacia Curazao, desde donde viajó a Oslo. La complejidad del escape —navegar por el Caribe en un pequeño barco bajo el riesgo de ser capturada— marcó una peripecia que subraya el nivel de riesgo que enfrentan los defensores de la libertad en Venezuela.

En Oslo, Machado fue recibida con entusiasmo por parte de la diáspora venezolana y por ciudadanos que corearon consignas a favor de la libertad mientras ella saludaba desde la calle, abrazaba seguidores y vivió un reencuentro profundamente emotivo con su familia tras casi dos años de ausencia. En un momento ampliamente difundido, la dirigente compartió un abrazo significativo con Washington Abdala, exembajador de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), quien la acompañó en la capital noruega mostrando la solidaridad regional con la causa venezolana. Al fundirse en un abrazo Machado y Abdala, se escuchó decir a una mujer: “El uruguayo más venezolano”.

El significado político de este Nobel es múltiple. En primer lugar, coloca a Machado como protagonista indiscutible de la oposición democrática venezolana y legitima internacionalmente su lucha frente a la dictadura.

La lectura del discurso de aceptación por parte de su hija no fue solo un acto ceremonial: fue un mensaje político potente. “Venezuela volverá a respirar”, decía el texto de Machado recogido por su hija, subrayando que la lucha democrática de su país no termina con el premio, sino que se fortalece con él. Recordó que su pueblo ha protagonizado una “larga marcha hacia la libertad” y dedicó el galardón “a quienes defienden los derechos humanos”, señalando al mismo tiempo la crisis política y humanitaria que atraviesa Venezuela tras décadas de autoritarismo y miseria.

Este reconocimiento mundial no solo honra a una líder valiente sino que refuerza el reclamo regional por una transición democrática en Venezuela. Para muchos analistas, el premio representa un voto de confianza internacional en el proyecto democrático encabezado por Machado, y un estímulo para que la oposición venezolana mantenga su unidad y su agenda de reformas políticas. Asimismo, establece un precedente político: que la causa de un pueblo oprimido puede sobresalir incluso ante los más formidables obstáculos, y que la comunidad global de democracias está atenta a estos valores fundamentales.

En términos geopolíticos, el Nobel de la Paz 2025 también contribuye a robustecer la presencia de la causa venezolana en los foros internacionales, aumentando la presión sobre el régimen de Maduro y fortaleciendo apoyos en gobiernos, parlamentos y organizaciones civiles que comparten la aspiración de restaurar el estado de derecho y las libertades en Venezuela. Para sus seguidores, este premio no es solo un honor personal para María Corina Machado, sino un acto de justicia para un país que no ha dejado de luchar por su futuro democrático.




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