Si es general, no es parcial
Edición Nº 1044 - Viernes 18 de julio de 2025. Lectura: 2'
Por Susana Toricez
El noticiero dice: “El PIT-CNT realizará el lunes próximo un paro general ‘parcial’”. ¿Cómo puede ser que algo “general” sea a la vez “parcial”?
Es una contradicción, algo incoherente, como el propio paro.
Pregunto: ¿a quién beneficia realmente el paro? Tengo claro que los únicos beneficiados son los dirigentes sindicales.
Los que, sin trabajar, ganan; mientras al trabajador le descuentan el paro, ellos cobran su salario íntegro más beneficios, sin concurrir jamás a su lugar de trabajo.
Quienes, obviamente, no saben lo que significa dejar de pagar el alquiler por falta de dinero.
Por eso no quieren ni escuchar hablar del voto secreto, ¡claro! Se les terminan los curros.
Si ponen a votar en forma secreta la realización de un paro, seguro que no prospera.
Un niño curioso es inteligente: quien hace preguntas, quien cuestiona, quien duda.
Se ve que eso se pierde con la niñez, porque conozco muy pocos adultos que cuestionen cosas o se pregunten, por ejemplo, ¿qué se logra haciendo un paro? ¿Por qué se convoca?
Si los maestros paran y dejan a los niños sin clase, ese día los condenan a no educarse, a no formarse y, a veces, incluso a no alimentarse.
Así, cada vez a menos personas les interesa la escuela pública.
Escucho habitualmente que se realiza un paro para exigir más recursos para la educación.
Pese a ello, increíblemente —y por fortuna— aún quedan maestros que no exigen nada.
Estos maestros necesitan solo un pizarrón y una tiza para desplegar su creatividad y captar la atención del aula.
Esos son los maestros que valen la pena: quienes, si tuvieran que reclamar algo, no tomarían de rehenes a los niños para lograr sus objetivos.
No conozco nada que, detenido, produzca; por eso recuerdo el dicho popular: “rueda que no gira, se oxida”.
Está a la vista que, con los paros y las huelgas, algunas personas logran sus objetivos.
Que el país no avance, que no produzca y que no se eduque.
Muchos tienen la certeza de que un pueblo sin cultura es un pueblo manejable, y esto redunda en colaborar con intereses, por lo general, poco compatibles con los democráticos.
Martin Luther King dijo alguna vez:
“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.
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