Edición Nº 1041 - Viernes 27 de junio de 2025

“Sabremos cumplir”: ¿aumentando el gasto?

Viernes 20 de junio de 2025. Lectura: 5'

Por Elena Grauert

En más de 100 días de gobierno, lo único que ha quedado demostrado son las enormes contradicciones y falta de dirección, teniendo en cuenta que, a diferencia de los períodos anteriores, hoy no tiene las mayorías y tiene el deber de negociar y convencer.

La escena de la compra del campo de colonización, que aún no terminó; los escándalos de las renuncias de la ministra de Vivienda y la presidenta de ANP; la poco afortunada negociación por la Caja Profesional —cuya contradicción de posturas se hace evidente si uno lo contrasta con la posición anterior, cuando el gobierno de la coalición le propuso acordar una solución y no la votaron—; ni qué hablar del exabrupto del cierre de la Biblioteca Nacional, casi sin noticia a la sociedad ni a su propio gobierno; son algunas de las muestras de que falta el liderazgo y la convicción dentro del gobierno, que intenta por todas las vías decir que es el protector de los más débiles, pero que en realidad no ha hecho más que prometer y no cumplir.

Mantienen una estrategia con la lógica de oposición, ya que todo el discurso intenta basarse en la herencia maldita —como siempre la izquierda lo ha hecho— sin entender que los mismos, en los últimos 20 años, gobernaron 15 y se les entregó un país con más inversión en infraestructura, menores índices de criminalidad —salvo en el tema homicidios, que quedó en el debe—, con 2 sanatorios nuevos, generándose 1 nueva cárcel, a lo que se suman nuevas plazas en las ya existentes, y menos déficit fiscal, como bien contestó la ministra Arbeleche.

La Rendición de Cuentas y la justificación del ministro Oddone, gritando por todos lados que el problema era el déficit fiscal heredado, fue fuertemente controvertida por la exministra Arbeleche, que afirmó: “El aumento del gasto público entre 2020 y 2024 fue el más prudente de los últimos 20 años”. Según dijo, entre 2021 y 2024 no sólo se estabilizó la deuda pública, sino que incluso se redujo respecto a los niveles máximos alcanzados en 2020. El aumento real del gasto fue de 1,4%, en comparación con períodos de gobierno del Frente Amplio, que fueron de 2,7% y 7,5% real anual.

La misiva de la ministra es larga, pero culmina de forma contundente, en la cual se defiende la transparencia de su gestión, que fue clara, motivada en la buena gestión y humana, dado que el gasto público fue volcado en realización de hospitales, carreteras y servicios asistenciales para los más débiles mediante varios programas del MIDES. Pero además, la cristalinidad fiscal fue pautada por la coalición en la LUC, artículo 208, en la Regla Fiscal, lo cual es un compromiso político transformado en ley y ratificado por toda la ciudadanía, en cuanto al deber de no generar más gastos sin un correlativo claro del por qué y para qué se destinan las finanzas públicas.

En la Rendición de Cuentas se pide aumento del gasto, contraviniendo la norma presupuestal que preveía U$S 2.300 millones con un aumento del 30%. Y, por lo menos en los artículos de prensa, no surge ni una sola razón que motive el aumento y la violación de la pauta fiscal, salvo la mentira mil veces repetida.

¿Cuál es el proyecto? No es al gasto corriente, como bien explicó la ministra: hay recursos para cubrir los gastos, y no se debe entrar otra vez en un espiral de desborde, como ya sucedió, donde la ciudadanía no sabemos en qué se va a gastar.

Los argumentos de los diputados del Frente Amplio son tan banales que simplemente lo que tratan de instalar es el relato de que todo estaba mal, que había más endeudamiento (lo que no es cierto), así como tampoco es cierto que bajó el salario real —sino que subió con respecto a 2019—, ni que bajó el empleo, lo que tampoco es cierto; el exministro de Trabajo, Mieres, lo desmintió con números varias veces. Y así podemos continuar.

Nada del relato es verdad, ya que, como todos los gobiernos de izquierda, lo que se quiere es aumentar el gasto sin realmente tener un objetivo claro: Pluna, regasificadora, la IM con 53 cargos de confianza (lo que daría para un capítulo aparte). Utilizar la economía con sentido de planificación, concentración y opacidad, desoyendo al mercado, a los ciudadanos que invierten y generan empleo genuino, es de los cuentos ya tan conocidos, existiendo miles de ejemplos internos y externos de los desastres a los cuales conllevan.

El oponerse al gasto no es un capricho: implica el aumento de impuestos, y si no logran los votos para los impuestos e incumplen la regla fiscal —obligatoria por ley—, lo que va a pasar es como pasó en Argentina o Venezuela: comienza la inflación, que es un impuesto indirecto, porque las empresas y los capitales emigran. Ya lo vimos con la empresa japonesa Yazaki y tantas otras.

Las izquierdas, alejándose y castigando al aparato productivo, lo que hacen es alejar la inversión, generar desempleo, que luego tratan de revertir con empresas prebendarias que traen oscuridad, corrupción y gasto. Así como otra forma es aumentar los ingresos de empleados en forma directa o indirecta al Estado, pero sin planificación ni justificación de necesidad. Si ese es el plan, los batllistas obviamente deben oponerse, porque la defensa del trabajador y de la gente se basa en mantener las inversiones, así lograr empleos genuinos y mejor calidad de vida para todos. No hay magia, y en el siglo XXI todos los seres del planeta lo sabemos y lo aprendimos.

El cuidado de la inversión y el empleo, ya sea dependiente o independiente, no es sólo una política económica: es una política social, ya que las personas se dignifican, se consolidan, llevan adelante proyectos, generan sus ingresos y pueden vivir dignamente.

El ministro Oddone debe ordenar la casa, debe oír más a la oposición y conducir al Uruguay por el rumbo del crecimiento, apegándose a la transparencia y a la verdad. Él, más que nadie, sabe que las economías de planificación, utilizar las tarifas públicas como formas de ingresos paratributarios y el gasto sin retorno son caminos que conllevan a la pobreza de la gente. Que sepan cumplir.



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