Edición Nº 1062 - Viernes 21 de noviembre de 2025

Regalías de Trump a Milei: no solo los ganaderos estadounidenses son los agraviados...

Edición Nº 1058 - Viernes 24 de octubre de 2025. Lectura: 5'

Por Tomás Laguna

En su “cariño” geopolítico por el presidente Milei, el presidente Trump parece decidido a cuadruplicar la cuota de arancel reducido a la carne de origen argentino. Los ganaderos estadounidenses fueron los primeros en protestar, pero mucho más afectados están los intereses agroexportadores de nuestro país al perder condiciones de equidad en el acceso a ese más que relevante mercado.

Como un elemento adicional en los compromisos de apoyo del presidente Trump a la administración Milei —que, convengamos, no son a la Argentina sino a su gobierno— están las promesas de una mayor apertura comercial a las importaciones de carne bovina argentina por parte de los Estados Unidos. Según informa Bloomberg, la administración Trump planea cuadruplicar la tariff quota (cuota con arancel reducido) para carne argentina, incrementándola a 80.000 toneladas métricas anuales. A la fecha ya estaría confirmado este extremo.

El anuncio tuvo la inmediata reacción de la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos (USCA), advirtiendo que una intervención del gobierno federal podría generar volatilidad en los mercados de ganado vivo y de engorde, perjudicando así a los productores. Temas internos, pero mucho más debería preocuparnos a nosotros la generosidad comercial unilateral del Pdte. Trump…

Corresponde hacer historia sobre sucesos con consecuencias similares. En 1996, los EE. UU. y Canadá cuestionaron en la OMC medidas europeas implementadas en 1988, por las cuales se establecían restricciones a la carne importada con hormonas. Tras una larga disputa, que no viene al caso volver a comentar (ver referencias en Correo de los Viernes N.º 741), la misma UE llevó el caso ante la OMC. Finalmente, el panel donde se dirimió la controversia concluyó, en marzo de 2008, que Bruselas —esto es, la UE— seguía sin brindar evidencia suficiente para sustentar su moratoria a la carne canadiense y americana, otorgando la razón a estos últimos. A la vez, se condicionó a la UE a otorgar una compensación, la que se materializó mediante un contingente arancelario estipulado en la resolución N.º 617/2009, luego ampliado por la similar N.º 481/2012. El número de esta última dio lugar a la denominación de la cuota tal cual se la conoce hasta la fecha.

Estas decisiones que afectaban el acceso al mercado de la UE generaron la reacción de Australia, al entender que estos contingentes arancelarios no podían afectar la competitividad de otros proveedores. En el reclamo ante la OMC se sumó Uruguay. La historia posterior es conocida: hoy el cupo se distribuye entre quienes originalmente lo detentaban —EE. UU. y Canadá—, más Australia, Nueva Zelanda, Uruguay y, por supuesto, también Argentina. Nicho de mercado que tan significativo fue para nuestro agronegocio de exportación cárnica.

El caso que nos ocupa no es en nada diferente: una decisión unilateral de un país otorgando ventajas arancelarias a otro, sin considerar la necesaria equidad en las condiciones de acceso a su mercado para sus demás proveedores. En particular Uruguay, para quien el mercado estadounidense es de especial relevancia.

Nuestro país accede con carne bovina al mercado americano mediante un cupo de 20.000 toneladas que inicialmente tuvo un arancel intra-cuota del 1%, que se incrementó a los niveles mínimos (10%) que estableció la actual administración del Pdte. Trump. Por fuera del cupo, el arancel original era del 26,4%, también hoy incrementado a partir del piso mínimo del 10% establecido por el gobierno americano (resultando +36,4%). Nuestra industria frigorífica organiza sus ventas procurando ponderar los volúmenes ingresados bajo ambas condiciones, en el necesario prorrateo de costos arancelarios totales para la carne exportada con ese destino, considerando que existen niveles de cargas arancelarias que inviabilizan por costos el negocio.

En estos últimos tiempos, los Estados Unidos están fuertemente condicionados por una fase de recomposición del stock ganadero. Esto ha determinado que la escasez del producto incidiera en el precio al público, condición determinante para que los valores por tonelada intra-cupo se hayan incrementado un 36% en el último año, compensando en cierta manera el incremento arancelario. Esa necesidad por abastecerse de carne puede explicar en gran medida la “generosidad” del presidente Trump para con su par argentino, generosidad que no deberíamos ignorar…

No se requiere ser muy sagaz para comprender que, al cuadruplicar Argentina su cuota de acceso a EE. UU. con arancel reducido, desplaza de ese mercado a sus competidores inmediatos. Es un hecho absolutamente grueso, inaceptable, que nos afecta directamente.

En otros tiempos —caso del referido diferendo de EE. UU. y Canadá con la UE— las controversias se solucionaban acudiendo a la Organización Mundial de Comercio, que a través de su órgano de solución de controversias laudaba en los desacuerdos comerciales. Pero resulta un tanto ingenuo, una real pérdida de tiempo, pretender doblegar la decisión del presidente norteamericano a través de un organismo multilateral que él mismo se encargó de dinamitar durante su primera presidencia. No obstante, nuestro país no puede quedarse de brazos cruzados. Son otros los mecanismos necesarios en el mundo de hoy.

Se trata de un asunto estratégico que debería liderar el INAC, pero cuyos principales actores están en la Cancillería y la misma Presidencia de la República. En buen romance, la hora obliga a acudir a las relaciones personales mediante la vía diplomática, en lo que debe ser una necesaria peregrinación a Washington.

Es entendible que ciertos actores del actual gobierno tengan sensibilidades ideológicas al momento de concurrir en procesión política a Washington; entendible, pero no aceptable cuando de exportar se trata. El interés de la República está por encima de los preconceptos ideológicos de muchos de este gobierno. Si no, que reparen en el Pdte. Lula da Silva, referente de cabecera de nuestro Poder Ejecutivo, y su acercamiento muy diplomático, digno y políticamente correcto, procurando superar las frontales desavenencias con su par del norte.

Entretanto, ya se han perdido varios embarques de carne enfriada por el irracional e interminable conflicto del puerto. Todos estos temas son infinitamente más relevantes que los que parecen ocupar hoy a la Presidencia en su relación mediática con la ciudadanía…



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