Por Tomás Laguna
Resulta de interés hacer referencia a una reciente conferencia del Dr. Walter Baethgen, vicepresidente del INIA e investigador de la Universidad de Columbia de los Estados Unidos, en la cual relativiza las acusaciones a la ganadería por sus emisiones de gas metano, ubicando a esta actividad productiva en su justo contexto frente a las principales fuentes de emisión GEI por parte de los países industrializados.
El pasado 9 de noviembre se llevó a cabo el 2do Congreso Federal Ganadero en la Bolsa de Comercio de Rosario, organizado por Confederaciones Rurales Argentinas, entidad gremial argentina que, en forma similar a nuestra Federación Rural, congrega y representa a numerosas entidades gremiales federadas con representatividad regional en Argentina.
En la oportunidad se reunió a destacados actores del agro negocio ganadero argentino con el objetivo de analizar los principales desafíos de la ganadería argentina, la mayor parte no muy distintos a los de la ganadería uruguaya. Un tema estratégico, que no podía estar ausente, refirió al relacionamiento entre la ganadería y el cambio climático. Para abordar el mismo se invitó al Dr. Walter Baethgen, destacado académico uruguayo, investigador de la Universidad de Columbia en los Estados Unidos que hoy jerarquiza la investigación agropecuaria en nuestro país desde sus responsabilidades como vicepresidente del INIA. En los tema clima y ambiente se suele talentear todo el tiempo, se escandaliza desde la ideología, la ignorancia o simplemente por esnobismo. Por eso resulta oportuno dejar lugar a las referencias aportadas por personalidades del mundo científico, con los pies en nuestra propia realidad de país.
El destacado investigador compatriota centró las consecuencias del cambio climático en un importante incremento de la variabilidad climática, ante la falta de certezas en cuanto al incremento de la temperatura. Al respecto sentenció sobre la necesidad de aprender a adaptarnos a estos sucesos. Desdramatizando el fenómeno de los gases efecto invernadero (GEI), explicó que existe un efecto invernadero natural sin el cual no habría vida en nuestro planeta, y ese efecto responde al dióxido de carbono y el vapor de agua. En la actualidad y consecuencia de 200 años de actividad del hombre sobre la tierra, la emisión de esos gases aumentó exacerbando el efecto invernadero natural.
Acto seguido analizó la fuente de la cual provienen esos gases, explicando que el 75% lo aportan las fuentes de energía, en particular las fugas de gas metano tanto en las minas de carbón como en los pozos de petróleo. Para dimensionar las mismas expresó que el total de esas fugas por ineficiencias es igual a las emisiones por las actividades ganaderas en todo el mundo. Es decir, emisiones eventualmente evitables en la extracción de los combustibles no renovables son similares a todas las actividades productivas de la ganadería mundial.
Responsabilizó a tres regiones por la mitad de esas emisiones de gases efecto invernadero: China, Estados Unidos y la Unión Europea. Esta última es quién esta principalmente marcando la agenda.
El Dr. Baethgen ubicó las responsabilidades atribuibles a la ganadería en estos procesos. Inicialmente explicó que el CO2 (anhídrido carbono) utilizado como patrón de medición de los GEI, permanece más de mil años en la atmósfera, en tanto que el CH4 (gas metano) con un poder de calentamiento 30 veces mayor permanece entre 10 y 15 años. Lo que ocurre en los ciclos de producción ganadera es que el CO2 de la atmosfera es fijado por las pasturas a través de la fotosíntesis, para ser luego comido por el ganado y transformado en alimento, sea carne o leche. En el proceso de digestión emite como uno de los subproductos CH4 que al cabo del tiempo se transforma en la atmosfera en CO2 el cual vuelve a ser fijado por las pasturas reiniciando el ciclo. A diferencia de la extracción de combustibles fósiles dónde se libera a la atmosfera C acumulado a lo largo de millones proveniente de plantas y animales fosilizados, la ganadería recicla el mismo C que ya está en la atmósfera.
Teóricos, idealistas, esnobistas frívolos, militantes anti carne, suelen acusar a la ganadería de ser la emisión más dañina dado que el CH4 emitido tiene un efecto de calentamiento 30 veces mayor que el CO2. Al respecto cuestionó el científico compatriota: "Si tenemos un gas que se queda mil años en la atmósfera y otro que se queda diez: ¿estará bien esa métrica que dice que el metano es 30 veces más calentador que el dióxido de carbono?" Agregando que se deben tener en cuenta no solo las emisiones, sino también la captura de carbono que realiza la ganadería a través de las pasturas. Indicando que "el total de emisión es un número alto, casi 600 millones de toneladas, pero las capturas naturales son un número también muy alto. Entonces, cada año se emite mucho y también se captura mucho y lo que queda es un número relativamente chico" concluyó.
En estos cuestionamientos sesgados y parciales hacia la ganadería, el Dr. Baethgen agregó otro argumento contundente. La principal fuente de emisión de metano en el mundo son los humedales, los pantanos y bañados. Ninguno de estos se incluyen en el inventario de generación de gases por considerarlos parte del equilibrio ecosistémico del planeta, cosa que resulta lógica. Porque entonces no se utiliza el mismo criterio para regiones dónde durante siglos ha habido pasturas y sobre ellas animales comiéndolas, caso de las pampas. ¿Cuál es la línea de base? Si no se cuentan a los pantanos, ¿cuál es la línea de base de las pampas?
El destacado científico no es necio, convocó a relativizar indicando que hay mucho por hacer. Si se reducen 20% las emisiones de todas las fuentes GEI juntas, se podría lograr un metano balance cero, de hacerlo un poco más se lograría balance negativo y se pasaría a enfriar el planeta. La respuesta principal está en las fuentes de energía renovables, en la reducción de la deforestación y mediante un mejor manejo de las pasturas, aumentando su diversidad con leguminosas. En estos últimos temas nos consta el incansable trabajo tanto desde el INIA como a través del Instituto Plan Agropecuario. Nuestro país tiene una institucionalidad que se ocupa y da respuesta.
Otro cantar, difícil de contestar desde la academia, es como responder a las histerias del mundo industrializado y sus exigencias tras las cuales se agazapan sus históricas obsesiones proteccionistas.