Promisorias expectativas para la ganadería a pesar de la “larga sombra”
Viernes 25 de octubre de 2024. Lectura: 5'
Por Tomás Laguna
Existen firmes expectativas de buenos años próximos para el negocio de la carne vacuna; no obstante, el país se ve obligado a asumir nuevas metas en el marco de los acuerdos de Naciones Unidas en cuanto a la emisión de los GEI.
El agro negocio de la carne vacuna tiene por delante una coyuntura muy promisoria, con un razonable optimismo ante una tonificada demanda en los mercados internacionales. Los principales exportadores de este noble producto aún enfrentan dificultades para sostener su oferta. Estados Unidos no se recupera de un proceso de alta faena estimulada por elevados precios, baja retención y como consecuencia disminución del rodeo. Brasil no se repone de los efectos de la sequía y los incendios, lo que afecta la oferta de ganados preparados. Australia y Argentina también tendrían sus dificultades para mantener una oferta fluida de ganado para industria. Los bróker se ven en dificultades para acceder a oferta en consonancia con la demanda. China seguramente deberá mejorar los precios para lograr sostener el suministro de carne en una demanda interna estimulada por políticas efectivas de estímulo al consumo doméstico por parte de su gobierno. A este escenario se agrega la apertura de nuevos mercados en Asia para la carne uruguaya. En definitiva, con un horizonte proyectado al 2027 existen razonables expectativas de buenos negocios para la exportación de carne.
Este miércoles pasado, cumpliendo 60 años, finalizó la SIAL, una de las ferias de alimentación más importante para los mercados mundiales. Nuestro país tuvo una exitosa participación gracias a la representación institucional por parte de INAC. Podemos concluir que nuestro producto hoy es apreciado en los mercados externos por la confiabilidad en los sistemas productivos, la trazabilidad del producto, la transparencia en los procesos, la sustentabilidad demostrada, el cumplimiento de la condición de libre de deforestación. En definitiva un cúmulo de atributos que se han obtenido a lo largo de los años por un persistente trabajo dónde la institucionalidad del agro ha sido sustantiva.
Estamos en condiciones y nos merecemos capitalizar los beneficios de tantos años de trabajo. No obstante no deja de preocupar que la malhadada “sombra de la ganadería” nos complique con nuevas e injustas condiciones…
Ocurre que nuestro país deberá evaluar y cumplir nuevas exigencias en el marco de los compromisos asumidos ante los organismos internacionales en materia de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En efecto, en noviembre próximo tendrá lugar la 29ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29). Esta vez con sede en Bakú, Azerbaiyán. Y el panorama en la materia es preocupante.
Los acuerdos alcanzados en 2015 en la COP21 (París) establecieron compromisos para las partes con carácter universal, no solo para los países industrializados. Se estableció el objetivo de reducir los GEI de modo de limitar el calentamiento global a menos de 2º centígrados (incluso la meta sugería 1,5º) con proyección al 2100. Esto debería ser posible a partir del compromiso de cada país por alcanzar determinadas contribuciones (NDC por sus siglas en inglés) para la reducción de las emisiones a nivel país y consecuentemente medidas de adaptación a los efectos del cambio climático. Uruguay fue firmante y como tal asumió su compromiso en materia de NDC. Necesario es considerar que en nuestro país la actividad agrícola y demás usos de la tierra son responsables del 75% de las emisiones mientras que los sectores consumidores de energía (transporte y otros) son responsables del 20% de las emisiones GEI. A nivel mundial esta relación es inversa. A su vez del total de nuestras emisiones por la actividad agrícola el 85,4% proviene de la fermentación entérica del ganado vacuno no lechero, el restante 14,6% corresponde al ganado lechero, ovino y otros rumiantes, más el manejo del estiércol y el cultivo de arroz. Por lo que cualquier compromiso de reducción de los GEI debía referirse a estas actividades productivas.
En el marco de la Convención Marco de UN cada 5 años se realiza una evaluación del alcance de los objetivos acordados. El primer balance mundial del Acuerdo de París ocurrió el año pasado en la COP28 realizada en Dubái. Con preocupación se concluyó que se estaba muy lejos de limitar el aumento de temperatura a los niveles establecidos en 2015. Así fue que se establecieron nuevas metas. El nuevo acuerdo global estableció que para limitar el calentamiento global a 1,5ºC se deberán reducir las emisiones mundiales de GEI en un 43% hasta 2030 y un 60% hasta 2035 en relación a los niveles de 2019, y procurar llegar a cero en las emisiones netas de dióxido de carbono para 2050. Por cierto que el nuevo acuerdo es mucho más complejo en su alcance y su alcance excede esta nota. La preocupación que motiva estas reflexiones refiere al mandato para que cada nación firmante redefina sus metas comprometidas a través de las NDC en el 2015, aumentando la exigencia de las mismas.
Para ello el Ministerio de Ambiente ha trabajado en talleres para definir una nueva meta en NDC. En esa dinámica es que está convocando para una consulta pública a realizarse el próximo 29 de octubre con el objetivo de validar la 3era. Contribución Determinada a Nivel Nacional sobre Cambio Climático. La instancia es clave en cuanto a cómo puede afectar estos nuevos compromisos el promisorio y sostenido desarrollo del agro-negocio de exportación ganadero.
Los compromisos de Paris 2015 permitían considerar la reducción de emisiones en términos relativos, lo que implicaba relacionar las emisiones con la productividad y no en términos absolutos. Esto nos obligaba a ser más eficientes en nuestros procesos productivos, tarea a la que se abocó nuestra investigación y la propia producción. En las nuevas exigencias esta condición no necesariamente estaría siendo respetada, pretendiéndose que la reducción en los GEI se mida en términos absolutos.
¿Nuevos compromisos serán condición limitante para el agro negocio ganadero? Felizmente la institucionalidad esta alerta y activa. En los primeros días de noviembre se realizará una conferencia promovida por INAC, el MGAP y la FAO sobre Ganadería y Sostenibilidad.
A pesar de los críticos de la fuerte institucionalidad del agro, para quienes en el pasado pretendieron recortarles recursos, esta institucionalidad será, una vez más, quien dará las respuestas para que el agro negocio ganadero siga siendo una actividad en expansión de nuestra economía.
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