Milei y Trump sacuden el Mercosur: oportunidades y riesgos para la región y sus repercusiones con la UE
Edición Nº 1062 - Viernes 21 de noviembre de 2025. Lectura: 3'
Por Alvaro Valverde Urrutia
El acuerdo entre los presidentes de Argentina y Estados Unidos, Milei y Trump, ha generado un fuerte movimiento en la agenda comercial del Mercosur y en sus relaciones con la Unión Europea. Mientras el bloque observa cómo esta apertura podría afectar el comercio y la integración interna, cada país miembro evalúa los efectos positivos y negativos de este nuevo escenario, entre expectativas de crecimiento y cautela ante posibles tensiones.
El acuerdo bilateral Milei–Trump marca un giro hacia la liberalización del comercio, con la eliminación o reducción de barreras para determinados productos y la apertura de mercados que antes eran más limitados para Argentina. Desde la perspectiva argentina, el arreglo promete un incremento en las exportaciones industriales y agropecuarias, además de atraer inversiones estadounidenses. Sin embargo, esta apertura parcial plantea interrogantes sobre su alcance real: no se trata de un acuerdo de libre comercio, sino de un acuerdo sectorial que prioriza ciertos rubros estratégicos, dejando fuera industrias y productos que podrían quedar expuestos a la competencia externa sin protección.
La implementación de este acuerdo también genera tensiones internas en el Mercosur, ya que países como Brasil, Paraguay y Uruguay deben analizar cómo equilibrar sus intereses frente a un miembro que decide avanzar unilateralmente en una política comercial más agresiva. Esta misma apertura plantea desafíos importantes para los socios regionales.
Uruguay, por ejemplo, adopta una postura cautelosa. Aunque un mayor flujo comercial argentino hacia Estados Unidos podría generar oportunidades de cooperación y complementariedad, también existe el riesgo de que productos argentinos compitan directamente con los uruguayos en mercados estratégicos. La necesidad de equilibrar los beneficios potenciales con la protección de su propia industria y de sus agroexportaciones mantiene al gobierno uruguayo en alerta, evaluando estrategias de coordinación dentro del bloque.
Paraguay enfrenta un escenario similar: un incremento de importaciones estadounidenses a través de Argentina podría afectar la demanda de productos paraguayos en mercados regionales, obligando a realizar ajustes internos en sus políticas de comercio exterior.
Brasil, aunque mantiene un vínculo institucional con Argentina, observa con atención que este tipo de acuerdos bilaterales puede debilitar la cohesión —prácticamente nula en el plano político— del Mercosur y ejercer presión sobre su estrategia de negociación externa.
Al mismo tiempo, el acuerdo Milei–Trump tiene repercusiones indirectas sobre las negociaciones con la Unión Europea. La expectativa de un acuerdo Mercosur–UE se ve condicionada por la dinámica que genera un miembro del bloque que busca avanzar con terceros países. Si bien la UE observa con interés la apertura de nuevos mercados, persisten dudas sobre la protección de sectores sensibles, especialmente la agricultura europea, que teme la entrada de productos del Mercosur sin cumplir los mismos estándares sanitarios y ambientales.
La implementación del acuerdo argentino–estadounidense podría servir como antecedente de flexibilización y modernización del Mercosur, impulsando a la región a acelerar negociaciones. Pero también genera fricciones internas sobre la estrategia del bloque frente a socios externos.
Entre los aspectos positivos, la apertura comercial puede generar mayor inversión y empleo en sectores estratégicos de Argentina y, a nivel regional, incentivar la competitividad y la diversificación de mercados. Entre los riesgos, sobresalen la fragmentación del Mercosur, la presión sobre productores locales de otros países del bloque y la necesidad de negociar cláusulas de salvaguardia que protejan intereses comunes.
En este escenario, la clave para Uruguay, Paraguay y Brasil será mantener un equilibrio entre aprovechar las oportunidades que ofrece el acuerdo Milei–Trump y proteger sus economías frente a efectos secundarios indeseados. La coordinación intra-Mercosur y la negociación paralela con la UE se vuelven esenciales para que los beneficios se amplíen a toda la región y no se concentren en un solo país.
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