Los amigos del “sur global”
Viernes 7 de marzo de 2025. Lectura: 2'
El gobierno recién asumido anuncia una “gran sintonía” con Lula da Silva. Se baraja un “alineamiento” al llamado “sur global”, ese bloque donde orbitan los regímenes del socialismo del siglo XXI. Parece que el rumbo es nuevamente el de subordinar la política exterior a la simpatía “progresista”, dejando de lado el pragmatismo que Uruguay ha cultivado con éxito en los últimos años.
Se entiende que Brasil es un socio mayúsculo para Uruguay. Lo preocupante es la noción de “amoldarnos” a la agenda geopolítica de Lula y sus aliados, en vez de mantener un espacio de autonomía tan necesario para un país como el nuestro. No se trata de enemistarse con Brasil, sino de no desdibujar nuestras prioridades, como la necesidad de flexibilizar el Mercosur y de abrir nuevos mercados. En la visión “sur global” prima la retórica de la “unidad latinoamericana”, pero se posterga la apertura real.
El antecedente de la Unasur –comandada en su momento por gobiernos como el de Hugo Chávez y Néstor Kirchner– debería recordarnos cómo esos proyectos suelen morir en la inercia, atrapados en poses ideológicas mientras la economía concreta se estanca. Entre tanto, Uruguay, pequeño y dependiente de la inserción externa, necesita verdaderos acuerdos y avances, no palabrería de “construir integración” sin resultados tangibles. Ya sabemos que implica volver al esquema de “alineamiento”: subordinar la política comercial uruguaya a los vaivenes ideológicos de nuestros vecinos.
Lo más preocupante es que esta orientación política se dé después de un quinquenio en el que Uruguay implementó, con mayor o menor fortuna, una estrategia de flexibilización del Mercosur y apertura al mundo. Ahora parece que la prioridad será contentar a Lula y los compañeros del eje bolivariano.
En definitiva, el discurso de “fortalecer al sur global” corre el riesgo de convertirse en una vuelta a las complicidades con “amigos”, postergando el interés nacional. Uruguay necesita acuerdos comerciales e inserción efectiva, no retórica vacía. Mientras se exalta la “unidad latinoamericana”, ¿veremos resultados prácticos o solo la foto de una cumbre con los viejos socios del socialismo del siglo XXI? El país ya experimentó esos coqueteos y vio cuán poco redituaron. Esperemos que esta vez no nos pase lo mismo.
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