La mezquindad
Viernes 17 de octubre de 2025. Lectura: 2'
Por Luis Hierro López
Para gobernar y convencer, hay que actuar con espíritu de grandeza.
La mayor parte de los grupos afines a la izquierda, acá y en el mundo, no pudo ocultar su mal humor y su desacomodo ante el cese de hostilidades en la Franja de Gaza, sobre todo cuando se hizo evidente que el autor preponderante de la nueva situación fue el presidente del odiado Estados Unidos.
Los campeones de la paz y severos críticos del “genocidio” tuvieron que llamarse a silencio, lo que hicieron con mala cara y gesto adusto, como lo personificaron la señora vicepresidente de la República, Carolina Cosse, y el propio presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, al encabezar la manifestación a favor de Palestina, que se realizó la misma noche en que se hicieron los anuncios de paz.
En el mundo, los principales voceros de la izquierda mantuvieron gestos similares, como si estuvieran asistiendo a un velorio en vez de dar rienda suelta a la alegría y la esperanza.
Esa respuesta colectiva demuestra en forma terminante que a estos sectores les importa mucho más su posicionamiento político internacional que la paz en sí misma, las muertes cuando pueden adjudicárselas a sus enemigos y la terminación de la violencia cuando conviene a sus intereses.
Quienes deberían estar ya cansados de apoyar a las peores dictaduras no dejaron su militancia y se encolumnaron automáticamente en contra de Israel y en apoyo de Palestina, respaldando directa o indirectamente a uno de los más sangrientos grupos terroristas, que aún hoy, terminadas ya las acciones bélicas, sigue fusilando en las calles a palestinos supuestamente vinculados a Israel, en una represalia que hasta ahora no ha provocado protestas de ninguno de los vociferantes activistas que hasta hace pocas horas ponían el grito en el cielo.
En esa terrible confusión cayó también —y muy lamentablemente— el gobierno uruguayo, que demoró varias horas en balbucear una declaración de apoyo a lo “ocurrido en Egipto”, la firma de la paz, pero sin mencionar al principal protagonista, Donald Trump. Enmendó en parte la plana el presidente Orsi, que fue más explícito que la declaración de la Cancillería, aunque se enredó posteriormente con una extrañísima e innecesaria forma de negarle méritos a María Corina Machado para recibir el Premio Nobel de la Paz. El peso político del chavismo sigue siendo muy oscuramente influyente en el Frente Amplio.
La actual macabra pirueta se trata de una conducta similar a la verificada durante la pandemia, cuando la mezquindad de varios dirigentes frenteamplistas provocó su oposición a las medidas sanitarias del gobierno con inesperados caceroleos y otras formas de protesta, abandonando cualquier intento patriótico. Ahora el desconcierto ha sido similar y la visión sectaria y politizada les ha impedido celebrar la perspectiva de la paz.
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