La herencia penitenciaria y la desmemoria del ministro
Viernes 20 de junio de 2025. Lectura: 2'
A veces, el silencio sería una muestra de prudencia. Pero el ministro Negro optó por hablar, y al hacerlo, volvió a ese libreto de siempre que el Frente Amplio repite cada vez que la realidad lo incomoda: culpar a otros, a la LUC, a la historia, a lo que sea, menos a sí mismos. Tras el trágico incendio en el Comcar que cobró la vida de cuatro reclusos, el ministro no tuvo reparo en decir que la culpa de la sobrepoblación carcelaria era “en gran parte” de la Ley de Urgente Consideración. Una afirmación cínica, deshonesta y francamente ofensiva para quienes aún recordamos cómo dejó su partido el sistema penitenciario luego de quince años de gobierno.
Si algo hizo la LUC fue poner el foco en combatir el delito y dar herramientas a la Policía y a la Justicia. ¿Y cuál fue el resultado? Mejores indicadores de seguridad y una mayor presencia del Estado donde antes reinaba la impunidad. El aumento de presos es consecuencia de que se empezó a aplicar la ley y a procesar a quienes delinquen. ¿Qué pretendía el ministro, que la solución fuese dejar en libertad a los delincuentes para aliviar las cifras?
La verdad es que si las cárceles hoy están saturadas es porque el Frente Amplio no hizo nada durante tres gobiernos para construir soluciones sostenibles. Dejaron un sistema en ruinas, con celdas inhumanas, sin luz, sin agua, sin baños. Dejaron centros penitenciarios copados por el crimen, con internos sometidos a otros internos, con estructuras edilicias colapsadas y sin un plan serio de rehabilitación.
¿Olvida el ministro que durante su gestión —cuando el Frente era gobierno— ocurrió el horror de un preso que mató y devoró a su compañero? ¿Olvida que organismos internacionales y el propio Comisionado Parlamentario denunciaron por años las violaciones sistemáticas a los derechos humanos? ¿Olvida que fue recién en 2020 que se cerraron los peores calabozos y se emprendió una reforma estructural que ellos nunca encararon?
Negro no habla de eso. Prefiere apuntar a la LUC. Pero lo cierto es que el sistema penitenciario uruguayo colapsó por abandono, desidia e improvisación. Y si hoy cuesta resolverlo, es porque su partido, el del ministro, entregó una herencia maldita. Basta de excusas: es hora de que, por una vez, se hagan cargo.
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