Edición Nº 1041 - Viernes 27 de junio de 2025

Hay que sincerarse: asistencia a la Previsión Social

Viernes 27 de junio de 2025. Lectura: 5'

La discusión pública sobre “quién pone el dinero” en los distintos fondos de jubilaciones y pensiones, difiere de lo que se suele escuchar; todos son asistidos mediante recursos de toda la sociedad, argumenta el Ec. Isaac Alfie en una interesante nota para El País que recomendamos a nuestros lectores.

En el mundo, los sistemas de jubilaciones y pensiones constituyen un problema para las finanzas públicas ya que, en mayor o menor medida, todos los países tienen sistemas públicos de reparto. Uruguay no es la excepción. Hoy el principal fondo de retiro (BPS) tiene un régimen mixto (reparto y capitalización) y, los restantes, con excepción del Notarial, van camino a ello de acuerdo a la última reforma. Las variables clave de todo sistema previsional son, la edad y forma de cálculo del haber de retiro —conjuntamente con el mecanismo de actualización—, ambos en relación al tiempo esperado de sobrevida, independientemente del sistema que se adopte —capitalización individual o reparto—. Bajo un sistema de reparto, además, la relación activo – pasivo es la otra variable central.

Situación

Los problemas individuales de cada fondo son conocidos y es claro que todos requieren ajustes periódicos. Hoy sólo resta la caja profesional, donde llama la atención la discusión, así como lo hacía la inacción del PE cuando se auto-otorgaron beneficios en exceso a los mínimos legales, sabiéndose actuarialmente insostenibles. El art 8 de la ley vigente permite que, el voto negativo de algún director, trasladado al Poder Ejecutivo, suspenda el acto, siendo el PE, que tiene 2 de los 7 directores, quien define. En definitiva, tiene poder de veto, pero a iniciativa de uno o más directores.

La caja bancaria tiene impuestos más altos sobre sus aportantes, uno especial, por fuera del IASS sobre las pasividades y otro afectado sobre los activos bancarios y de otros afiliados votado en 2008, que pagamos todos. Son estos impuestos los que le permiten sobrevivir. Entonces tengamos claro, es la sociedad en su conjunto la que subsidia a una caja que cuenta con 18.000 activos y 19.500 pasivos.

La caja de profesionales también recibe tributos de la sociedad —los timbres— que representan un tercio de sus ingresos operativos, y eso es un subsidio que todos pagamos. Los “timbres” recaen en recetas de medicamentos, cirugías, partos, análisis de laboratorio, el patrimonio de las empresas, las declaraciones ante DGI, BPS, y otras diversas situaciones cotidianas.

La caja Notarial también es soportada en parte por impuestos que abonamos todos cada vez que recurrimos a los servicios de un escribano. En este caso, salvo que actúen profesionales muy destacados y en temas complejos, el impuesto es compartido con el profesional, quien desde el punto de vista económico, paga parte de ese impuesto.

Entonces, todos los fondos, BPS, policial, militar, bancario, notarial y profesional, son asistidos (subsidiados) por impuestos generales. Si uno lo está más que otro no es cuestión de valores absolutos, los datos deben ser tratados de manera justa, tomando en cuenta la relación activo – pasivo de cada fondo, el subsidio total vía impuestos, tasas, sobretasas de aportación y otros ingresos legalmente afectados, por fuera de los aportes personales, así como su monto en relación al haber que cobra el retirado. La especificidad de los citados fondos también hace necesario condiciones diferentes, algo que ya es así, pero no necesariamente es inmutable.

Siendo que todos los sistemas de jubilaciones y pensiones reciben subsidios de todos los contribuyentes, sean vía impuestos afectos o “asistencia financiera”, no corresponde discriminar en función de la capacidad de presión de pequeños grupos. La justicia en el tratamiento implicaría definir un porcentaje de subsidio sobre el haber al momento de retirarse, parejo para todos[1], al menos para todos los que tengan el mismo haber de retiro o, si se quiere, como lo tiene la ley de 2023, otorgando un subsidio adicional a las pasividades de menor cuantía. Lo anterior implica reconocer que existen diferencias salariales entre los sectores y, por ende, diferencias de aportes, pero similar tratamiento para el cálculo jubilatorio en función del salario de actividad, aportación y edad. Toda otra solución es ilógica, como también lo es seguir votando impuestos afectados para sostener lo insostenible y luego decir “no hay ninguna asistencia estatal”, cuando la hay y en gran escala. Esto es particularmente notorio en el BPS, cuyo balance 2024 mostró “superávit”, pero recibió una asistencia total de unos US$ 4.100 millones, incluyendo la sobretasa de aporte patronal del Gobierno Central e Intendencias.

El cuadro adjunto muestra las principales variables de todos los fondos, salvo el policial y militar, cuyas cifras no están disponibles en las respectivas páginas WEB y por ende no me fue posible analizar. Desde el momento que los impuestos afectados a cada Caja, en alguna medida son pagos por los propios beneficiarios, y por tanto no deben considerarse subsidio, es bueno dejar claro que la comparación puede no estar exenta de controversia respecto al “número exacto”, pero no así en el concepto. Así tenemos una pésima relación activo – pasivo en la caja bancaria, muy mala en BPS y Notarial y algo mejor en la de profesionales. Cuando se mide el peso de los impuestos afectados[2], en la caja bancaria el 49,9% de los egresos por pasividades son cubiertos por éstos, siendo 33% en la de profesionales, 39,9% en el BPS y 39,2% en la Notarial. Dentro de ésta última (Notarial) he supuesto que 2/3 del montepío lo soporta económicamente el escribano y el restante tercio se traslada al precio de su servicio.

Hay que sincerarse, decir claramente cómo es el subsidio, no esconderlo detrás de impuestos afectados, que las cajas “sientan” como propios, cuando no lo son. El total de impuestos afectados a “las cajas”, ronda el 4.1% del PIB.

[1] Eso de futuro porque en lo actual se debe tener en cuenta la relación activo – pasivo que traen consigo diferencias notorias en los recursos disponibles.

[2] Se excluye, cuando la hay, la sobretasa de aporte personal – definida ésta por el exceso sobre el 15% que se aporta al BPS –, ni el impuesto a sus propias pasividades. El IASS es afectado al BPS.



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