Extemporáneo proyecto de ley limitando la propiedad de los corrales de engorde
Edición Nº 1054 - Viernes 26 de setiembre de 2025. Lectura: 5'
Por Tomás Laguna
Por estos días se conoció un proyecto de ley por el cual se pretende prohibir y/o limitar la gestión de corrales de engorde por parte de la industria frigorífica. El proyecto es iniciativa del senador Sergio Botana y se fundamenta en una posible manipulación del mercado de hacienda por parte de la industria. La propuesta es, en extremo, cuestionable tanto en su espíritu como en su fundamento.
Previo a considerar las restricciones a la actividad empresarial de la industria frigorífica propuestas por el senador Botana, corresponde una referencia al escenario ganadero. Recientemente se dieron a conocer los datos preliminares del stock bovino según la declaración jurada anual al 30 de junio de este año. Las existencias totales respecto del año anterior prácticamente no han variado: 11 millones 455 mil cabezas al 2025, apenas 4.000 cabezas menos que un año atrás. Pero nos dicen más las cifras que explican la productividad de ese rodeo. Al 2025 hay 407 mil terneros más respecto al año anterior (+15%), superando este año el gran objetivo de los 3 millones. Esta mayor cantidad de terneros neutraliza el descenso en el total de novillos, 321 mil menos que el año anterior (-15%). En tanto, las vacas de cría, la máquina de producir, se mantienen en la misma cantidad que un año atrás. Una eficiente dinámica en una cadena que responde a una fuerte tracción desde la demanda.
Entre ambas declaraciones de existencias, la faena total disminuyó 2,5%, casi 58.000 cabezas menos. Pero el dato significativo refiere a que la faena de novillos aumentó en 43 mil cabezas (+3,8%), en tanto que la de vacas y vaquillonas disminuyó en 101.000 cabezas (-8%). Tal cual lo analiza el Ing. Agr. Esteban Montes, del Instituto Plan Agropecuario, estamos lejos de una situación límite en el abastecimiento de ganado para la industria.
En este escenario muy dinámico de extracción, acompañado con una buena recomposición del stock a partir de una mayor cantidad de terneros, los precios entre años se mostraron muy tonificados. El valor del novillo gordo aumentó 40%, la vaca gorda 42%, en tanto que el ternero de reposición se valorizó 28%. Es posible establecer objetivamente la alta correlación entre el valor del producto final de la industria, comercializado en todos sus destinos, con el precio pagado al productor que remite a industria. Esa correlación fluctúa en torno al 96% para cada uno de los años considerados, pero en el promedio de los últimos años no es menor al 94%. Esto implica que, en un mercado transparente donde la exportación de ganado en pie es una condición fundamental, la industria está condicionada a trasladar el valor final comercializado a la producción primaria.
En el ámbito de la recientemente finalizada Rural del Prado, las gremiales de la industria frigorífica convocaron a una presentación para entender, en números, la dinámica y relevancia de esta actividad, además de su contribución a la economía del país. En la misma presentación el Ec. Pablo Roselli, reconocido analista y consultor, analizó el beneficio bruto alcanzado por la industria frigorífica antes de impuestos, intereses y amortizaciones. Ese margen oscila en torno al 2,8% del valor bruto producido. Resulta muy exiguo cuando a partir del mismo se deben atender amortizaciones, servicio de deuda, nuevas inversiones y utilidades. Esta presentación dio pie para que, en el cierre de la conferencia, el director ejecutivo de la Cámara de la Industria Frigorífica, Sr. Daniel Belerati, con tono dramático reclamara que, ante la falta de competitividad para producir en un país estructuralmente muy caro, solo el aumento de volumen a procesar a nivel industrial puede dar respuesta a una industria altamente condicionada por su falta de rentabilidad.
En este escenario dinámico, donde el productor ha sabido responder al estímulo del precio recibido, donde adicionalmente la industria clama por mejores condiciones para ser competitiva, inopinadamente y sin argumentos que lo justifiquen, aparece esta iniciativa del senador Botana, pretendiendo establecer limitaciones a las estrategias de negocios de una industria ya, de por sí, cuestionada en su competitividad. Nada más absurdo que introducir regulaciones que limitan la actividad empresarial en un rubro de la economía que de por sí está funcionando bien, de forma fluida. Donde no hay elementos objetivos que sugieran actos de dominio en el mercado mediante precios por parte de la industria.
Es cierto que los corrales de engorde están mayormente en manos de los frigoríficos. Se trata de una solución estratégica para el industrial, que de esa manera se asegura insumos para la faena ante una posible reducción en la oferta y la distorsión que esto provoca cuando hay compromisos de entrega para exportar. Pero también es de resaltar que el ganado allí encerrado constituye una demanda agregada en los mercados intra-ganaderos y, como tal, fortalece al complejo criador.
Como justificación al proyecto de ley, en la exposición de motivos se menciona como antecedente y referencia una ley federal de los Estados Unidos que data del año 1921. La ley de Packers and Stockyards fue promulgada con el objetivo de asegurar una competencia justa, prevenir prácticas monopolísticas y proteger a los productores, consumidores y participantes del mercado de actos injustos o engañosos en las industrias ganaderas, avícolas y del cerdo. En ningún lugar de dicha ley hay regulaciones o prohibiciones a prácticas productivas específicas, en particular los feed lots. De hecho, no existe ninguna regulación federal que prohíba a un frigorífico gestionarlos. Desconocemos si existen otras regulaciones a nivel de algún estado en particular.
Concluyendo: no hay argumentos que justifiquen la iniciativa del senador Botana. Resulta extemporáneo incurrir en nuevas regulaciones y limitaciones a la actividad empresarial en nuestro país, en lo general, pero en particular en el tema que nos ocupa. Más aun cuando serán de difícil control, alimentando una burocracia ya de por sí cuestionada. Este proyecto de ley solo se entiende desde la demagogia ruralista, procurando quedar “bien” con creencias confabuladoras desde la industria que aún suelen atormentar a algunos ganaderos.
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