Edición Nº 1054 - Viernes 26 de setiembre de 2025

En Ancap también: cuanto peor, mejor...

La iracundia de Fancap y sus aliados del frentismo, hicieron fracasar el intento de asociación público-privada para el deficitario negocio del pórtland de Ancap. Es triste pero lógico: ¿quién va a querer invertir su dinero en un negocio en el que la contraparte laboral es capaz de tomar medidas destructivas y que, además, tiene como aliado a los sectores mayoritarios de una izquierda igual de radicalizada?

El martes fue un día triste. Así lo definió con elocuencia el Ing. Stipanicic, presidente de Ancap, luego de que la apertura de sobres de la licitación para asociar Ancap con uno o más privados en el deficitario negocio del pórtland no recibiera ofertas y el llamado se declarara desierto. Las estimaciones más conservadoras, explicó Stipanicic en conferencia de prensa, indican que los contribuyentes uruguayos hemos perdido -en las últimas dos décadas- la suma de 800 millones de dólares en este negocio.

Para entender cómo se llegó a esta penosa situación hay que comenzar haciendo un poco de memoria. Sin temor a sonar exagerados, diremos que, en 2020, el gobierno de coalición heredó una Ancap al borde de la quiebra. Pese a la millonaria suma de dinero que los contribuyentes uruguayos desembolsaron (622 millones de dólares) cuando el Frente Amplio decidió capitalizar la empresa, varias de las unidades de negocio siguieron funcionando a pérdida durante todo el quinquenio pos-Sendic.

Según han explicado las actuales autoridades del Ente, al momento de hacerse cargo de la empresa todas las plantas de cemento-pórtland que administraba el Estado tenían problemas. Una peor que la otra. La planta de Paysandú opera solo 200 días al año en lugar de los 300 necesarios para ser rentable. En 2014, el Frente Amplio adquirió un horno de 80 millones de dólares para la planta, pero nunca se instaló debido a su alto costo (100 millones de dólares). Luego se descubrió que faltaban partes en 40 de los 90 contenedores en los que se almacenaba el horno.

La planta de Minas se encuentra una situación similar y requiere una inversión de 100 millones de dólares para modernizarse y reducir costos. Sin embargo, se ha observado un desperdicio de recursos significativo, como mantener a 40 jardineros que, según la entonces presidenta de Ancap en 2017, Martha Jara, no eran necesarios. A pesar de ello, el sindicato de Ancap celebró la recontratación de 16 jardineros por tres meses a un costo de 200 mil dólares.

Finalmente, en Treinta y Tres, Ancap invirtió 140 millones de dólares en una planta de cal con un único cliente. Dado que las ventas a Brasil se realizan con un tipo de cambio fluctuante y a veces el costo del flete supera el valor de los productos transportados, es improbable que la inversión se recupere. Si el cliente se perdiera, la situación empeoraría, ya que se vería obligado a cerrar el negocio con graves consecuencias.

No hay que ser un avezado analista para comprender la gravedad del asunto. Cada año que pasa la unidad de cemento-pórtland pierde entre 10 y 15 millones de dólares. El atraso tecnológico es muy grande y la situación de ineficiencia en los costos fijos muy alta. Actualmente, Ancap accede al 35 % del mercado -cuando supo tener más del 60 %- ya que las compañías privadas producen y venden a mejores precios.

Justamente, el proceso de licitación que se acaba de declarar desierto tenía como objetivo encontrar un socio estratégico que ayudara a Ancap a sortear estos problemas. No obstante, mientras el directorio se esmeraba en la búsqueda de soluciones para garantizar la continuidad de todos los trabajadores, Fancap respondió con una escalada de medidas extremas.

Primero paralizaron la refinería de La Teja, algo inédito desde 1973, luego vinieron marchas, paros y ocupaciones indebidas, hasta llegar al chantaje de la parada por mantenimiento, que Fancap aprovechó para tomar medidas, extendiéndola 30 días más y causando un prejuicio diario de 800.000 dólares.

El Frente Amplio, en lugar de alinearse con la búsqueda de soluciones sensatas y en interés del país, ha cuestionado constantemente las soluciones propuestas por el directorio oficialista y ha respaldado las posiciones del sindicato de Ancap. Esta postura ha contribuido al clima de confrontación que ha rodeado el proceso. No quedan dudas de que la actitud ha sido destructiva y de chantaje. Siendo así, no nos sorprende el triste resultado del martes.

Así y todo, el Ing. Stipanicic aseguró que la actual administración no se rendirá en la búsqueda de soluciones. Entre otras medidas, ANCAP explorará las alternativas que ofrece el artículo 33 del TOCAF, que permite la contratación directa en casos en que una licitación se declare desierta. Esto representa un esfuerzo por parte de la empresa para encontrar soluciones fuera del proceso de licitación tradicional.

De igual manera, Ancap se embarcará en una profunda reestructuración de su negocio de cemento y cal, buscando estrategias industriales diferentes para abordar los problemas que han afectado la viabilidad de la empresa en este sector.

En fin, lo del título...




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