Por Jorge Ciasullo
Hace ya un tiempo se tomó la decisión, por parte del Poder Judicial, de que actores del mismo informaran a la prensa sobre actuaciones en curso, con ciertas limitaciones, por ejemplo: "por estar en desarrollo la investigación".
Sin duda, puede considerarse que la medida otorga transparencia a sus trabajos, pero debe reconocerse que las "luces y cámaras" en oportunidades encandilan.
Los periodistas cumplen su función y hasta su deber de informar, amparados y es bueno que así sea, en la libertad de expresión e información.
El problema, desde nuestro punto de vista, es cuando se cae en el exceso en busca de la primicia y todos los involucrados o la mayoría realizan declaraciones a los medios a partir de la puerta del juzgado, lo que puede generar conclusiones erróneas, en particular cuando se trata de una persona pública o de la "farándula".
Declaraciones que son "reenviadas" en forma exponencial por las redes sociales, que en oportunidades comprometen la ética y la moral de los involucrados, lo que en algunos casos ha sido motivo de reclamos judiciales.
Por esa razón, creemos sí que es saludable y hasta ejemplar en el mundo el cumplir a rajatabla con la "libertad de expresión".
Al mismo tiempo, consideramos que todos los actores de un proceso deberían limitar sus expresiones, que pueden no solo confundir, sino provocar daños irreparables, por aquello de: "la duda queda".
Por lo expuesto, es sano que el Poder Judicial informe, pero también que ello debería realizarse bajo ciertas garantías, en particular cuando el proceso está en curso.
Sería más sano para todos.