El “Estado ausente” versión ASSE
Edición Nº 1042 - Viernes 4 de julio de 2025. Lectura: 2'
Mientras Uruguay atraviesa uno de los inviernos más crudos en años, con siete personas muertas en situación de calle, hospitales colapsados por infecciones respiratorias y un sistema de refugios desbordado, la mayor institución de salud del país ni siquiera puede sesionar. Sí, en el peor momento, ASSE quedó paralizada por falta de quórum. Es difícil encontrar un ejemplo más claro del desorden, la imprevisión y la falta de profesionalismo con que el Frente Amplio ha iniciado su gobierno.
Hace cuatro meses se llenaron la boca prometiendo cambios profundos y una “gestión responsable” de la salud pública. Cuatro meses después, no pueden sentar a cinco personas en una mesa de directorio para tomar decisiones básicas. No se trata de un problema administrativo menor. Es una emergencia de gestión. ASSE es responsable de la atención de casi un millón y medio de uruguayos, de garantizar las camas de internación que hoy escasean, de coordinar con el Sinae y de responder a la crisis sanitaria que la ola polar desató. Y mientras todo esto ocurre, el directorio está vacante…
La licencia del presidente de ASSE puede estar prevista desde hace meses, pero el hecho de que no se haya resuelto la designación de los representantes sociales que completan el directorio es, por donde se mire, un acto de negligencia política. Durante la campaña, se cansaron de decir que llegarían preparados. Que tenían los equipos listos. Que sabían qué hacer. Hoy, con las emergencias desbordadas y miles de personas necesitando atención, ni siquiera pueden cumplir con lo mínimo: asegurar que su principal prestador funcione.
Y mientras los pacientes esperan horas en los pasillos, mientras la gente muere a la intemperie, mientras los trabajadores reclaman respuestas, el relato oficial se limita a excusas sobre la transición. No hay plan. No hay orden. No hay liderazgo. Este episodio no es anecdótico. Es un símbolo del caos que se instaló en el Estado desde el 1º de marzo.
Si no son capaces de garantizar que ASSE opere con la mínima institucionalidad requerida por ley, ¿qué garantías tenemos de que podrán enfrentar los desafíos más complejos que vienen? Si cuatro meses después de asumir no logran sentar cinco directores en una mesa, ¿cómo pueden sostener que este gobierno tiene rumbo?
Mientras tanto, los que ayer se decían los campeones de la sensibilidad social hoy ofrecen un espectáculo de imprevisión vergonzosa. No es retórica. Es una constatación: este Frente Amplio improvisa mientras la salud pública tambalea.
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