La Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), nombre dado al mercado centralizador de productos de granja, en particular frutas y hortalizas, es hoy motivo de fuertes controversias entre los productores granjeros a partir de su gestión.

Hay una larga historia que es necesario recordar para entender el origen y razón de ser de esta importante institución concentradora de la producción y formadora de precios para el abasto interno de los productos de granja.

En sus inicios fue el Mercado Modelo la entidad concentradora de la producción granjera. Fundado en 1934, su administración fue otorgada en concesión y por 40 años a la Concentración Nacional de Productores Agrícolas, una sociedad anónima creada a esos efectos. Tras la re-institucionalización democrática, la administración municipal colorada presidida por el Ec. Julio Iglesias procedió a rescindir la concesión, ya largamente caducada, pensando por entonces en crear un ente público privado con participación de los productores.

Evitando improvisaciones políticas ni voluntarismos desarrollistas, el propio Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de la época procedió a contratar una consultoría de nivel internacional, asignándole el estudio al grupo Semmaris Rungis de Francia, administradores del mercado concentrador de París, quienes trabajaron junto con un estudio de consultores nacionales. El trabajo fue muy detallista, analizando en particular la población y distribución del consumo tanto en Montevideo como resto del país. Entre sus conclusiones estableció que el país, por su tamaño y dimensión de la demanda, no ameritaba más que un solo mercado concentrador, referencia suficiente como formador de precios para todo el territorio de la República. En cuanto a la ubicación del nuevo mercado, con una visión optimista de futuro, se analizaron puntos estratégicos que además de permitir la distribución interna facilitaran la exportación mediante la conexión con el puerto y otras vías terrestres de salida al exterior. De todas las opciones analizadas la consultora optó por el entorno a la ruta 5 a la altura de Melilla, precisamente donde hoy está la UAM.

Desde el fin de la consultora en adelante y a partir de 1989 se produjeron cambios políticos en el país -gobierno nacional en manos de un partido distinto del municipal- que sumieron el proyecto en una larga indefinición. Hasta que nuevamente coincidió una misma administración de gobierno tanto en lo nacional como departamental. Este detalle no es menor, el proyecto se inició con el Partido Colorado en el gobierno nacional y departamental, hasta que nuevamente ambas administraciones vuelven a coincidir esta vez bajo los gobiernos del Frente Amplio. En todo ese tiempo la gestión del viejo Mercado Modelo había quedado en manos de la Intendencia de Montevideo, con participación de las gremiales de productores granjeros en su directorio.

Necesario es reconocer la oportuna decisión tanto del gobierno de la República como el departamental retomando aquel postergado, estratégico y muy necesario proyecto (leyes 18.832 y 19.720). No obstante, de arranque tenemos una primera objeción en el alcance que se trasunta en su nueva denominación. Muy acertado resulta el más actualizado nombre "Unidad Agroalimentaria", pero no el concepto "Metropolitana", limitando su alcance a la capital de la República. Se ignora de esta manera el precepto de que se trata de un mercado concentrador con alcance nacional, donde confluye la producción de Canelones, San José y Salto la cual tendrá por destino no solo Montevideo, sino también Punta del Este, la costa de Rocha y demás balnearios, así como las mismas capitales departamentales, sin descartar un eventual destino exportador.

Más que objeciones luego surgen discrepancias en la gobernanza. La primera fue al discutir la limitada representación de los productores granjeros, la segunda al momento de supeditar la nueva institución a la municipalidad capitalina, quitándole el necesario alcance nacional que debe tener. En su momento y desde esta columna analizamos ambos aspectos. Sentenciamos por entonces que las cosas mal hechas son difíciles de encausar, resultando más difícil echar a andar la gobernanza del nuevo mercado que todo el esfuerzo que implicó la construcción del edificio.

Finalmente la presidencia de la UAM quedó en manos de la IMM con un delegado del MGAP en la Secretaria General. Para el primer cargo se optó por un profesional surgido de las mismas entrañas del partido de gobierno municipal, quien actuó desde un primer momento como un claro operador político. Con ese criterio, gestión política antes que institucional, el enfrentamiento fue primero con la delegada del MGAP a quien ignoró sistemáticamente. Pero la gota que desbordo el vaso es hoy su enfrentamiento con los delegados de las gremiales granjeras. Con graves falencias administrativas en la sustentabilidad económico financiera de la institución, según denuncian los productores, la que se proyecta como un elefante blanco no acorde con las necesidades de la producción. En ese ambiente, el recambio en la contratación de un nuevo gerente general fue uno de los detonantes. Luego de que el directorio convocara a una importante consultora de plaza para el concurso de potenciales candidatos al cargo, luego que ésta consultora se resolviera por el más idóneo para la función, el mismo presidente de la UAM rechazó su contratación. ¿Argumentos? No los conocemos pero nos animamos a inferir que el elegido no responde a su orientación política, por lo que lo hace una persona carente de confianza o difícil de manipular políticamente...

Es lamentable que una entidad primordial para el desarrollo de la granja nacional, que debería responder a acuerdos supra políticos como instrumento de estado y no de conveniencia política, se sumerja en el oscurantismo y mediocridad de objetivos políticos partidarios. La gestión municipal, en tanto sea del FA, contamina todo intento de proyección nacional de la UAM.