El Prof. Dr. Francisco Soca y la salud pública en el interior a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX

Por Daniel Torena

Uruguay, que había avanzado mucho en temas sanitarios a nivel regional latinoamericano, estaba aún lejos de los modelos de los países europeos más desarrollados. En el mundo, Francia era el referente en medicina e instituciones de ciencias médicas, seguido de Alemania, luego los Estados Unidos en la costa este, especialmente, y el Reino Unido. En la región de nuestra América Latina, los estados más avanzados eran Uruguay y Argentina, con significativos avances en ciencia y educación superior. Buenos Aires era el gran centro cultural de América del Sur y, luego, Montevideo presentaba altos niveles similares en temas de educación y cultura, siendo referente en educación primaria en el contexto latinoamericano.

A fines del siglo XIX, en Uruguay, surgieron tres grandes figuras de la medicina clínica según el académico Prof. Dr. Fernando Mañé Garzón: los profesores doctores Pedro Visca (1840-1912), Francisco Soca (1856-1922) y Alfredo Navarro (1868-1951).

El Dr. Soca, desde su inicio como médico que culminó su formación académica en Francia, nunca olvidó sus orígenes de un humilde vecino nacido en una chacra familiar del pueblo Mosquitos (actual Soca), departamento de Canelones. Tampoco olvidó cuando ocupó su primer cargo como médico muy joven en la Jefatura Política y de Policía de Canelones a fines del siglo XIX, en los tiempos del presidente de la República, Tte. Gral. Máximo Tajes (vecino nacido en la Villa Guadalupe, Canelones), y que anteriormente había sido becado por sus méritos profesionales para estudiar en Francia, donde alcanzó altos niveles académicos, por el gobierno del presidente Cap. Gral. Máximo Santos (vecino oriundo de la Villa de Pando, ciudad).

El Dr. Soca nunca se limitó a atender en una sencilla sala de la actual Jefatura de Policía y recorría la campaña a caballo para atender a todos los pacientes que podía, con muy pocas posibilidades de asistencia, por no existir un centro hospitalario en el departamento de Canelones. El gran drama era que, en casos de internación, los vecinos de todo el departamento de Canelones debían ir a internarse en Montevideo, siendo ya Canelones el más poblado del interior y con una relación porcentual de población respecto a Montevideo mayor que la actual. En Montevideo estaban los hospitales adecuados para la época y esa política de centralización se fue afirmando con el tiempo. El Dr. Soca siempre fue un defensor de la necesidad de llevar la asistencia al interior de la República.

Las dos grandes preocupaciones en la vida del Dr. Soca fueron la salud pública en el interior del país y la niñez. Estos fueron sus dos pilares. Los indicadores de mortalidad en la campaña, a medida que se alejaban de la ciudad de Montevideo, eran muy superiores en el interior que en Montevideo, salvo los registros existentes de las epidemias de cólera y fiebre amarilla del siglo XIX, que fueron devastadoras para la población de Montevideo.

En la Facultad de Medicina, el Dr. Soca comenzó su carrera como docente universitario, como profesor de Patología Médica en 1889, donde se destacó ampliamente. Luego, brilló en la Clínica para Niños entre 1892 y 1899 y, en ese año, ocupó por segunda vez la Cátedra de Clínica Médica.

Elevó, por diversos medios escritos, la necesidad imperiosa de contar con centros hospitalarios en el interior del país. El primero al gobierno del Gral. Tajes, quien estaba de acuerdo con él por ser, además de Canelones, conocedor de las terribles necesidades de nuestra campaña. No es casualidad que Tajes fuera el impulsor de la sanidad y el hospital militar, y de contar en las unidades militares con asistencia médica a nivel básico en el interior, porque conocía muy bien las enormes carencias del interior profundo y más aún al norte del Río Negro.

Pero recién las ideas de Soca de lograr tener centros hospitalarios en el interior fueron bien recibidas y estudiadas por los gobiernos del Presidente José Batlle y Ordoñez (1903-1907 y 1911-1915), también los Presidentes Dr. Claudio Williman (1907-1911) y, en especial, Presidente Dr. Feliciano Viera (1915-1919) y el Presidente Dr. Baltasar Brum (1919-1922), ambos hombres del interior del país, apoyaron completamente las ideas del ya muy prestigioso Prof. Dr. Soca.

Sobre la importancia de la clínica médica como algo fundamental de la medicina, el Dr. Soca, de acuerdo a sus estudios académicos en Francia, decía en 1885 en París: "Todo el método se reduce a esto: hacer clínica por mí mismo, hacer corregir mis diagnósticos por los maestros más eminentes de la Escuela de París. ¿Cómo llegué a este doble resultado, pues es cosa entendida que estos principios de la ciencia no se prestarían a servirme directamente? Aquí entra la parte maquiavélica de mi proceder. Sigo cinco días a la semana (por la mañana) el servicio clínico de Mr. Potain y dos días el de Charcot. En todos los servicios de Medicina de París, cada jefe recibe enfermos nuevos un día a la semana, el día de su consulta pública en el hospital. Mr. Pointer recibe enfermos el miércoles por la mañana. Al día siguiente, el jefe examina minuciosamente todos los enfermos entrados y hace diagnósticos a sus discípulos..." "Luego yo hago mi diagnóstico a las tres en punto de la tarde, igual minuciosamente, lo que me absorbe dos horas y a las cinco de la tarde viene el jefe de clínica Mr. Sapalier. Le expongo mis constataciones y mis diagnósticos y me dice si los primeros son conformes a la realidad y los segundos bien deducidos. Si me los contesta los discutimos y en todo caso suspendemos el juicio definido." "Al día siguiente viene Mr. Potain y usted comprende con qué atención y qué vivo interés le escuchamos." "Usted comprende las ventajas luego de hacer treinta o cuarenta diagnósticos por semana. Los diagnósticos, si son erróneos, son inmediatamente corregidos y, si son exactos, inmediatamente confirmados, y esto es sin réplica, pues no hay ninguna presunción de error en los hombres eminentes que nos sirven indirectamente de maestros".

Soca aprendió en el Hospital General de París la clínica médica más avanzada de la medicina de la época de estos grandes maestros, a los cuales admiraba y que él luego sería un gran académico reconocido en Francia, Europa y América Latina.

El primer centro asistencial general hospitalario de Canelones fue inaugurado recién en 1919, donde funcionó en la calle Treinta y Tres esquina Francisco Lavandeira. Impulsado por Soca a nivel de gobierno y recién después de su muerte en 1922, el 30 de septiembre de 1928 se inaugura el primer hospital del departamento de Canelones, en la ciudad de Canelones y los centros auxiliares maternales de las ciudades de Las Piedras y Pando. Posteriormente se construyeron hospitales en otras capitales departamentales del interior del país.

El hospital de Canelones lleva el nombre de "Dr. Francisco Soca" en su homenaje totalmente merecido.




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