Bergara se bajó y pactó con Orsi. Como advertimos hace un tiempo, estamos ante un Frente angosto. El asunto es entre mujiquismo y comunismo. Bergara pide no agitar "cucos", dice que el Frente Amplio ya demostró lo que puede dar cuando gobernó. Por eso mismo, Sr. Bergara; ya conocemos la historia. Cuando Mujica le ganó a Astori, el ex Ministro fue presentado como la gran garantía de moderación. Sin embargo, pese a que su fuerza era muy superior a la de Bergara -que ni siquiera logró sostener su candidatura-, el mujiquismo le armó un gobierno económico paralelo con consecuencias nefastas para el Uruguay, según reconoció el propio ex Presidente Vázquez cuando retornó al gobierno. Una vez más, ayudan a "vestir" la mona...
No es cuco, es realidad. La corriente política impulsada por el extinto Cr. Astori, ha ido perdiendo peso en la izquierda. A Bergara le quedó grande la camiseta. Lo demostró de diversas formas. De indiscutible matriz moderada, el economista egresado en Berkeley comenzó a teñir su discurso con una agenda que le es impropia a la socialdemocracia de la que se decía heredero. Hasta llegó a coquetear con Díaz-Canel. Pese al ridículo esfuerzo de "izquierdización", nunca logró despegar. La polarización frentista lo arrastró. Esta semana pactó con el MPP. Claudicó.
Con su decisión, el Senador reafirma lo que el mes pasado argumentaron las dos agrupaciones frentistas ("Magnolia" y "Plataforma") que le retiraron su apoyo y anunciaron su respaldo al exintendente Orsi. "La polarización electoral total en el mapa político interno, con dos opciones que ya fueron adoptadas por el clamor popular frenteamplista con amplitud y contundencia, nos llevaron a tomar la decisión", justificaron. No hay lugar para la moderación. El panorama es el que los propios frentistas han escogido. Punto y final.
Bergara, que insistió hasta hace poco en que su precandidatura seguía siendo una contribución al necesario "Frente Amplio ancho", hoy -temiendo por su irrelevancia- se decanta por lo menos peor. En sus propias palabras: "Claramente tenemos bastante más distancia política con los sectores que respaldan a Carolina Cosse que a Orsi. Con el Partido Comunista y el Partido Socialista hemos tenido diferencias sistemáticas desde la LUC hasta acá. Es hoy un tema insoslayable".
Es el fin del "astori-bergarismo" y Bergara lo sabe, aunque intente desesperadamente presentarse como una garantía de moderación en un eventual gobierno frentista. "Buscar la caricatura del cuco en el Frente Amplio a esta altura del partido, después de que gobernó 15 años de la forma en que lo hizo, parece realmente extemporáneo y absurdo. El espacio moderado no pierde peso, sólo que se distribuye en las candidaturas que participan en esta instancia y después se va a expresar como espacio seregnista hacia la elección de octubre", remarcó el economista al ser consultado por los equilibrios políticos tras su alianza con el mujiquismo.
"Aprendimos de Astori", dijo Orsi ante un grupo de empresarios el mismo día que Bergara comunicaba su decisión. Dicen que agitamos cucos, pero nos quieren vender gato por liebre. Si bien, previo a lo que fue el gobierno de Mujica, era comprensible que se aceptara la idea de que, con Vázquez, Astori y su equipo al mando, todo estaría bajo control, hoy ese verso es insostenible. Es imposible creer que el menguado economista, en un eventual gobierno de Orsi, pueda ser garantía de moderación y sensatez, teniendo en cuenta, además, que el otro gran espacio estaría liderado por el comunismo y el socialismo ortodoxo con Cosse.
Basta con recordar el gobierno económico paralelo que en su momento el "emepepsmo" le montó al "seregnismo" para advertir la magnitud de los hechos. Cuando Mujica venció a Astori en la carrera por la nominación presidencial, desafiando la opinión de Vázquez, se volvió a presentar al ex Ministro como la principal garantía de moderación. Se argumentó que, aunque Astori sería Vicepresidente, tendría el control político de la economía y contaría con el respaldo de su círculo cercano, con Fernando Lorenzo y Mario Bergara al frente de los organismos económicos clave, como el Ministerio de Economía y Finanzas y el Banco Central del Uruguay. A pesar de los esfuerzos de Mujica por desestabilizarlos mediante el "equipo paralelo" de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y los Subsecretarios que desafiaban al Ministro, ni siquiera fue necesario, por su complicidad: el gasto continuó aumentando, al igual que la deuda, mientras que el tipo de cambio se mantuvo como el principal mecanismo para controlar la inflación. Esto nos condujo al segundo gobierno de Vázquez, quien afirmó que Mujica le había dejado una situación más caótica que la que le legaron sus adversarios colorados después de enfrentar la crisis económica más severa que ha registrado nuestro país.
En abril del año pasado, el propio Astori recordó esas épocas en una entrevista con el economista Javier De Haedo. "Yo no creo que haya llegado al nivel de dos equipos económicos, pero sí creo que tuvimos diferencias que entorpecieron nuestra labor -cuando digo nuestra, yo era vicepresidente, de todas maneras seguí trabajando en el equipo económico durante toda mi vicepresidencia- pero ahí encontramos dificultades, contradicciones", afirmó Astori en esa oportunidad.
Las contradicciones y dificultades, agregó el dirigente frentista, fueron "fundamentalmente" en el "tema fiscal". "Se gastó mucho y se gastó mal", sentenció Astori agregando que "[...] algunas empresas públicas llevaron a niveles insostenibles el gasto y dejaron una situación que al país le costó recuperar y que se reflejó en el tercer gobierno del Frente Amplio con los resultados fiscales que tuvimos". Para finalizar, Astori dijo que, de todas formas, le otorgaba mucho valor a los desvíos que logró "evitar".
Mujica, ya en campaña por "su pollo", Orsi, se limitó a responder "allá él...", pidiendo al frentismo "rascar para adentro". Hoy Astori ya no está y Bergara claudicó. En realidad, éste último sólo ayuda, como hizo Astori en el gobierno de Mujica, a "vestir" a la mona. Y ya sabemos que la mona, aunque se vista de seda, mona se queda...
