Una investigación absolutamente justificada
 Cuando la oposición planteó la necesidad de investigar la gestión del directorio de Ancap, el Frente Amplio puso una serie de obstáculos, vencidos recién ante la intervención del propio Presidente Vázquez.
El correr de los días va indicando que efectivamente hizo bien la oposición en reclamar la investigación, ya que se hace claro que esa empresa pública fue muy mal manejada y administrada, por decir lo menos y en la más optimista de las hipótesis.
La intervención del Ministro de Economía Danilo Astori en la Investigadora, dio cuenta de que el enorme déficit de la empresa se debe a errores cometidos por su Directorio, que no tuvo una estrategia adecuada ni previó situaciones financieras que debieron controlarse. Como explicamos anteriormente en Correo de los Viernes, el desmesurado aumento de los costos operativos y de los sueldos fueron factores clave en el déficit.
Pero a esa situación de base, hay que agregar una larga lista de excesos que vienen surgiendo semana tras semana: pago de U$S 5000 a una radio que no funcionaba; promoción de una carrera por U$S 330.000 (el organizador de la carrera terminó en la plancha de candidatos de la 711); otra partida de U$S 360.000 para la organización de una fiesta cuando se inauguró la planta desulfurizadora y siga el baile...
En la reunión del miércoles pasado quedó claro, además, que muchas de las resoluciones autorizando esos gastos fueron tomadas en forma verbal por los directores del Ente, contradiciendo el asesoramiento de las gerencias respectivas. Esas autorizaciones se vinculan, además, a personas relacionadas personal o políticamente con el ex presidente del Ente, Raúl Sendic. La propia selección de la agencia de publicidad que manejó la cuenta de Ancap, contratada por U$S 1.250.000, se encontraría en ese rubro de “los amigos” ya que, aparentemente, no se habrían cumplido con todos los requisitos necesarios que indican las normas sobre licitación.
Ese clima de despilfarro que ha detectado hasta ahora la Comisión no incluye la gestión de las empresas colaterales que ha creado Ancap: Alur, Ducsa y varias otras ramificaciones que como realizan su actividad sin estar sometidas a control parlamentario o del Tribunal de Cuentas, pueden haber estado generando verdaderos “ agujeros negros” cuya dimensión real aún no puede calibrarse.
Por consiguiente, está plenamente justificada la actuación de la Comisión Investigadora. Esperemos, por el bien del país, que la aplanadora oficialista no intente coartar la actuación de la Comisión y que prevalezca el sentido común y la transparencia, dos valores que muchas veces son lamentablemente inexistentes pese a tantas gárgaras con la transparencia.
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