Sin rumbo
Por Luis Hierro López
Pese a su soberbia ideológica, el Frente Amplio no tiene definiciones claras en temas clave para el futuro del país, como la educación o la inserción internacional.
Mientras fue oposición y ahora siendo gobierno, el Frente Amplio ha intentado mostrar una doble especie de superioridad, tanto moral como ideológica.
Respecto a la supuesta ventaja ética, es evidente que los hechos la han venido destrozando y ahora ya ningún dirigente la invoca públicamente. Son muchas y muy dolorosas las comprobaciones que han puesto al Frente Amplio en la retaguardia.
También el Frente se presentaba como corriente de ideas –frente a los partidos tradicionales, que no las tendrían– sostenidas por los principales expertos del país, los representantes de una actualizada “intelligensia” que venían de la Universidad y de los centros intelectuales a iluminar los caminos.
Tampoco esta segunda auto adjudicada condición se ha cumplido en estos años de gobierno, en los que la pobreza de la gestión viene acompañada por la pobreza de las ideas. Lo que ocurre con la Educación, que es motivo de comentarios en esta misma edición es suficientemente expresivo de un gobierno resignado, sin impulsos ni iniciativas, que se deja llevar por las corporaciones y sindicatos y que no tiene coraje ni visión para salir de la mediocridad en la que se ha ubicado.
Lo mismo ocurre con la inserción internacional del país, aspecto en el que –más allá de las buenas intenciones del canciller Nin Novoa– es evidente que no tenemos rumbo ni perspectivas. Hace pocos días los cancilleres del Mercosur aquietaron definitivamente las intenciones de Uruguay de avanzar por su cuenta en un tratado de libre comercio con China y resolvieron que las negociaciones deben realizarse en conjunto lo que, ya sabemos, es darle un entierro de lujo al asunto.
El Presidente Vázquez ya fracasó en su primer mandato con su intención de lograr tratados de libre comercio –sometido entonces por el ex Canciller Gargano y por el Pit Cnt– y es evidente que pese a los recurrentes avisos supuestamente afirmativos, no podrá avanzar ni un centímetro en esa materia durante este segundo período. Se da así el enorme contrasentido de que el Presidente y el Canciller proponen una orientación, pero en los hechos la política exterior es diametralmente la contraria, porque así lo disponen la bancada y los sindicatos. Una incongruencia fenomenal, que debilita enormemente al país y lo desdibuja internacionalmente. Para colmo, el gobierno no se anima a censurar al régimen venezolano con lo que el Poder Ejecutivo se acopla a la larga y vergonzosa tradición de apoyo a las dictaduras socialistas que identifica al Frente Amplio.
Así las cosas, el país no tiene una política internacional, no integramos ningún bloque en forma provechosa y nos estamos quedando solos, enredados en el triste comité de amigos de Maduro y de Cuba.
Es un resultado francamente decepcionante para quienes pudieron haber creído que el Frente Amplio salvaría al país con refrescantes ideas que nos iban a vincular al mundo y a proyectarnos vigorosamente. Nada de eso. Somos el mismo país pequeño de siempre, pero ahora no sabemos para dónde vamos.
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