Edición Nº 1052 - Viernes 12 de setiembre de 2025

Una herencia maldita

Por Luis Hierro López

Los gobiernos del Frente Amplio siguen endeudándose y aumentando el déficit. No abaten los gastos. Y se encuentran en una espiral perversa en la que lo único que vale es aumentar las tarifas o los impuestos. Ese modelo no aguanta más.

Desde que asumió el gobierno en 2005, el Frente Amplio apostó a un modelo burocrático y estatista: aumentar el gasto, convencido de que las mejoras presupuestales resolverían las cuestiones del Estado y de la sociedad.

Ese prejuicio hace agua hoy por todos lados: las empresas públicas son ineficientes y costosas, los servicios de salud estatales son un ejemplo de ineficacia y de corrupción, el Ministerio del Interior tiene problemas serios y recurre a mentiras, la Enseñanza se ahoga en la mediocridad.

Tras doce años de experiencias en el gobierno y tras varias décadas en la intendencia de Montevideo, el Frente debería haber aprendido la lección primera: mejorar los servicios y transparentar los precios. Pero se ha hecho exactamente lo contrario. Los servicios no han mejorado y los precios son cada vez más oscuros. Según el economista Ernesto Talvi, las empresas públicas tienen hoy sobrecostos de 1200 millones de dólares por año, sobrepeso que trasladan a las tarifas. No habla Talvi del desastre delictivo de Ancap, sino del funcionamiento aparentemente normal del resto de los Entes Autónomos.

El asunto es de fondo. El Frente Amplio y el Pit-Cnt han creado una mitología sobre el gasto público, detrás de cuya expansión hay una clara determinación política que asegure los cargos y las remuneraciones de los compañeros. El estado debe estar al servicio del aparato, vieja aspiración leninista.

¿Cuánto aguanta así el país?

El gobierno aumentó los impuestos fuertemente una vez, rompiendo en forma expresa su compromiso en contrario de 2014. Como la repulsa fue muy fuerte buscó esta manera más disimulada pero más cruel de los ajustes tarifarios, que ya llevan tres instancias. Cuando, al final del período, sumemos la suba de impuestos y el aumento de tarifas quizás nos llevemos una desagradable sorpresa, advirtiendo que el progresista gobierno del Frente Amplio sometió a la población a uno de los más duros ajustes fiscales de su historia.

Es claro que así el país no tiene destino. El modelo de seguir aumentando anualmente el gasto público sin ninguna contrapartida en los servicios se agota, se agotó. Así como debería agotarse el Frente Amplio.



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