UPM: el pueblo quiere saber
Por Luis Hierro López
Las negociaciones del gobierno con UPM son secretas y provocan disidencias en el equipo económico. El país no sabe cuánto se le está concediendo a la empresa multinacional y se duda de que el negocio sea beneficioso.
La renuncia del economista Andrés Masoller al equipo económico por discrepancias con la negociación que se lleva adelante con UPM tiene un trasfondo: las concesiones que el presidente Vázquez estaría dispuesto a otorgar son mayores a las que el equipo económico entiende convenientes, al punto que Masoller insinúa que el costo fiscal del emprendimiento sería finalmente negativo para Uruguay.
La inversión de la empresa sería de U$S 4000 millones, pero al contrario de lo que ocurrió con las dos plantas de celulosa ya instaladas, el país se compromete a invertir por su cuenta U$S 1000 millones en infraestructura. A ello hay que agregarle las exoneraciones prometidas, cuya cuantía se desconoce, lo que hace un paquete muy importante. No casualmente el ministro Astori reiteró tras la renuncia de Masoller que “se está muy lejos de tener un acuerdo”. Hace pocas semanas, el Ministro había sostenido que “hay que observar con mucha atención y rigurosidad el contenido que tendrá este convenio”.
Es evidente entonces que, como en tantos otros temas clave del país, hay dos líneas en el Poder Ejecutivo, una dispuesta a conceder todo y otra –la que hace números– que no está convencida de que el negocio será redituable.
No se han discutido ni analizado abiertamente las dos cuestiones principales que mojonan el asunto: primero ¿Uruguay va a tener retorno de esos mil millones que debe invertir? Hay quienes sostienen que no. Y segundo ¿no sería mejor invertir esa cifra en algún otro sector productivo del país? No se han manejado alternativas o por lo menos no se hicieron públicamente. Quizás en el seno del gobierno hubo estudios en ese sentido, pero ni la opinión pública ni el Parlamento han tenido participación en esas deliberaciones previas que son fundamentales, porque el presidente Vázquez, huérfano de otros proyectos y de algunos logros, se empecinó con esta idea que mientras fue oposición rechazó con vehemencia.
Ahora se requiere sensatez, transparencia y acuerdo nacional para asegurar la inversión. El gobierno tiene que salir de su cascarón y debe informar a la opinión pública y a los partidos de la oposición, porque si un asesor tan importante como Masoller plantea una duda fundamental, el resto de los uruguayos tenemos, por lo menos, el derecho a saber de qué se trata. Comprendemos que hay etapas de la negociación que deben ser reservadas pero esa instancia ya se superó desde el momento en que desde el seno del Ministerio de Economía se da una señal de duda e interrogante. El hermetismo provoca más sospechas de las necesarias, por lo que es necesario que el gobierno informe y convenza.
Es imprescindible que corra el agua clara, en todo sentido.
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