Edición Nº 1043 - Viernes 11 de julio de 2025

Tanto Europa como Mercosur pierden si no firman el acuerdo

Por Alvaro Valverde Urrutia

El principal aspecto sobre lo ambiental es que el acuerdo entre el Mercosur y la UE cerrado en junio de 2019, no dispone de normas de cumplimiento obligatorio en la materia, es decir, no existen disposiciones para garantizar que se respete lo dispuesto en el Acuerdo de Paris. Por consiguiente, no existen disposiciones relativas al cumplimiento o las consecuencias en caso de que ambas partes no lo ejecuten.

El acuerdo Mercosur-UE es el más avanzado de los negociados y cerrados por los europeos, pero los anteriores no fueron cuestionados, por una simple razón ahora los productores agrícolas se oponen y temen a los rubros agropecuarios del Mercosur, no obstante, los cupos, cuotas de carne aviar y vacuna tienen porcentajes mínimos para el mercado europeo que no inciden, ni afectaran en proporciones significantes. Ahora, quieren renegociar el acuerdo con México.

El texto preliminar del acuerdo de junio de 2019, no comprende ninguna disposición para establecer normas a las prácticas de los países del Mercosur contra la deforestación. El gobierno francés se opone al acuerdo porque sostiene que "Esta es la mayor deficiencia de este acuerdo y esta es la razón principal por la que, tal como está, Francia se opone al borrador del acuerdo".

Lo curioso es que fue precisamente Francia que estableció a último momento como condición para alcanzar el acuerdo con el Mercosur que no lo suscribía si no se incluía una cláusula relativa al compromiso de Brasil de cumplir con el Acuerdo de Paris sobre el Clima, por el temor que ese país se retirara del acuerdo como lo había hecho el gobierno del presidente Trump.

El Parlamento Europeo acaba de aprobar una enmienda que indicó que el acuerdo con el Mercosur no debería ser ratificado "en su estado actual". Es importante destacar que se reclamaba medidas efectivas de protección ambiental consistentes con el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, pero no está juego la aprobación del acuerdo, se trató sólo de una advertencia.

Este es un tema donde en la UE existen distintas posiciones o matices incluso el énfasis no es el mismo en cada país y aun dentro de un mismo país miembro las posiciones son divergentes. Por consiguiente, la UE hacia su interior se encuentra dividida lo cual no favorece encontrar una solución a la mayor brevedad posible.

Con relación al gobierno del presidente Bolsonaro, se considera por parte del nuevo comisario de comercio europeo, que se requiere un compromiso adicional del Mercosur con el medio ambiente para superar las oposiciones de varios países europeos.

Brasil apunta a demostrar que el acuerdo tiene respaldo en la UE. Para ello, la ministro de agricultura brasileña, Tereza Cristina Dias se reunió en Portugal con su par, María do Céu Antines buscando el apoyo de ese país. Luego de la reunión la ministro de Brasil sostuvo que ese país está a favor de una pronta ratificación del acuerdo Mercosur-UE.

Cabe destacar, que Portugal asumirá el próximo año la PPT de la UE, y Brasil espera que pueda convencer a los demás miembros europeos de revertir su decisión y que firmen el acuerdo. En la actualidad, Portugal ocupa un lugar al lado de la actual presidenta, Angela Merkel.

En ese contexto, la política medioambiental del presidente Bolsonaro sobre la Amazonia, constituye un serio problema para la viabilidad el acuerdo, ya que las medidas jurídicas previstas en el acuerdo resultan débiles y de difícil aplicación.

La causa principal es la crisis ambiental atribuida a Bolsonaro por sus apoyos al agro brasileño, su constante actitud de negación al cambio climático, así como sus insinuaciones de retirarse del Acuerdo de París. Lo cual actúa como una caja de resonancia en el ámbito del Mercosur y, repercute negativamente en el acuerdo con la UE, ya que la tendencia europea es de apoyo al crecimiento electoral de los partidos verdes, que surgen como nuevas estrategias de desarrollo sostenible para la post-pandemia.

Es importante señalar que el texto acordado en junio de 2019, dispone que la suspensión total del acuerdo "es una medida de último recurso" y solo puede imponerse en el caso de violaciones "particularmente serias y sustanciales" de lo que ambas partes consideran "elementos esenciales".

Dichos elementos esenciales sólo serían la proliferación de armas de destrucción masiva y el respeto a los derechos humanos y principios democráticos.

Por consiguiente, las violaciones a otros capítulos del acuerdo, entre las que se incluirían las cláusulas ambientales y el respeto al Acuerdo de París, se debe en primer lugar notificar a la parte infractora y "cooperar para resolver el problema de manera amigable". En consecuencia, el acuerdo no prevé los capítulos de protección medioambiental y climática como elementos esenciales, según el texto secreto filtrado por Greenpeace.

Es interesante destacar aquí, que el acuerdo Mercosur-UE también actuaría de garante ante los nacionalismos económicos europeos; así como frente la desintegración del conjunto del comercio global.

Entonces, resulta no ser aconsejable invocar o recurrir a sensibles razones ambientales efectivas contra el acuerdo, para encubrir objetivos proteccionistas, de los cuales hacen gala varios representantes de la UE, más allá que se tengan reparos valederos contra la deforestación y los incendios en la Amazonía.

Pero, también, hay que tener mucho cuidado con quienes proponen desde Europa reforzar el acuerdo con instrumentos más efectivos en materia ambiental, conforme con el desarrollo sostenible y la Agenda 20030, pero sin abrir una negociación que está cerrada.

Eso generaría una demanda sobre el acuerdo que lo convertiría en inviable, si se refuerza por lo climático inevitablemente se abrirían varios frentes de demandas insatisfecha que dejo la negociación del acuerdo y se entraría en un laberinto de difícil salida. Los países cuyos sectores se sienten afectados pretenderán reforzar protecciones o mejorar el acceso de mercado.

La posibilidad de establecer una cláusula ambiental vinculando la vigencia del acuerdo al cumplimiento de la normativa internacional comprendiendo el Acuerdo de Paris.

Por el momento, el acuerdo se encuentra "stand by" en la etapa de la revisión legal y traducción mientras no se produzcan avances en la política medioambiental del gobierno de Bolsonaro. Y, como mencionamos se entra en un camino de difícil salida.

En caso que no se firmara y ratificara el acuerdo sería un triunfo para el proteccionismo y, el Mercosur y la UE ambos perderían considerablemente.




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