Sanguinetti y el gobierno de coalición

El pasado 6 de febrero, en “VTV Noticias – Edición Mediodía”, la periodista Valentina Giménez realizó una entrevista al ex Presidente Sanguinetti, la cual trascribimos aquí.

Valentina Giménez: El regreso…

Julio María Sanguinetti: Yo nunca me fui (risas). Nunca me fui en el sentido de que seguí haciendo periodismo, seguí estando en todos los debates, seguí presentando libros, seguí discutiendo, seguí ayudando al Partido siempre...

VG: Eso sin lugar a dudas...

JMS: Lo que no había pensado, de ningún modo, hasta el mes de mayo de este año...

VG: Le tengo una columna del mes de mayo en la que usted decía: “de ninguna manera voy a ser candidato”.

JMS: No estaba en mis planes, por razones de edad.

VG: ¿Y entonces?

JMS: Muy simple, qué pasó. Se había alejado Pedro Bordaberry —a mí juicio, en su mejor momento como parlamentario— y eso se había empezado a notar. El Partido estaba sin liderazgo, con un vacío de presencia, las encuestas venían que 10%, 7%, 6%, 5%, y los politólogos discutiendo sobre el Partido Colorado, qué va a pasar, qué no va a pasar. Estaba la expectativa del Economista Talvi —con el cual hablé muchas veces para apoyarlo, no quería, quería hacer una cosa nueva— pero seguíamos cayendo. Entonces, un día me cae una tropa de amigos y me dicen: “O vos nos juntás y armamos algo o esto se va diluyendo, se va disgregando”. Y les dije: “Bueno”. Venía con la angustia, estaba desesperado, me sentía mal, desde Punta Carretas mirando...

VG: ... cómo se destruye el Partido Colorado...

JMS: Cómo el Partido se va desfibrando, se va debilitando. Les dije “bueno, está bien, los ayudo. Pero no soy candidato, no empiecen con eso de las candidaturas”. Recuerdo que les dije —insistí muchas veces— ahora en el Uruguay está muy de moda decir “yo quiero ser Presidente”, “yo quiero ser Senador”, y después salen a ver si alguien los apoya. Por eso aseguré: “Miren, yo soy a la antigua, armemos un movimiento, pongámosle «Batllistas» —que es lo que somos— y vamos a salir a hablar con la gente, a difundir nuestra idea, nuestra visión del país, nuestra visión del mundo y llegaremos hasta donde llegaremos, ya veremos hasta dónde”.

VG: Entonces, el “no” de aquel entonces se transforma en un “ni” que visto desde afuera es casi un “sí”. Usted ayer habló de marzo...

JMS: Es muy claro. No me hago el interesante. La verdad es que fijamos marzo como el mes que retorna la actividad del país. Es el mes simbólico, digámosle así, en el que empiezan los gobiernos. Fijamos esa fecha para definir la situación. Hoy estamos en lo que llamaríamos un período de reflexión (por cierto me habla mucha gente)...

VG: Germán Cardoso dijo que iba a salir a buscar dirigentes a todo el país, que vayan casi en tropa a decirle...

JMS: Varios me amenazan con esas asonadas (risas).

VG: No le queda más remedio...

JMS: La semana pasada tuvimos una reunión con los legisladores, que vinieron también con esa idea, que la gente lo reclama, lo pide. Hay que estar tranquilos: en marzo definimos.

VG: El tema es que todo esto que se empieza a ver en las encuestas, que usted lo llama una renovación, una revitalización del Partido Colorado, que empieza de golpe a crecer, quede directamente junto a usted, a su figura, y que si usted en marzo les dice “no”, los deje colgados del pincel, y qué pasa con eso, se desinfla...

JMS: Es muy halagador que la gente haya escuchado nuestro discurso, es muy reconfortante que los colorados hayan empezado a salir de abajo de las piedras, pero sobre todo que hayan cambiado el humor. Nadie decía que era colorado, y hoy me encuentro por todos lados gente que lo dice con orgullo y que recupera lo que es la mística batllista en su expresión social, institucional y política. Eso, sin dudas, es reconfortante y lo estamos intentando canalizar. Hemos recorrido el país. Y ahora bueno...

VG: Dándole los toques finales...

JMS: En las próximas semanas decidiremos marchar adelante.

VG: Casi que lo dijo (risas)...

JMS: Yo voy a estar desde ya, en la campaña estoy...

VG: Si uno mira para atrás en Uruguay, los experimentos del líder que marca un delfín —como se le llama en la jerga de los politólogos— no han funcionado. Usted mismo tiene algunos episodios...

JMS: Es verdad, no ha pasado a todos. Le pasó al Dr. Vázquez con Astori, al Sr. Mujica con su propia señora en la Intendencia. Esas cosas pasan. Lo que importa hoy es el país, el mundo. Nosotros miramos desde nuestra óptica de colorados y batllistas y estamos preocupados. Incluso estos días con lo que está ocurriendo. Uno ve un partido de gobierno que está complicado, todos los dilemas que se han vivido. El dilema cívico instalado con Bonomi, el dilema ético con Sendic, el dilema democrático con Venezuela, que estos días está en el epicentro. Y esto último es algo importante, lo de Venezuela no es simplemente un fenómeno internacional y lejano. Es la definición sobre quiénes somos, quiénes somos en Uruguay, no sólo internacionalmente, internamente. Cuando uno oye Ministros que dicen “Cuba es una democracia”, “Venezuela es una democracia”, se alarma, en el buen sentido de la palabra, porque nadie puede sostener que son democracias.

VG: Qué le parece este cambio que hace el gobierno, que pasa de una posición neutral a un grupo que está buscando elecciones libres.

JMS: Yo cuestiono todo. Cuestiono la actitud de todo este tiempo. Primero el idilio chavista, sobre todo en la época del Presidente Mujica, pero también después y antes. La época en la que llegaba Chávez como Papá Noel, regalo esto, regalo lo otro, hago este negocio, ofrezco este otro; luego Maduro. Esa es una política de aproximación a Venezuela de la cual hemos estado en contra siempre, incluso de la entrada de Venezuela al Mercosur que fue un disparate. El Mercosu es un acuerdo de libre comercio y Venezuela es lo opuesto.

En contra luego de que no hubiese una voz uruguaya reclamando libertades, reclamando derechos. Luego, sorpresivamente, en medio de una actitud militante, chavista, aparece el “somos neutrales”. Primero, no eran neutrales, eran pro-Venezuela. Lo han dicho todos estos años, deberían reconocerlo (supongo que no tendrán vergüenza de decir lo que han hecho, lo que han defendido). En segundo lugar, la neutralidad no cabe. Primero, porque es una dictadura y frente a una dictadura no cabe la neutralidad. Podríamos haber discutido hace diez años si Venezuela era una dictadura; hoy nadie en su sano juicio puede discutirlo. Segundo, porque están en juego los derechos humanos que son un valor internacional. Tercero, y fundamental, porque el problema se ha internacionalizado. Existen dos gobiernos y a los Estados se les plantea el dilema de a quién reconocer.

Ahora, nuestro gobierno va a participar de una reunión en la que la mayoría reconoció a Guaidó. La posición (del gobierno uruguayo) no es muy fuerte. En todo caso, tenemos que encuadrar claramente lo que es esa reunión. No es un mediación, no es un dialogo, le llaman Grupo de Acompañamiento. En esto quiero ser muy claro. Incluso, se ha hablado: “Usted que estuvo en la negociación de la dictadura, cómo que ahora está en contra de esta negociación”. Primero, esto no es una negociación, lo han dicho los que están allí. A su vez, hubo ya dos instancias de dialogo, en las cuales no se llegó a nada. Lo único que ganó la dictadura fue tiempo. Después, la propia oposición se dividió, naturalmente, porque unos eran más partidarios de seguir hablando, otros no, cosa que inevitablemente pasa en esos casos. Y ahora estamos, como hablábamos en los tiempos de nuestra salida, en lo que llamaríamos la “pre-negociación”. Es decir, el período en el que tienen que aparecer las condiciones mínimas para que el dialogo sea realmente una negociación y no una conversación inconducente que solo beneficia a la dictadura. Entonces, ¿cuáles son esos requisitos, qué es lo que habría que lograr? Primero, que Maduro reconozca la legitimidad de la Asamblea Nacional, que fue electa por el pueblo y que él a los gritos la desconoce, le quitó todas las competencias y ni siquiera le paga los sueldos. Segundo, que reconozca que tiene que haber elecciones. Y que esas elecciones tienen que ser en condiciones de garantías. Si Maduro reconoce eso, tendremos una negociación donde se definirán los plazos, las condiciones y la convivencia con el otro Presidente. Hoy tenemos dos Presidentes, el mundo reconoce a Guaidó, nosotros reconocemos a Guaidó.

VG: Volvamos a la política local. Usted vuelve a la arena política —independientemente de que me termine diciendo si será o no candidato a partir de los primeros días de marzo— en un momento muy particular, en el que se está conformando por parte del arco opositor una coalición. ¿En qué rol se ve usted en un futuro gobierno?

JMS: Si usted recuerda, cuando fundamos “Batllistas”, lo primero que hice fue reunirme con los líderes blancos, a título personal y amistoso, a decirles eso. Miren, señores, yo me he metido en esto por dos cosas. Primero, para que el Partido Colorado vuelva a ser electoralmente influyente y decisivo. En segundo lugar, para instalar la idea del gobierno de coalición. Tuvimos suerte, se instaló en seguida el debate. Unos decían la coalición de un modo, otros de otro, pero coalición al fin. En lo cual, a su vez, tenemos experiencia. No es que estamos inventando algo que no existió. Nuestra segunda presidencia, fue un gobierno totalmente de coalición. Los cinco años tuvimos un gobierno de coalición con el Partido Nacional y eso nos permitió salvar la seguridad social —que estaba en quiebra en aquel momento—, nos permitió hacer la reforma educativa, nos permitió, nada menos, que salir de la economía inflacionaria después de 50 años y volver a las inflaciones de un solo dígito. Entramos con el 45% de inflación y salimos con el 4%. Y cómo fue esto posible, porque teníamos un gobierno estable. Coalición quiere decir eso: un gobierno con un programa, un apoyo parlamentario. Esto es imprescindible en la medida de que nadie puede soñar que tiene una mayoría absoluta.

VG: Usted podría decir, yo soy candidato y lo que quiero es ganar las elecciones. Puede ser la otra opción, que diga que no. Y la otra es que el Partido Colorado, que aunque está revitalizándose, continúa en una posición de desventaja. ¿Usted se ve en un rol legislativo, un rol ejecutivo o simplemente articulando en esa coalición?

JMS: Mire, es muy claro. Yo me veo en un rol político, después póngale el contenido que sea, que será donde nos haya dejado la marea. Pero, en cualquier lugar, desde el Partido Colorado —que es donde voy a estar seguro— la idea es poner la experiencia que uno tiene en esto, en la búsqueda de las conciliaciones, de los programas, de la operatividad de ese gobierno de coalición que tiene que funcionar en un momento muy difícil, muy difícil. Eso es lo primero. No nos puede pasar lo de Macri...

VG: El gradualismo...

JMS: No sólo el gradualismo, el optimismo, diría yo. Entró Macri y dijo: “No, acá va a haber un shock de confianza”. No sólo el gradualismo, él pensaba que las cosas iban a ser más sencillas. Y no puso a Argentina delante del espejo…

VG: ¿Usted tiene miedo de que a Uruguay le pase eso?

JMS: No, miedo no. Hay que ser claro. A la gente hay que decirle: “Estamos muy mal, un déficit real”...

VG: Pero ningún candidato termina de decirle a la gente: “Yo voy a hacer un ajuste fiscal”...

JMS: Acá, en este gobierno, tenemos un ejemplo bien clarito. Dijeron: “No vamos a hacer un ajuste, no va a haber nuevos impuestos”; y al día siguiente aplicaron los nuevos impuestos. Entonces, no juguemos al solitario. Usted llámele como quiera: “consolidación fiscal”, “reajuste fiscal”, “reequilibrio fiscal”. Lo que importa es que hay que intentar bajar esa brecha. No podemos seguir con un déficit de esta magnitud, no podemos seguir refinanciando todos los años 2.500 millones de dólares, no podemos estar pagando intereses de esa magnitud. La deuda externa es el resultado del déficit y la caída del tipo de cambio, que tanto daña a los exportadores, es consecuencia de eso también. Es una relación que, a veces, no se ve: como tenemos un gran agujero fiscal, ¿cómo se llena, porque hay que pagar los salarios y las jubilaciones? Se llena con préstamos del exterior. Esos son dólares que entran y son los que tienden a la baja el tipo de cambio y de ahí que la agropecuaria se queja, la industria se queja, y el turismo ni hablar que se queja, terminamos carísimos. Ayer estuve en Punta del Este en un homenaje a Benito Stern —muy lindo, muy emotivo— y la gente allí está preocupadísima.

VG: Para finalizar —seguramente quedaran para conversar muchas cosas en los próximos meses— si no es usted, ¿qué equipo tiene alrededor, quién es su círculo íntimo, sus personas cercanas, teniendo en cuenta que este movimiento puede quedar muy marcado en su persona...?

JMS: El equipo que tenemos es el Partido Colorado mismo. El otro día en mi casa, para nombrar simplemente a los que estuvieron allí, el exvicepresidente, Hierro, el exministro Alfie, el diputado y exintendente de Rivera Tabaré Viera, el diputado de Paysandú Walter Verri, el diputado de Maldonado Germán Cardoso, el diputado de Montevideo, Conrado Rodríguez, etc. De todas formas, no estaban allí otras personas que me asesoran, me ayudan y me acompañan. En lo económico, además de Alfie, Luis Mosca, Ricardo Zerbino, Ariel Davrieux, Carlos Steneri, que son las figuras que negociaron la salida del país en la crisis, no son economistas teóricos. Y como digo eso, digo otra gente, fijese Didier Opertti —es el mayor internacionalista del país—, el Dr. Correa Freitas, un constitucionalista de nota, y no le sigo nombrando porque voy a dejar a alguna gente mal y yo voy a quedar muy mal y no quiero...

VG: Le vamos a pasar raya para ver si efectivamente termina finalmente de dar el sí. Muchas gracias.

JMS: Muchas gracias.

Para ver el video de la entrevista, hacer click aquí.



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