Correo de los Viernes - ¿Quién va a pagar la farra? ¡Adivine!

¿Quién va a pagar la farra? ¡Adivine!

Por Santiago Torres

Los mercados a futuro predicen una caída relevante en los precios de la soja y el maíz. Obedece a la lógica de que se está alcanzando —si no se alcanzó ya— un equilibrio entre oferta y demanda de granos en el mercado mundial, básicamente por un gran incremento en la oferta y, también, una previsible caída en la demanda en razón del debilitamiento de las economías “emergentes” (ver informe del FMI). Este equilibrio entre oferta y demanda también es lógico: la mayor demanda de granos impulsó al alza los precios de éstos, lo cual llevó a incrementar la inversión en esos cultivos, incrementando la oferta y alcanzándose así el punto de equilibrio. O sea, la lógica de hierro de la economía, guste o no guste.

La consecuencia de todo esto es que el mundo va a remunerar menos nuestra producción. Y además, por diferentes factores, ya estamos exportando menos: si no fuera por la soja, las exportaciones uruguayas habrían caído un 4,4%. O sea, exportamos menos pero, además, lo que exportemos se pagará menos también. Y por si fuera poco, hay un rebrote proteccionista en el mundo. Vayan anotando.

Pero a ello sumémosle también el déficit en la cuenta corriente (saldo de transacciones con el exterior), que llega al 5,8% del PIB, cifra muy elevada y que se explica sustancialmente por el gran déficit en la balanza comercial y a una brutal caída en el superávit del comercio de servicios. Esto último debido a la brutal pérdida de competitividad por el atraso cambiario. Sigan anotando.

Siguiendo con el atraso cambiario, éste ha conducido a un incremento en los costos internos de producción, tornando menos rentable el negocio exportador. A ese incremento en los costos internos agreguémosle, dependiendo de la rama de actividad que se trate, un incremento tributario (más las amenazas de más incrementos) o los aumentos salariales deconectados de la productividad.

Y todo eso sobre la falta de inversión en infraestructura y los altísimos costos energéticos (tant por el lado de UTE como por el lado de ANCAP).

Justamente, ¿qué se hizo en los tiempos de bonanza? ¿Cambios estructurales positivos? ¿Inversión pública en infraestructura? Nada de eso se hizo. Y en adelante no habrá plata para hacerla. Sí, en cambio, se hizo mucho por el lado del gasto corriente, o sea, los costos fijos del Estado, esos que habrá que pagar siempre. Pero si habrá que pagarlos siempre, pero al país entrará menos plata, entonces hay una cuenta que no estará cerrando. Habrá que reducir esos costos fijos, recortando lo que el Frente Amplio aumentó, o dejando que la inflación haga ese trabajo licuando el exceso de gasto.

Como acaba de señalar ese gran amigo del Uruguay, el economista y político argentino Ricardo López Murphy, “los diez años pasados bajo circunstancias muy favorables se han acabado” y se debió haber sido más prudente, por lo cual “las circunstancias van a generar tensión en 2014 y 2015, porque el contexto del próximo gobierno no va a ser el mismo”.

Por consiguiente, tal cual lo ha señalado el ex Presidente Jorge Batlle, a su sucesor Mujica, luego de colocarle la banda presidencial, le colgará una granada y le quitará la espoleta.

El gran problema es que la granada en realidad se la colgará a los uruguayos todos, no sólo a su sucesor. Porque seremos nosotros quienes pagaremos las facturas de la farra fiscal. Como siempre.