Quien fracasó año tras año en los objetivos trazados en materia económica -luego de haber sostenido que era la más sólida- se erige, como es su propensión, en maestrito soberbio y agorero, dictando cátedra y prediciendo circunstancias apocalípticas. Ya era, Danilo.
Los que peinan canas recordarán aquel dicho que rezaba "Maestro Ciruela, zapato sin suela". En rigor, ese adagio provendría de otro, extremeño, concretamente de Badajoz, que rezaba así: "Como maestro de Siruela, que no sabía leer ni escribir y puso escuela". Refería al pueblo de Siruela y a quien sin autoridad alguna se atrevía a enmendarle la plana a los demás.
El sayo de "Maestro Ciruela" (o "de Siruela") le cabe a la perfección al exministro y exvicepresidente Danilo Astori.
En su edición de ayer, jueves 10 de setiembre, "Búsqueda" publicó una entrevista al ex ministro donde traza los más agoreros pronósticos sobre el futuro del país: "Conseguir el ritmo de crecimiento que están proponiendo es absolutamente imposible porque tendrían que mantener un ritmo de actividad que el país no está en condiciones de obtener ahora", "se va a originar un destrozo feroz en el país", "El crecimiento además está jugado a un papel importante de inversión privada que es muy difícil de lograr", "eso va a generar descontento social y me preocupa mucho", etc.
Por otro lado, se autojustifica: "Hicimos todo lo posible por bajar el déficit fiscal pero sin renunciar a la finalidades que fundamentalmente tenía el gasto público". Déficit que durante la campaña electoral de 2014 el propio Astori minimizó, afirmando que era la más sólida que recordaba.
El "todo lo posible" del ex ministro Astori significó incumplir todas las metas trazadas para cada año, tanto en materia fiscal, inflacionaria, de crecimiento y de endeudamiento.
Desde que la bola de cristal de Astori resultó de tan mala calidad, no hay que preocuparse excesivamente por sus pronósticos catastróficos. Es más razonable la apuesta del gobierno que, como señalara el Director de OPP, economista Isaac Alfie, "no es un acto de fe". Hay indicadores precisos que sustentan las previsiones oficiales y citamos a Alfie de nuevo: "Van a subir las horas trabajadas por personas, porque han caído demasiado como para que no suban"; "En Brasil, la industria en los últimios dos meses está creciendo frente al año anterior y lo está haciendo fuertemente. En Uruguay el último dato apunta a que las industrias de la construcción y de los alimentos -que es la más fuerte de todas- están creciendo frente al año pasado. O sea que nuestra confianza no es ciega".
Confianza ciega y acto de fe fueron el presupuesto de 2015 y las sucesivas rendiciones de cuenta votadas en el último quinquenio. Y fallaron todas. Sic transit gloria mundi...