Correo de los Viernes - Los enemigos ideológicos del agro están en el propio Poder Ejecutivo

Los enemigos ideológicos del agro están en el propio Poder Ejecutivo

Por Tomás Laguna

Las recientes declaraciones tanto del Ministro Murro como de la Ministra Muñoz son un claro ejemplo que la Conciencia Agropecuaria que promueve el MGAP tiene sus principales enemigos en el propio Poder Ejecutivo.

Allá por mediados del 2017, el por entonces Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ing. Agr. Tabaré Aguerre, puso en marcha un programa al que dio en llamar Conciencia Agropecuaria. A partir de sus propios paradigmas acuñó el término país agro inteligente basado en seis pilares: inserción internacional, intensificación sostenible, adaptación al cambio climático, desarrollo rural con inclusión y articulación institucional, siendo el sexto cimiento, la conciencia agropecuaria. Este arquetipo define, al decir con buen criterio por el propio Aguerre, un desafío sustantivo para una estrategia agroexportadora. Por entonces y en ocasión de la Expo Activa Aguerre definía el término Conciencia Agropecuaria como la contribución al conocimiento responsable del ciudadano sobre la importancia del agro en la economía y la sociedad toda.

Un año más tarde, su sucesor, Ing. Agr. Enzo Benech, anunciaba las primeras actividades a partir de la Rural del Prado de ese año, además de incluir en el proyecto de ley de Rendición de Cuentas un artículo creando el programa en cuestión con el objetivo de promover la conformación de una cultura del agro fomentando el conocimiento responsable de los ciudadanos sobre el sector agropecuario y su incidencia en la economía.

Como línea base de partida, se encargó a Equipos Consultores una encuesta de opinión ciudadana mediante la técnica de los “focus group” procurando conocer cuál es la visión del ciudadano urbano respecto del mundo rural y la producción agropecuaria. El resultado fue particularmente crítico, por no decir patético. Si bien se puede decir que existe cierta conciencia sobre la importancia del agro en la economía, resultó en extremo preocupante la distorsionada visión de carácter socio cultural sobre la producción, los productores y los trabajadores rurales. Conceptualmente se visualiza la producción a partir del latifundio, el aislamiento, la siembra de cultivos dañinos para el medio ambiente y la explotación del trabajador rural. No era menos peyorativa la percepción de estos mismos trabajadores, menospreciando su nivel educativo o dedicación al trabajo. En nuestra nota que por entonces dedicamos al tema decíamos que estábamos ante un gigantesco prejuicio ciudadano, entendiendo por tal una condición cognitiva que lleva a interpretar la realidad adaptándola a conceptos de base fundamentalmente ideológica. Decíamos que no era nada fácil el panorama que debía remontar el Ministro Aguerre para lograr su sexto pilar en el país agrointeligente.

Por estos días hemos asistido a declaraciones de dos secretarios de estado, ambos dando razón plena a los resultados relevados en la encuesta que mencionamos más arriba. El Ministro Murro se ha dedicado a vociferar en todos los ámbitos que le hayan puesto un micrófono delante que el agro es algo así como una sanguijuela de la sociedad percibiendo cuantiosos subsidios para solventar la seguridad social de sus trabajadores. Argumentos manipulados, porque no existe hoy sector que no sea subsidiado para cumplir con la seguridad social, y en todo caso no es el agro el que recibe más subsidios. Pero allá el ministro Murro y sus odios ideológicos y viscerales hacia el agro...

Pero se agregó otra mano de barro espeso a esos gigantescos prejuicios que se oponen a ese país agro inteligente propuesto por el Ing. Aguerre. En un reciente reportaje la Ministra María Julia Muñoz, a la sazón ministra de Educación y Cultura nada más y nada menos, se descargó con una serie de improperios contra el agro que representan en una sola intervención todos los prejuicios identificados en la encuesta realizada por Equipos.

Ante la consulta del periodista sobre los reclamos del agro, la ministra descarga toda su ironía más ácida, tanto en palabras como en gestos, con las siguientes apreciaciones:

* El agro reclama por la ocupación y el empleo, luego lo que se ve es que “apalean a los peones para quejarse luego que no tienen mano de obra calificada” (sic),

* El productor realiza tareas de forma conservadora y pone el ejemplo de la producción lechera dónde según su gran saber en el tema deberíamos estar al nivel de Nueva Zelanda,

* Sentencia que los rurales han estado acostumbrados a dirigir los destinos del país y por eso hoy se quejan, para desconocer los reclamos apela al mayor valor de la tierra confundiendo el negocio inmobiliario con el productivo.

* El exabrupto final, como no puede ser de otra manera, es apelar al manido y torpe argumento de que se quejan subidos a sus 4x4.

Este glosario de estupideces y canalladas propias de los tugurios más oscuros de una tatucera o un comité de base fueron dichos públicamente por una ministra de Estado, nada menos que la responsable de los destinos de nuestra educación y nuestra cultura. No vale la pena contestar estas barbaridades, antes bien solo hay que tomarlas como un claro ejemplo de cuál es la conciencia agropecuaria que impera en el Poder Ejecutivo.

En el ámbito del MGAP existe hoy y está empeñada en sus responsabilidades una dependencia dedicada a la Conciencia Agropecuaria. Desde ya que no tiene sentido su existencia cuando su accionar está bombardeado desde el mismo gabinete de ministros.

La verdadera conciencia agropecuaria se podrá construir cuando la izquierda sea derrotada en la elecciones y nos saquemos de encima este lastre de militantes resentidos que ocupan hoy cargos de gobierno.