Correo de los Viernes - Layera desnudó el enorme fracaso del gobierno

Layera desnudó el enorme fracaso del gobierno

El Poder ejecutivo no tuvo más remedio que aceptar por buenas las declaraciones del Director de Policía, Mario Layera, quien señaló las enormes carencias en materia de políticas sociales y de seguridad. El Uruguay real ha retrocedido frente al delito, la droga y la marginación y ante esa situación terrible, el Estado desertó, lo que es reconocido oficialmente.

El reportaje al Inspector (R) Mario Layera significa la más dura interpelación que se ha hecho a la gestión del gobierno, y es indudable que el presidente Vázquez ha preferido no enfrentarse a la crítica, sino asociarse hábilmente a ella, al haber dado instrucciones a su hermano, el subsecretario del Interior Jorge Vázquez, de acompañar las declaraciones y de respaldar al funcionario.

El Poder Ejecutivo seguramente evaluó que es menos costoso asumir el pesado significado del discurso de Layera y tratar de amortiguarlo, que sancionar al Director de la Policía y enfrentar una situación que podría dejarlo más sólo y debilitado de lo que se encuentra.

Lo que sostiene el Inspector Layera es exactamente lo contrario a lo que dijo el propio ministro Bonomi —quien quedó totalmente desautorizado— en el Senado, hace apenas unos días, durante la interpelación que realizó el senador Bordaberry. Es, asimismo, lo contrario al discurso oficial general, según el cual las políticas económica y social de este gobierno son de inclusión y de justicia, lo que Layera desmiente al demostrar el crecimiento de la marginación (“Un día los marginados van a ser mayoría”) y la existencia de un choque de culturas y modelos sociales que parece irreversible. Los delincuentes provienen de familias con repetidos antecedentes y tienen un gran poder de reproducción, ante lo que no vale ni la escuela ni el liceo ni los planes del Mides.

El Estado ha bajado las banderas ante ese drama. No se cumplen las leyes y aunque el Inspector Layera no lo diga explícitamente, el principal responsable de esa situación es el propio Ministerio del Interior, que tiene la fuerza pública a disposición para hacer cumplir la Constitución, las leyes y todas las otras normas. La situación en las cárceles es incontrolable y “todo comienza” en ellas. El entrevistado no dio pistas respecto a la increíble situación según la que los presos tienen celulares para comunicarse con el exterior y para organizar así la actuación de las pandillas y la trama delictiva, una parte muy considerable de la cual es promovida desde los establecimientos de reclusión. Otras omisiones a las que refiere el jerarca se ubican en la inoperancia de un gobierno que ni siquiera puede coordinar la acción de sus propios ministerios o que no tiene valor para encarar un censo de las viviendas de Casavalle, lo que se había resuelto y no se llevó a cabo porque “no se animan”.

Layera confirma lo que venimos sosteniendo en Correo de los Viernes y repite la columna del Dr. Sanguinetti sobre el fracaso de la política antidrogas que ha llevado adelante el gobierno. La propuesta del presidente Mujica respecto al uso de la marihuana para poner freno al narcotráfico es un fiasco —un doloroso e inútil experimento— y la droga impera con su dramática secuela de destrucción de las personas y familias, corrupción y venganzas entre bandas.

Vamos camino a ser como El Salvador o Guatemala, con Estados fallidos, cuerpos policiales en retirada y una segregación social tajante, por lo que las familias pudientes se encerrarán en barrios privados. El panorama que pintó Layera es el peor imaginable y ante ello los policías están “confundidos”, aunque es evidente que el jerarca se cuidó al usar ese término, sabiendo que el temor, la falta de incentivos, la tentación de la corrupción y la indisciplina son las condiciones en que viven hoy los policías, muchos de ellos en riesgo de ser asesinados en cualquier procedimiento.

Lo peor que pueden hacer el Ministerio de Interior y la Policía es aparecer resignados ante el delito —Layera así se muestra, lamentablemente—, al que hay que enfrentar y abatir en todos los casos.

Frente a este drama, el gobierno y el país tienen que reaccionar. El presidente Vázquez debería aprovechar esta circunstancia para convocar a un acuerdo nacional en serio, dejando de lado la soberbia y la tozudez que muchas veces nutre las expresiones oficiales. Es evidente que el gobierno se enfrenta a su peor fracaso y a su más duro desafío y ante ello es casi seguro que el Frente Amplio piense más en sus equilibrios internos y en su apego a las cuotas del poder que en lo que debería hacer el país para evitar el oscuro destino que augura Layera. Si vemos cómo ha respondido el oficialismo ante aspectos cruciales de la inserción internacional o ante el grave estancamiento de la Enseñanza, no cabe alimentar la esperanza de una actitud positiva y patriótica. Es posible que el gobierno se resigne pero los ciudadanos no vamos a admitir que nos ganen el crimen y la droga. Será ahora o en las elecciones, pero Uruguay va a reaccionar.