Edición Nº 1066 - Viernes 19 de diciembre de 2025

Laicidad

Por Marcela Pérez Pascual

Una vez más vemos que un principio tan importante como la laicidad se ha visto vulnerado y en este caso nada más ni nada menos que por los funcionarios de la Educación Pública, además de por los estudiantes.

La semana pasada el Consejo de Educación Secundaria (CES) emitió una resolución a través de la cual queda "terminantemente prohibido el uso de tapabocas que tengan la consigna "#EducarNoLUCrar" en todos los liceos públicos y dependencias del país o cualquier otra expresión que violente el principio de laicidad, conforme a la normativa vigente".

Los tapabocas son comercializados por la Federación Nacional de Profesores de la Educación Secundara (Fenapes) en contra del proyecto de ley que promueve el gobierno y que se está estudiando en el Parlamento. Hecho que agrava aún más la situación.

Nuestro Constitución establece claramente en su artículo 58 que "Los funcionarios están al servicio de la Nación y no de una fracción política. En los lugares y horas de trabajo, queda prohibida toda actividad ajena a su función, reputándose ilícita la dirigida a fines proselitistas de cualquier especie..."

Por lo tanto, los educandos y los funcionarios de las instituciones educativas del estado, deben abstenerse de realizar en los centros educativos actividades proselitistas, político partidarias y religiosas de cualquier especie, violatorias de la laicidad en la enseñanza pública.

Fenapes sostiene que a través de la prohibición del uso de dichos tapabocas se promueve el miedo y la censura. Y desde el Frente Amplio sostienen que se lesiona la libertad individual de expresión.

No podríamos discrepar más con esa posición. En ningún momento se les prohibió la libre expresión del pensamiento y opinión. Quienes así lo deseen pueden hacerlo libremente fuera de sus lugares de trabajo o estudio; de otra forma se incurre en un abuso y, en este caso, además, expresamente prohibido por la Constitución. Lo que el CES hizo fue ejercer su autoridad legítima defendiendo y protegiendo un principio constitucional, la laicidad. Debemos recordar que una premisa fundamental es que mis derechos terminan donde empiezan los del otro.

Tal como dijo el Ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, a través de su cuenta de la red social Twiter, es innegable que el docente "está en situación de superioridad psicológica, funcional y simbólica respecto de sus alumnos. Por eso debe auto limitarse en lo que dice y en lo que hace. Cuando ese ejercicio de responsabilidad se aplica a las ideas y opiniones, lo llamamos laicidad."

El fundamento del principio de la laicidad establecido en nuestra constitución es, tal como dijo Gerardo Sotelo, garantizar la neutralidad del espacio público sin la cual no hay libertad de expresión posible. En lo que refiere a la laicidad en instituciones de enseñanza su fundamento es el de mantener los centros educativos para todos y no para algunos.

El uso de los mencionados tapabocas tiene un claro mensaje de corte político. Constituyen sin duda actividad proselitista. Aunque no se identifique explícitamente con partidos políticos, no podemos evadirnos de la realidad la cual hace evidente quienes son los actores políticos que están en contra y a favor de la Ley de Urgente Consideración. La referida expresión constituye una forma de manifestación interesada en ganar prosélitos para una determinada posición política, en este caso, contraria al proyecto de ley en proceso.

Durante la campaña "Vivir sin miedo" se colgó propaganda proselitista en contra de ella en centros de educación pública. Se hizo la denuncia y el Juez actuante sostuvo: "Decir que el Estado es laico debe significar no solo que no sostiene religión alguna, sino que tampoco - y este es un concepto que manejó muy bien José Pedro Varela- debe favorecer, en su accionar, al proselitismo de ningún partido político, filosofía o ideología determinada en desmedro de otros, al amparo del principio de libertad de conciencia y de expresión del pensamiento".

Una vez más caemos en la falta de respeto por los demás y por las normas. Por suerte es una minoría de los uruguayos que promueven este tipo de acciones, y sabemos que pertenecen a determinados sectores de la sociedad y la política. A través de estas y otras acciones intentan manipular a los uruguayos y subestiman su inteligencia. No toleraremos que nadie tergiverse la realidad y utilice su posición de poder violando nuestra Constitución.

Confiamos en que los uruguayos, especialmente los docentes, logren ver la importancia de respetar este principio y otros, que garantizan la educación libre de sus hijos.




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