Edición Nº 1052 - Viernes 12 de setiembre de 2025

La cara siniestra de Hebe de Bonafini

Por Edu Zamo

El pasado 20 de noviembre falleció la presidenta de "Madres de Plaza de Mayo". Durante la criminal dictadura argentina (1976-83), el valor de estas mujeres que se reunían semanalmente para reclamar por sus hijos desaparecidos, generó justa admiración. Tenían valor, sin duda. Varias de ellas "desaparecieron" también; es decir que fueron asesinadas.

Parte de la prensa internacional destacó esta etapa de su vida. Incluso el camaleónico presidente argentino decretó tres días de duelo nacional. El problema es que la actividad pública de la Sra. Bonafini no culminó tras la dictadura. Siguió actuando y realizando declaraciones cada vez más agresivas, más antidemocráticas. Y es que ser antifascista o anticomunista no implica ser demócrata. Ni respetuoso de quienes tienen ideas diferentes a las propias. No cabe duda que, si ella hubiera ejercido el poder, la represión habría sido tan brutal como la que ordenó Videla y la Junta Militar.

En 1977, su hijo mayor Jorge Omar fue secuestrado y luego ocurrió lo mismo con su hermano, Raúl. En 1978 desapareció también su nuera, María Elena Bugnone, esposa de Jorge. Hechos trágicos que no pueden describirse con palabras. Pero lo ocurrido posteriormente también fue lamentable.

En 2001 Hebe declaró que cuando se enteró del atentado islámico contra las Torres Gemelas "estaba en Cuba y sentí alegría. No voy a ser hipócrita, no me dolió para nada... la sangre de tantos en ese momento fue vengada... En esas dos torres se decidía los que íbamos a morir, los que nos íbamos a quedar sin trabajo, los que seríamos masacrados y bombardeados". Es decir que para Bonafini los casi 3.000 muertos, de todas las edades y naciones -incluyendo argentinos claro- fue motivo de alegría. Y lo declaró abiertamente. Increíble. "No voy a ser hipócrita, no me dolió para nada. [...] Ahí no murieron pobres, no murieron poblaciones, no murieron viejos. El día del atentado yo sentí que había hombres y mujeres muy valientes. Valientes, como una montaña de valientes, que se prepararon y donaron sus vidas para nosotros." Una interpretación vergonzosa de un crimen.

Hebe de Bonafini apoyó a los peores terroristas y dictadores, como Osama Bin Laden, Fidel Castro, Yaser Arafat, Hugo Chávez y Evo Morales. Declaró ser solidaria con las madres de los asesinos vascos presos. Presos por terroristas y en un país democrático. Amnistía Internacional? le comunicó que "no existe constancia de presos de conciencia en España".

A fines de 2015, fue acusada por un fiscal federal por "incitación a la violencia colectiva y atentado contra el orden público". Declaró que "las madres nunca creímos en lo jurídico, porque siempre nos dimos cuenta que los pueblos no pueden solucionar su lucha jurídicamente. Los pueblos, la única manera que tenemos para solucionar nuestras cosas es luchando, es movilizando, es participando, es accionando, con la lucha".

Se enriqueció enormemente gracias al kirchnerismo, que en tantos casos compró lealtades de artistas y activistas sociales. Cuando el fiscal Alberto Nisman fue asesinado -nunca se suicidó- Bonafini declaró que muchos "podrían seguir su ejemplo y pegarse un tiro". Obviamente no tuvo para su familia la empatía que exigía para ella misma.

Pocos días antes de fallecer llamó a realizar una "pueblada contra los jueces de m... que están promoviendo el juicio a Cristina", por múltiples y gravísimas causas. Fiel a sus ideas no confiaba en la justicia ni en la democracia. Creía sí en la violencia, el terrorismo y las dictaduras. No tuvo la más mínima sensibilidad humana para quienes no compartían su odio a la libertad. En definitiva, Bonafini y Videla fueron prácticamente iguales.




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