Jorge Batlle y el valor de las ideas

Por Luis Hierro López

Al enfrentar, en su propio partido, el principio del colegiado y, a la vez, las tendencias estatistas en la economía, Jorge Batlle demostró coraje intelectual y visión histórica.

Cuando en 1913 José Batlle y Ordóñez planteó, en el marco de su prédica para democratizar el poder, sus apuntes para reformar la Constitución, quizás no sabía que una de sus ideas, el gobierno colegiado, iba a convertirse en una especie de dogma dentro de su propio partido. Junto al colegiado, don Pepe propuso en esa instancia la consagración del referéndum contra las leyes, para darle mayor participación al pueblo en las tareas legislativas y, también, la autonomía departamental, que entonces no estaba consagrada en la Carta Magna. Pero esas propuestas pasaron a ser secundarias porque el colegiado concentró todas las baterías, a favor y en contra, convirtiéndose en una referencia principal de la política uruguaya hasta que, en 1966, 53 años después, fue definitivamente derogado.

Es difícil apreciar, con ojos de hoy, el grado de sacralización que provocó esa idea. Los anticolegialistas colorados eran considerados como traidores y el tema fue de tal magnitud que Luis Batlle, pese a que fue víctima de una circunstancia histórica promovida eventualmente en su contra, en 1951, cuando se reinstaló esa forma de gobierno, les decía a sus allegados que mientras él estuviera vivo, no plantearan dejar atrás esa fórmula entonces intocable, porque él no quería participar de una campaña de ese tipo.

Así fue. Don Luis murió en 1964 y al año siguiente Jorge Batlle y Julio Sanguinetti iniciaron la prédica a favor de la reforma constitucional que se votaría en 1966, reimplantando la presidencia e incorporando una serie de fórmulas imprescindibles para fortalecer y modernizar la acción del Estado. Había que tener mucho coraje para que un Batlle planteara en el seno de su partido ese cambio histórico.

Similar o mayor actitud de independencia intelectual había que tener, además, para revisar la intervención del Estado en la economía. Era la época del proteccionismo, de los cambios múltiples, de la larga lista de fijación de precios y de las industrias promovidas Esa no era una política exclusiva del país, sino que conformaba la orientación de la economía en todos lados, especialmente en América Latina, por lo que era muy difícil plantear una apertura de la economía. Jorge Batlle lo hizo, en forma solitaria al principio, yendo contra la corriente, convenciendo paulatinamente a sus propios compañeros partidarios, quienes veían esas ideas con recelo. En esas instancias, Jorge bregó incluso contra el "luisismo", como se definía en la época a la acción de Luis Batlle, protagonista inevitable de las ideas estatistas de esa época.

Esa frontalidad y frescura de Jorge significó que recibiera apoyos y también,rechazos. Todavía hoy recuerdo cuando, mucho después, en 1989, le reclamábamos que no se enfrentara a la reforma constitucional que impuso nuevos criterios para actualizar las jubilaciones, que fue una oleada, por lo que no parecía conveniente oponerse. Sin embargo, Jorge fue el único candidato presidencial que no acompañó la iniciativa, sosteniendo que la medida podía ser justa, pero que era inaplicable por su costo. Entonces era inusual que un líder político preguntara por el costo de una transformación de esa índole. Su posición pudo haber sido antipática, pero Jorge "cantaba la justa". Para financiar el nuevo mecanismo de actualización de las jubilaciones hubo que hacer el ajuste fiscal más severo de la historia uruguaya, con recortes que equivalían a un 7% del Pbi. En 1990, cuando muchos uruguayos vieron que sus ingresos bajaron abruptamente para sostener la norma constitucional que ellos mismos habían votado, empezaron a ver a Jorge Batlle con otra cara.

Hay muchas lecciones que nos ofrece su larga y generosa trayectoria, pero esa expresión suya de que la vida política no vale en función de los votos, sino de las ideas, es no sólo consecuente con su historia personal, sino que además contiene uno de los mejores mensajes que Jorge deja a los uruguayos del presente y del porvenir.




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