Edición Nº 1042 - Viernes 4 de julio de 2025

Entre Goebbels y Schopenhauer

Por Consuelo Pérez

Todos apreciamos a diario que la actitud del frenteampliopitcnt y de todos sus acólitos para poder volver al poder, se sustenta en la metodología de propaganda de Joseph Goebbels, y en las enseñanzas del filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788 - 1860) que advertía que "cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa".

Esa mecánica constante, concretada en pancartas, insultos, marchas, paros, y oposición sin tapujos a todo lo que signifique cumplimiento de metas del gobierno, se ha tornado impúdicamente hipócrita, totalitaria en sus fines y mecanismos, pero fiel y coherente, al fin, con los partidos que integran el conglomerado opositor.

Y claro, a veces no hay más remedio que mencionar los múltiples y obscenos actos del gobierno saliente, para recordar que nunca hubo quejas por ninguno de ellos por parte del conglomerado fusionado con la central obrera. Por el contrario, aun en la constatación del delito, se apoyó con más fuerza. Y esa respuesta que surge cuando se "revuelven las tripas" es automáticamente censurada por los hipócritas que están usando el mecanismo como forma de difamación, tratando de desviar la atención y el real significado de la réplica. Es mentira que recordar a la oposición y sus voceros de todos los estratos sus terribles desatinos siendo gobierno es para no resolver los problemas actuales. Los hay, y muchos. Y se ha actuado de inmediato en lo político e institucional, paralelamente a la acción de la Justicia. Ni punto de comparación con el pasado reciente, pues sí se los ha encarado, y resuelto hasta donde se puede.

Es que una mentira repetida mil veces pasa a ser verdad, y una verdad que se ignora y no se menciona nunca más, es olvidada por la sociedad. Está en el manual del totalitarismo más perverso e hipócrita, deleznable en toda sociedad que pretenda ser republicana.

Pedimos perdón al lector por los adjetivos, que no reflejan cabalmente la gravedad de la situación, porque en forma consiente e intencional, se abofetea el real sentido de una Democracia, en la que el fin primordial es el crecimiento de la sociedad que la disfruta.

Lo peor es que la memoria selectiva se desarrolla en un marco de destrucción, a cualquier precio, pues desde el primer momento nos hicimos a la idea de que no habría propuestas constructivas

Nos hicimos también a la idea de que se buscaría entorpecer absolutamente todo. Pero nunca nadie sospechó, seguramente, a que grado de intolerancia y falta de ética puede llegar la actitud antirrepublicana que, repetimos, de la mano de una abominable hipocresía, recurre a lo que sea para recuperar lo que el Soberano les ha quitado en las urnas. Los hechos lo dicen todo. En los insultos, en las pancartas, en la forma de concebir la vida.

Nosotros estamos en otro rumbo, que a veces, entre tanto lodo, se salpica de intolerancia y falsedad, pero que limpiamos con republicanismo. Y sin calcular consecuencias o beneficios.




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