El presidente Vázquez, entreverado en su propia telaraña

Por Luis Hierro López

El Senado, en uso de sus facultades, no votó la venia para obligar al retiro a cuatro generales acusados por el Poder Ejecutivo de no haber cumplido con las normas en su actuación del Tribunal de Honor sobre Gavazzo. Esta es la consecuencia de la arbitraria y desprolija actuación del Poder Ejecutivo al haber destituido al Ministro de Defensa y descabezado al Ejército. Se da ahora la contradicción de que el presidente tiene el mando superior de las Fuerzas Armadas, pero —por su propia ineptitud— no puede ejercer esa autoridad.

Es muy compleja la situación creada en torno a cuatro generales en actividad a quienes el Poder Ejecutivo acusó de no haber cumplido las normas durante su actuación en el caso del Tribunal de Honor a José Nino Gavazzo, solicitando venia al Senado para proceder a su retiro obligatorio y anticipado.

Todo el episodio fue dramático y confuso. El gobierno relevó al comandante Manini Ríos el 12 de marzo y designó en su lugar al general José González, a quien también relevó 18 días después. Algo anda muy mal. En esa tanda también cayó el ministro de Defensa, su subsecretario, el jefe del Estado Mayor y los cuatro generales a los que refiere la actuación del senado. De 15 generales que tiene el Ejército, 6 fueron removidos o acusados por el Poder Ejecutivo, en una crisis sin antecedentes.

El confuso episodio en el que se ve envuelta la Presidencia de la República significó también, como dijimos, la destitución del ex ministro de Defensa, Dr. Jorge Menéndez, quien, enfermo en ese momento de un cáncer terminal, informó antes de fallecer que había dado cuenta al presidente Vázquez del contenido del expediente, y que mantuvo luego una reunión en el mismo sentido con el secretario de la Presidencia, acompañado por dos abogados de su Ministerio. Los detalles dan fuerza a su versión, que no fue desmentida. Quiere decir que, además de haber conformado una resolución inhumana, el relevo de Menéndez resulta entonces incomprensible, desorbitado. Si el ministro informó al presidente, quiere decir que la cadena de mando cumplió con sus obligaciones de informar a los superiores, por lo que resulta injustificado y arbitrario sancionar tanto al ministro como a la última tanda de los protagonistas, los cuatro generales sobre los que actuó el Senado. La forma en que actuó el presidente se parece más a un arrebato —que disparó una sucesión de errores dirigidos a ocultarlo— que a la actuación meditada de un jefe de Estado, en un tema en el que se requiere una especial ponderación.

Por lo tanto, los senadores de la oposición no votaron la solicitud del Poder Ejecutivo, para la que se requería mayoría especial, por lo que al contar la moción sólo con los 16 votos del Frente Amplio, resultó negativa.

Algunos senadores oficialistas argumentaron, dramáticamente, que la actitud de la oposición significaba una “deslealtad institucional” que ponía en aprietos al propio presidente de la República. No es así. Todo esto es el resultado de la impericia con que actuaron el presidente de la República y el secretario de la Presidencia, quienes debieron haber rechazado el veredicto del Tribunal —que sostuvo que la inconducta de Gavazzo en el caso de la muerte y desaparición de un prisionero, no perjudica el honor del Ejército— y haber hecho como cuando el ex Presidente Batlle, actuando con su ministro de Defensa Yamandú Fau, rechazó un dictamen anterior de un Tribunal de Honor que entendió que una maniobra delictiva de Gavazzo, en el plano de una actividad comercial, no lesionaba el honor del Ejército. Jorge Batlle actuó con rectitud republicana. Tabaré Vázquez hizo todo lo contrario.

Como puede deducirse ahora, pasadas ya unas semanas del episodio original, lo que ha ocurrido es que el presidente no leyó el expediente o lo leyó y creyó que su contenido no iba a divulgarse, disponiendo su encajonamiento. En cualquier caso, se trata de una situación en extremo irregular, que deja muy mal parado al presidente Vázquez y a sus principales asesores.

Aunque el Frente Amplio quiera ahora agitar la engañosa bandera de la “lealtad institucional”, es evidente que la situación se ha creado por la exclusiva responsabilidad de la Presidencia de la República. Aquellos polvos trajeron estos lodos, por lo que es únicamente el oficialismo el responsable de la delicada situación militar que ahora se ha generado.



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