El mismo perro con otro collar
Por Alvaro Valverde Urrutia
El Grupo de Puebla es una nueva iniciativa de la izquierda que se creó para reemplazar al Foro de Sao Paulo (FSP), con la intención de recuperar las mayorías de gobierno y realizar un giro hacia la izquierda en la política regional, en especial, luego de las elecciones presidenciales en Argentina, con la victoria de la fórmula de los Fernández.
Un aspecto interesante a tener en cuenta cuando se creó el Grupo de Puebla fue la no presencia del chavismo, aunque en la reunión fundacional se acordó defender a la revolución bolivariana; condenar la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en la OEA, así como otorgar el liderazgo del Grupo al actual presidente electo, Alberto Fernández, cuando asuma la presidencia de Argentina.
Para ello, Fernández resalta la próxima reunión del Grupo de Puebla, a realizarse en Buenos Aires entre el 8 y 10 de diciembre, denominada "El cambio es el progresismo", donde los dirigentes progresistas no se enfrentan a nadie, sino a favor de políticas que devuelvan la equidad que se perdió en la región latinoamericana. Integran el Grupo, entre otros, Lula, Rousseff, Lugo, López Obrador, Samper, el chileno Ominami y el candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez y el ex presidente español Rodríguez Zapatero y Alberto Fernández. También, se ha sumado el ex presidente Mujica.
El Grupo de Puebla se formó tan sólo diez días antes de la XXV Reunión del Foro de Sao Paulo celebrada a fines del mes de julio, en Caracas, como informamos en su oportunidad. En esa ocasión participó la delegación del Frente Amplio reconociendo a Maduro como presidente constitucional y el Foro manifestó su apoyo a la candidatura presidencial del Frente Amplio, Martínez – Villar.
Parecería que el Grupo de Puebla sería una nueva farsa o parodia del Foro de Sao Paulo (FSP), en virtud del desprestigio y fracaso de dicho Foro. Este Grupo mostraría una nueva cara que busca la izquierda latinoamericana para la decadencia del FSP que lo distinguieron por sus relaciones con la corrupción y la dictadura chavista.
Existen diferencias entre ambas organizaciones. Por un lado, el Grupo de Puebla no tiene representantes de los gobiernos de Venezuela ni de Cuba. Por otro, si bien se propone detener el avance de los esquemas conservadores en la región y evitar una injerencia a la fuerza en Venezuela, el Grupo no concibe un enfrentamiento abierto con el gobierno de Trump, como sostiene el FSP.
El Grupo de Puebla se presenta como potencial modelo de lo que podría ser un nuevo tiempo estructural en toda la región, un movimiento denominado “progresivamente” con la intención de convertirse en la contracara del Grupo de Lima.
No es casualidad lo que viene ocurriendo en Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y en la Argentina de Macri, relativo a un plan dominador de las masas; así como en algunos casos se prevé la apropiación de recursos.
Se podría calificar al Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla como los posibles desestabilizadores de los regímenes democráticos de América Latina, cuando coincide que en la OEA activaron el TIAR y el presidente chileno Piñera propuso medidas injerencistas en Venezuela. Como es sabido, poco tiempo después a partir de reclamos legítimos y pacíficos de la población, pareciera que se infiltraron entre los manifestantes grupos radicalizados que se aprovechan para agitar y actos violentos hasta el presente, sin salida.
Parecería que con el apoyo de Rusia, Evo Morales se suma a la política tirana de Cuba y Venezuela y descartara las propuestas de la OEA. Morales había prometido que cumpliría con las conclusiones de la auditoría de la OEA, ahora se niega a hacerlo.
Las declaraciones de Cabellos y Maduro, los articuladores de las desestabilizaciones, nos llevan a pensar que de cierta manera es posible. La estrategia de violencia radicalizada, el caos, la rapidez de la evolución de los acontecimientos, los saqueos, la destrucción y ataque a objetivos clave se han repetido en Ecuador y Chile, aunque las situaciones son diferentes en ambos países. Maduro ha refrendado que ciertamente existe un plan para fomentar masivas manifestaciones en los países de la región, diseñado recientemente por el Foro de San Pablo. Propuestas para el plan de acción del Encuentro Antimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo.
El nuevo plan de desestabilización regional tiene como actores al Foro de San Pablo, el chavismo y castrismo habrían actuado operando con violencia aprovechándose de las legítimas reivindicaciones de las sociedades en Ecuador, Chile y Bolivia. Sólo alcanza con escuchar el exceso verbal de Maduro.
El plan de acción surge como resultado del trabajo de tres días de reuniones con delegados de 85 países debatiendo sobre temas que afectan a los pueblos latinoamericanos. Este plan de la Izquierda pretende instaurar su régimen en toda el área regional.
Para ello, se proyecta establecer una estrategia de comunicación común, articulando los medios con las comunidades, utilizando las nuevas tecnologías y las redes sociales, como instrumento poderoso para la acción de la izquierda. Ese es el plan para agitar la inestabilidad en la región.
Los movimientos de desestabilización de los sistemas políticos latinoamericanos tienen su génesis en las dictaduras chavistas y castristas, que persiguen otra vez, como en décadas anteriores, reposicionarse mediante su antigua metodología de exportar polarización y malas prácticas, básicamente, financiando, apoyando y promoviendo conflictos políticos y sociales. Han abandonado la estrategia de reposicionarse a través de procesos de reinstitucionalización y redemocratización.
Tampoco, se podría responsabilizar cien por ciento al Foro y Grupo de la protesta en su contexto. Las medidas económicas fueron impopulares en los dos países. Pero, con soluciones diferentes. Pareciera, que en las protestas de la población en los casos de Chile y Ecuador y en las elecciones en Argentina y Bolivia, más allá de similitudes y diferencias entre cada situación, los objetivos propuestos en el Foro de San Pablo, en la pasada reunión en Caracas se estarían cumpliendo.
Las protestas en Ecuador estuvieron lideradas por movimientos indígenas. Mientras, en Chile la situación fue completamente distinta, sin un líder o un grupo específico que los representen. Si bien, nació de los estudiantes, luego se sumaron miles de personas de diferentes edades y clases sociales.
En suma, más allá de ciertas similitudes entre ambos casos chilenos-ecuatorianos, que tuvieron manifestaciones masivas en jaque al gobierno de Moreno y aún tienen a Piñera sumergido en una crisis de difícil salida, se notaron grandes diferencias que hacen que las manifestaciones tengan perfiles distintos.
Sí es comprobable por las declaraciones de los principales personajes del régimen chavista y la declaración del Foro, que está en marcha una estrategia de conspiración internacional junto con el Grupo de Puebla; así como las victorias electorales en Argentina y Bolivia (esta dudosa) que han reorganizado el mapa político de la región.
Mientras, Fernández tiene previsto desarrollar una política exterior progresista pero sin confrontar con Trump. En ese contexto, se reunió con el presidente mexicano, López Obrador y marcó que no se retirará del Grupo Lima aunque dará impulso al Grupo Puebla, Unasur y Celac. Y que para desarrollar esta estrategia regional México constituye un aliado central.
Por consiguiente, Fernández sobrevuela sobre Venezuela y recibe mensajes desde EE.UU. sobre la relación con Maduro. En esta etapa de transición, Fernández realizó su primer viaje al exterior como presidente electo a México, dejando a un costado a Bolsonaro.
También, Trump solicitó que Fernández modere su posición respecto al Grupo de Lima, del que había anunciado que abandonaría. Desde Washington se espera que gire respecto a la posición que ha venido expresó durante la campaña electoral. Y le pidieron que no abandone ese Grupo para presionar a Maduro, y que tenga una postura moderada, en la dirección de lo propuesto por Uruguay y México.
Los mandatarios Fernández y López Obrador intercambiaron propuestas para reactivar la integración. Y propusieron crear un polo progresista en la región. La estrategia de Fernández es revitalizar todos los organismos regionales de signo progresista, con el objeto de buscar una salida a la crisis venezolana consensuada con el régimen de Maduro, sin la injerencia norteamericana.
Para ello, están de acuerdo en reactivar organismos como la Unasur y la Celac para darle otro giro a la integración latinoamericana. Esto parece trasnochado, ya que ambos organismos fracasaron y se debilitaron por estar inmersos en la ideología bolivariana y dependiendo de Maduro con lo cual perdieron credibilidad y solo se han mantenido los países aliados al régimen chavista.
También, Fernández se ha reunido con Mujica, en Montevideo previo a ser presidente electo y coincidieron en la necesidad de revitalizar al progresismo latinoamericano.
En suma, la estrategia de Fernández estaría basada en sumar fuerzas en el Grupo de Puebla, para mantener una suerte de equidistancia entre Caracas y Washington que aleje las quejas de Trump. Pero, no se podría garantizar que esta estrategia resulte eficaz.
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