Dos actitudes muy distintas

Por Luis Hierro López

Asumir en su totalidad la responsabilidad de gobernar y enfrentar tanto los hechos como las consecuencias, es una sana conducta de los hombres de Estado. Hay ejemplos cercanos que enaltecen al país.

"Dolor y responsabilidad. Eso es lo que sentimos ante la muerte de una persona a la cual no se le dio contención. Lamentamos profundamente esta situación. Nos comprometidos a no dar un uruguayo por perdido y ese seguirá siendo nuestro esfuerzo y dedicación". Con ese tweet, el presidente Luis Lacalle Pou se refirió a la muerte por hipotermia de Gustavo Castro Mercadal, un hombre de 31 años que infructuosamente intentó refugiarse en una dependencia del Mides.

Igual conducta asumió el ministro Pablo Bartol, quien ante el Parlamento reconoció que hubo en esa desgraciada circunstancia una falta de coordinación entre las oficinas de su dependencia, la Policía y la Fiscalía, tomando de inmediato una serie de medidas para impedir que dramas como ése se repitan en el futuro.

La actitud de ambos gobernantes fue lisa y llana, como debe ser. La ciudadanía requiere respuestas concretas y sinceras y los gobernantes deben brindarlas sin engaños

No es lo que ocurrió durante los quince años anteriores. En estos días se cumplió una década de un incendio de una cárcel de Rocha en el que murieron doce presos y hubo varios heridos graves. Nadie asumió la responsabilidad ni se investigaron en profundidad los hechos. También hubo un incendio en un hogar de ancianos, con cinco víctimas fatales. Un paciente de la Colonia Etchepare murió devorado por una jauría. Sin consecuencias.

Ante los reiterados fallecimientos por hipotermia en esos años, las autoridades esgrimieron todo tipo de excusas, hasta propagando la insólita explicación de que las personas tenían derecho a dormir en la calle.

El reino del pretexto tuvo sin duda a su campeón, el exministro Bonomi, dispuesto siempre a culpar a los inocentes y a exculpar a los culpables. Nunca asumió la responsabilidad del Ministerio, nunca admitió alguna omisión, nunca habló claro, nunca miró a los ojos. La culpa siempre era "del otro", de una víctima de un robo que había dejado una ventana abierta o de personas inocentes que circulaban por lugares peligrosos cuando no debían hacerlo.

En esa línea, aunque con referencia a otro tema, el Dr. Tabaré Vázquez acaba de difundir una "autocrítica" sobre el negativo resultado electoral del Frente Amplio. Es muy curiosa la interpretación manejada por el expresidente, porque no hizo referencia a los errores y horrores acontecidos -desde la deshonra de Sendic hasta la increíble fuga del capo mafioso Rocco Morábito, hay una larga lista de delitos y omisiones- sino que intentó justificar sus fracasos porque "durante cinco años y más los uruguayos escucharon una sola campana de ataque permanente al gobierno nacional".

Se acabó ese tiempo de pretextos y de esquives indignos. El nuevo gobierno vino a "hacerse cargo" y eso implica acción, responsabilidad y decencia intelectual.




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