Doctor Edison Rijo
A los 76 años falleció el lunes pasado, en Montevideo, el Dr. Edison Rijo, ex diputado e importante dirigente del Partido Colorado montevideano en los años de la dictadura y luego en el período de la reconquista democrática.
Hijo de Pedro Rijo, un trabajador frigorífico, desde su primera juventud Edison se vinculó al Cerro, al Paso de la Arena y, por razones familiares, a Rincón del Cerro y Punta Espinillo. Fue —y es— su familia la expresión de esa sociedad uruguaya en que los valores se expresan en un constante espíritu de superación. Ese era su orgullo, continuado hoy también en sus hijos y nietos.
Fue a la escuela San Francisco de Asís, en Nuevo París, luego cursó en el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo y, en 1969, se recibió de Abogado, con una destacada escolaridad. Ejerció siempre la profesión, en el plano público como asesor del Banco de Previsión Social y en lo privado en el estudio jurídico que compartimos con los Doctores Luis Barrios Tassano y Joaquín Olaso. Asesoró a numerosas empresas en lo civil y laboral, y muy especialmente al Establecimiento Frigorífico del Cerro, empresa formada por trabajadores luego del retiro de los norteamericanos.
Demócrata sin claudicaciones, adhirió tempranamente a la Lista 15 liderada por Luis Batlle y colaboró en el diario “Acción”. Luchó denodadamente por ABX en la elección interna de 1982 y, más tarde, por la 2000, en opciones batllistas asumidas con convicción ideológica y autenticidad. En el gobierno colorado de la restauración democrática fue un puntal en el Parlamento, legislador valeroso y elocuente, fuerte en el debate, al que nunca rehuía cuando se trataba de discutir sobre los temas del país.
Asumía la política como una real pasión. La acción en los barrios, el contacto con la gente, su cercanía a los dirigentes más modestos, hacían de él un auténtico “representante”. Amigo de sus amigos, siempre cercano, hizo de la lealtad personal un culto, ese valor desgraciadamente tan esquivo en los tiempos políticos contemporáneos. Aun retirado de la actividad, vivía atento a todo lo que ocurría y sus llamadas, breves y espontáneas, eran proverbiales para sus amigos y correligionarios. Aun en los últimos tiempos, en que la salud no le acompañaba, mantenía esa inquietud constante.
Fue también un activo colaborador periodístico en la primera etapa de “Correo de los Viernes”, cuando salíamos en papel todos los semanarios que protagonizamos la salida institucional de la dictadura. Artículos breves, punzantes, realistas, definían un estilo bien propio.
Fue sepultado en el cementerio del Cerro, junto a sus padres.
A Estela, maestra ejemplar y compañera de toda la vida, a todos sus descendientes, llégueles nuestra sentida expresión de pesar.
J. M. S.
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