Coalición para cinco años
Por Luis Hierro López
El candidato Lacalle Pou ha invitado a los partidos aliados a participar de una coalición durante los cinco años que dure su gestión. No hay motivos para pensar que ese período se acorte.
Lacalle Pou va a inaugurar un nuevo proceso político y apuesta a aportar las características de un renovado liderazgo, proveniente del estilo fresco y sincero con el que ha manejado la campaña electoral. El candidato se apresta a dirigir un país construido en torno a las verdades plurales y ajeno a la verdad única que caracterizó la gestión frenteamplista. Se ha comprometido a promover la tolerancia, la comprensión y el respeto a la verdad del otro y la búsqueda de consensos y entendimientos de largo plazo a través del diálogo. Es exactamente lo contrario a la soberbia y el autoritarismo que signaron la gestión de los últimos quince años.
En ese marco, Lacalle Pou promovió la firma del documento conjunto “Compromiso por el país” y el funcionamiento de una coalición que dure los cinco años de su gestión, para lo que ha invitado reiteradamente a los partidos que le acompañan. Ese es un dato novedoso, ya que las peripecias políticas han significado que las coaliciones que se han experimentado hasta ahora hayan durado dos o tres años. Ahora se propone un modelo de largo plazo, que va de la mano con las responsabilidades compartidas, ya que Lacalle Pou diseña un cogobierno y no sólo una representación de los partidos participantes en el gabinete. Esa es una diferencia cualitativa y que está en el “adn” de la nueva coalición.
En ese sentido, no es conveniente ponerle plazo al acuerdo. Sostener de antemano que la coalición durará tres años para dar juego posteriormente a los perfilamientos electorales es pensar con los viejos códigos, cuando el Uruguay que asoma nos obliga a todos a renovar nuestras conductas políticas, a comprometernos en el largo plazo, a poner por encima los intereses del país y a postergar las visiones sectoriales.
Lacalle Pou ha reclamado humildad a los participantes de la coalición y eso es lo mínimo que los partidos coincidentes deben ofrecer. Se trata nada más ni nada menos que de consagrar definitivamente la gobernabilidad, lo que significa un salto intelectual y político de extraordinaria importancia.
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