Correo de los Viernes - Vudú económico frenteamplista

Vudú económico frenteamplista

Salvo en el equipo económico —y sólo en tiempos recientes—, en el Frente Amplio predomina ampliamente un voluntarismo económico sin sustento racional, mucho más cercano al sentimiento religioso que a la política.

En el oficialismo están resentidos con el gobierno por la Rendición de Cuentas. Casi todos los años lo están. Es que pretenden que el Poder Ejecutivo aplique una suerte de régimen de consulta permanente a la hora de elaborar los proyectos de ley que son de su iniciativa exclusiva, en particular aquellos que involucren gasto público, como el Presupuesto y las Rendiciones de Cuentas. Y el Poder Ejecutivo —con saludable prudencia— sistemáticamente prepara primero su proyecto, lo envía al Parlamento y recién después se lo envía a “la fuerza política”, cuando ya está cerrado y es prácticamente imposible reformularlo, salvo en detalles menores que no supongan un incremento global del gasto asignado en el proyecto (que el propio Poder Ejecutivo ya previó que se introducirían, con lo cual finge disgusto pero en realidad no le altera en nada sus proyecciones).

“Hubo una incomodidad en la Mesa Política y se le pidió al presidente del Frente que la trasmitiera a Vázquez. Había una expectativa de que se presentara primero a la fuerza política”, señaló Gonzalo Reboledo, secretario político de la presidencia del FA, al diario “El País” al referirse a la reunión que habrían de mantener el Presidente Vázquez y Javier Miranda.

Días después tuvo lugar una reunión entre una representación del Poder Ejecutivo, integrada por el prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo, y el subsecretario de Economía, Pablo Ferreri, y la bancada oficialista. En la tensa reunión el Movimiento de Participación Popular, el Partido Socialista, el Partido Comunista, la 711, la Liga Federal del diputado Darío Pérez, el sector Izquierda Renovadora y el Partido por la Victoria del Pueblo plantearon que se precisaban más recursos para la ANEP, la UdelaR, la UTEC y el INAU.

El gran problema es que no hay prácticamente de dónde redistribuir. Lo que la bancada oficialista desearía, en realidad, es que el gobierno enviara un mensaje complementario incrementando el gasto total de la Rendición (sólo el Poder Ejecutivo tiene la potestad constitucional para hacerlo), pero desde el gobierno ya se advirtió que eso no ocurrirá.

Es evidente que el frenteamplismo es impermeable a todo principio de lógica económica. El proyecto del Poder Ejecutivo ya es de por sí un monumento a la irresponsabilidad fiscal. Porque con un déficit de 3,5% del PIB, que prácticamente no se ha movido pese a los sucesivos mini-ajustes practicados desde enero de 2015, introduciendo incrementos tributarios que nunca son suficientes, es un dislate continuar aumentando el gasto, que es lo que hace una vez más el gobierno en esta Rendición. Para peor, gasto corriente, o sea, el que termina siendo inelástico. Como señaló el ex Ministro colorado Isaac Alfie en el programa “Inicio de Jornada” de Radio Carve, “no es sostenible el resultado fiscal y alguien va a tener que asumir la necesidad de hacer un ajuste”.

Por eso siempre queda en evidencia que una de las señas de identidad del frenteamplismo es su histórico apego a la “economía vudú”. “Economía vudú” fue la expresión utilizada por George Bush padre para referirse a las ideas económicas de Ronald Reagan cuando compitió contra éste por la nominación presidencial del Partido Republicano en 1980. En términos generales, podríamos decir que es la creencia (porque es precisamente eso: una cuestión de fe, más cerca de la religión que de la ciencia) en que, si ponemos “voluntad política”, podemos lograr que 2 + 2 sea 5 o incluso 9, en lugar de 4. Pero como la realidad —que seguramente es de derecha— prescinde de ese pensamiento mágico, los resultados nunca terminan siendo los que se buscaban.

Así las cosas, casi todo el Frente Amplio y el sindicalismo —básicamente el PCU— seguirán presionando y reclamando por más gasto público, sin percatarse siquiera por asomo que si hoy estamos atravesando dificultades en materia fiscal es, precisamente, por haber seguido su receta.