Un Presidente de todos los uruguayos

Por Marcela Pérez Pascual

Esta semana nuevamente fuimos testigos de que nuestro Presidente, el Dr. Luis Lacalle Pou, es el Presidente de todos los uruguayos. Gobierna buscando coincidencias y no discrepancias y está dispuesto y abierto a dialogar con todos.

El lunes se reunió en forma privada con el exPresidente Tabaré Vázquez para intercambiar opiniones sobre la situación actual y sobre el "Plan Estratégico Nacional" que le presentó en respuesta al impacto de la crisis sanitaria, económica y social que vivimos. Dicha propuesta fue elaborada por un grupo de expertos del Frente Amplio liderado por el ex mandatario.

Esta actitud de nuestro presidente demuestra, una vez más, su educación, el respeto por los demás más allá de las diferencias y la permanente búsqueda del diálogo y de consensos.

¿Tienen diferencias? Sí, claro que las tienen y las tendrán siempre. Pero nuestro presidente pone por encima de las diferencias personales y partidarias nuestras instituciones democráticas y republicanas. Su prioridad es el bienestar y el progreso de todos los uruguayos y para eso hay que dialogar con todos, escuchar a todos y tomar lo que se considera más apropiado y oportuno de cada uno.

Esto nuestro primer mandatario lo hace a pesar de que durante el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez no se hayan advertido las mismas actitudes con la oposición. Durante los gobiernos del Frente Amplio hemos sufrido como colectivo social, la impronta de la mayoría parlamentaria hasta lo más profundo. Nos la han hecho sentir de una manera prepotente e imperativa, no advirtiendo que el país estaba dividido en dos, y siempre buscando obtener un rédito político. La mayoría silenció con indiferencia a la mitad de los uruguayos. No supieron tener una actitud de respeto para con la oposición, por el contrario, sembraron el rencor y la división entre los uruguayos.

Estos gestos de respeto y republicanismo de nuestro presidente son los que han hecho que nos elogien en toda Iberoamérica por ser un país que puede reunir en un instante a sus expresidentes en un evento, en un recordatorio o en un acto patrio. Debemos valorar que en nuestro país es cotidiano ver a todos los dirigentes de los partidos, algunos de ellos ex presidentes, en una fila todos juntos respetándose. Nuestra colectividad y nuestro expresidente y actual Secretario General, Dr. Julio María Sanguinetti, es un pilar fundamental de esta idea inclusiva. Fue con ella que logró crear y sostener gobiernos multicolores, donde más allá de la política surge una férrea convicción aquilatada de lo que significa un país para todos y de todos.

Hay que destacar, y nobleza obliga, el gesto del Dr. Tabaré Vázquez, cuando invitó a nuestro presidente electo a la asunción del Presidente de la República Argentina. Como así también esa imagen, que quedará grabada con orgullo en todos nosotros, cuando en nuestra Plaza Independencia ambos subieron y bajaron del estrado del brazo, apoyándose el uno en el otro y demostrando verdadero respeto por las instituciones democráticas y republicanas de nuestro país.

Luis Lacalle Pou no es un presidente individualista que busque lucirse él ni busca rédito político a través de sus acciones, todo lo contrario.

Nuestra colectividad tiene el honor de tener en diversas ocasiones un presidente electo en dos oportunidades. Nuestro actual Secretario General es uno de ellos y honra la historia de nuestro partido. Hasta el día de hoy líderes nóveles de reciente incorporación a la política, y con una sola elección en su haber, parecen no entender que una aparición repentina no es una trayectoria y que el peso de la historia no se construye caprichosamente sino con varios años o décadas de dedicación y trabajo a la causa común. Parece que hoy en día cualquiera puede interpelar la historia pero cuando fueron llamados a escribirla, siendo protagonistas, decidieron no participar, salteándose el capítulo de la convocatoria a estar en la primera línea de fuego. Frágil memoria de algunos y tristes recuerdos para muchos.

Los ex presidentes no son de una colectividad, son del País como organización política. El respeto entre ellos derrama en la sociedad el concepto de país culto, democrático y republicano, donde las diferencias se mantienen pero la agenda es marcada por el colectivo, y no por los caprichos personales.

Este tipo de gestos y actitudes deberíamos tomar e imitar todos los uruguayos. Debemos dejar de lado las discrepancias, el rencor y la envidia. Debe primar entre nosotros siempre el respeto y la empatía.

Deberíamos empezar por nuestro partido, teniendo estas actitudes entre nosotros mismos. De nada sirve dejar palabras maravillosas junto al bronce si cuando la oportunidad está vigente la dejamos pasar. Respetemos las instituciones y la trayectoria de nuestros líderes partidarios. La democracia no es declarativa ni llamada solo para los grandes discursos. Es un sentir por el respeto de personas e ideas de todos, que comienza en las colectividades donde germina el semillero de tan importante conciencia ciudadana.

 




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