Un 2014 con poca actividad y muchas incertidumbres
Por Santiago Torres
La economía entró ya en una fase de desaceleración del crecimiento, que se prolongará durante los próximos años, abriendo grandes interrogantes sobre la futura financación del gasto debido a la rigidez fiscal, entre otras cuestiones.
El PIB probablemente termine creciendo en 2013 un poquito más del 4%, pero al interior de ese 4% se aprecia que salvo la industria de la construcción, el resto de los sectores productores de bienes lo hizo poquito más del 2%. Los servicios sí crecieron a tasas muy altas, pero en buena medida merced a la abundancia de crédito, pero difícilmente continúe esa abundancia y, por consiguiente, no será sostenible. Salvo que tengamos la enorme fortuna que la Reserva Federal de EEUU no corte su programa de estímulo a la economía estadounidense a través de la compra de activos del gobierno federal.
Pero además del efecto “balde de agua fría” que tendrá sobre nuestra economía el cambio en la política monetaria estadounidense, tenemos que contar que seguirá repercutiendo —y cada vez más— las medidas del gobierno argentino contra nuestros puertos, que ya está generando millonarias pérdidas por caída de la actividad e implcará necesariamente la pérdida de puestos de trabajo, tanto en los puertos como en los servicios conexos. Nada indica que la situación sea reversible en lo que resta de este gobierno.
Y luego tenemos las incertidumbres. La primera ya la mencioné: cuándo y cómo la Reserva Federal de EEUU empezará a recortar el programa de estímulos, como ha anunciado. Difícilmente lo haga abruptamente, lo que nos dará margen para adaptarnos. Pero para esa adaptación debe existir voluntad política.
La segunda, que involucra a Argentina también, es cuánto resistirá “el modelo”. Todo indica que en vez de introducir correcciones, huyen hacia adelante, profundizando el derrotero erróneo. Por lo pronto, la crisis de las policías provinciales ya generó dos problemas más: por un lado, los incrementos salariales (que en algunos casos llegaron al 50%) a los policías, lo cual, además del espantoso mensaje político que manda, no hace sino incrementar la brecha fiscal porque se trata de gastos no previstos que, previsiblemente, el gobierno financiará con más emisión; por otro, la crisis policial ha esfumado la posibilidad política de eliminar los subsidios y llevar las tarifas de energía a niveles razonables. La canícula elevó la demanda eléctrica estos días, con nula inversión en infraestructura de distribución eléctrica (fruto de una década de congelación tarifaria), han dejado a la gente a merced del calor, reforzando la imposibilidad política de coregir el disparate tarifario. Y el punto es que tanto si el gobierno de Cristina Fernández profundiza “el modelo” o éste salta por los aires, los efectos sobre nuestra economía no serán precisamente gratos. La incertidumbre, entonces,
Por el lado de Brasil, poco podemos esperar. Brasil (el estribo del que quería colgaronos Mujica) prácticamente no crece desde 2010. Queda la duda de si el Mundial generará un efecto dinamizador que, de un modo u otro, nos beneficie. Tengo para mí que eso no ocurrirá, pero —en el mejor de los casos— no es una certeza sino que lo tenemos que colocar en la columna de las incertidumbres.
En definitiva, todo dice que el enfriamiento de la economía, que ya empezó, se profundizará. O sea, seguiremos creciendo pero mucho menos. La gran incógnita que me asalta, entonces, refiere a la financiación de un gasto corriente que fue subiendo como si fuéramos a crecer a tasas chinas por siempre. Y aunque el ex Ministro Lorenzo se enoje y escriba diatribas contra los que no compartimos su visión rosa, la verdad verdadera es que si la economía se está enfriando, en algún momento se va a empezar a recaudar menos. Y aunque Lorenzo haga berrinches, para financiar un gasto fijo alto en el marco de una caída de la recaudación, va a significar más emisión (complicando más la inflación que seguramente termine este año muy cerca del 9%) o más endeudamiento a mayores tasas de interés (si la Reserva Federal hace efectivo, como anunció, el cambio de política). Otra forma no existe, por más vueltas que le den.
Alguien me podría señalar que existe otra forma: recortar el gasto, acorde a la caída de la recaudación. Mi respuesta: gobierna el Frente Amplio, lo que significa que menos gasto no es una opción; y en año electoral, más impensable.
En definitiva, 2014 será el año en que empezaremos a sentir el fin de la fiesta y empezaremos a pagar la cuenta de ésta.
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