Correo de los Viernes - Parque Agroalimentario, una larga historia de frustraciones

Parque Agroalimentario, una larga historia de frustraciones

Por Tomás Laguna

Por estos días volvió al tapete la infinitamente postergada reubicación del mercado concentrador de productos de granja, hoy “Mercado Modelo”, mañana “Parque Agroalimentario de Montevideo”.

La IMM anunció el llamado internacional a licitación para la construcción del nuevo mercado, ubicado en Melilla, más precisamente zona de La Tablada, sobre el camino Pérez al sur de esta vía de tránsito. La historia que antecede a este anuncio se inicia en la primera administración municipal post dictadura, por entonces en manos del Partido Colorado. Vale la pena recorrer en el tiempo que ocurrió desde entonces.

Iniciadas sus construcciones en 1934, inauguradas estas en 1937, el mercado concentrador de la oferta de productos de granja para Montevideo fue gestionado a partir de entonces por una entidad privada, la Sociedad Anónima Concentración Nacional de Productores Agrícolas. Fue el Intendente Dr. Jorge Luis Elizalde, primer intendente electo luego de la reinstitucionalización democrática, quién tomó la decisión de rescindir aquella concesión, a la vez de contratar una consultoría privada para realizar el estudio de factibilidad y condiciones que debía reunir un mercado concentrador orientado hacia la región. La administración del mercado volvió a manos de la intendencia durante la gestión del intendente Economista Julio Iglesias, quien sustituyó al intendente Elizalde en el mismo período de gobierno. Había sobradas razones para finalizar aquella longeva concesión, aunque la idea no fue precisamente estatizarlo a través de la IMM sino buscar una solución de administración compartida público – privado. Simultáneamente se otorgó el estudio de consultoría al grupo Semmaris Rungis de Francia, administradores del mercado concentrador de París, quienes se asociaron con el estudio de consultores TEA de nuestro país.

El informe final fue presentado a finales del año 1991. Incluyó un análisis muy detallado del comportamiento del consumo en Montevideo y los distintos departamentos. Concluía que dado el tamaño del país y el limitado consumo interno, no ameritaba más que un solo mercado concentrador para los productos de granja, el cual debía estar ubicado próximo a la mayor concentración de la demanda, pero presuponiendo con optimismo una producción granjera volcada a los mercados externos, era estratégica la cercanía con el puerto de Montevideo y la ciudad de Buenos Aires.

Luego de analizar 8 diferentes lugares en el departamento de Montevideo, se sugerían dos opciones. Las instalaciones del viejo Frigorífico Nacional detrás del Cerro o bien el entorno de la ruta 5 a la altura de Melilla. El primer lugar fue descartado dado que la vía de acceso constituía una suerte de embudo con la consiguiente congestión en el ingreso y salida. Por lo que finalmente se propuso la zona de Melilla. Ciertamente la ubicación elegida hoy por la IMM para el Polo Agroalimentario coincide con aquel estudio.

La consultora desarrolló la “maquette” del edificio, pensado de carácter modular para una operación rápida de descarga y carga posterior de la producción. Su construcción por entonces se estimó en 16 millones de dólares, monto que se recuperaba en gran parte con las ventas de espacios a nuevos operadores, y la ampliación de las comodidades a los actuales (a estos se les respetaba el lugar al que ya tenían derecho). Llegado este punto solo faltaba la decisión política de su construcción para lo cual la IMM necesitaba apoyo financiero del Gobierno Central. Y acá se trunca la historia. Ocurrió que en las elecciones de 1989 la IMM la ganó el conglomerado multipartidario de izquierda y el gobierno de la República el Partido Nacional. Por un lado los “progresistas” descartaron la posibilidad de una administración mixta del futuro mercado, aparte de su proverbial desconfianza para todo lo que venía de las anteriores administraciones. A su vez el gobierno nacional recibía presiones desde Canelones. El por entonces Intendente canario, Dr. José Andújar, pretendía llevarse el mercado para su departamento, más precisamente a las instalaciones del, por entonces, recientemente fundido frigorífico COMARGEN. Así fue que el mercado concentrador de la granja, previsto para un sector moderno y un abasto a la población con productos de calidad, tuvo su defunción política.

A pesar de aquella frustración, nuestro Partido mantuvo su compromiso con la granja. En el segundo gobierno del Dr. Sanguinetti se instrumentó el Programa de Desarrollo de la Granja, ambiciosa propuesta trasformadora que sin duda necesitaba de un mercado moderno para canalizar su producción. En el 2005, con la izquierda en el gobierno, el programa abortó porque, según los nuevos responsables del MGAP en los temas granjeros, el agronegocio de exportación era incompatible desde la ideología con el modelo de producción familiar que impulsaban. En tanto seguían sumergidas en su letargo las definiciones para la reubicación del nuevo mercado concentrador.

Desde que la IMM recuperó la administración del Mercado Modelo han pasado 28 años. Desde que la consultora presentó su informe final 26 años. Desde que la izquierda está en el gobierno municipal 27 años. Para finales del 2017 se conocerá a quién se adjudicará la construcción de las nuevas instalaciones, ni saber para cuándo estas podrán ser inauguradas. Un absurdo que demuestra la incompetencia política y de gestión en la administración municipal, pero también como la mezquindad política (no necesariamente atribuibles a la izquierda en este caso) cercena las posibilidades de desarrollo de la República.

Enhorabuena el anuncio de la licitación para el Parque Agroalimentario de Montevideo, pero sin jactancias que no les corresponden.