Correo de los Viernes - Negociaciones UE MERCOSUR resurgen a impulsos de Cancillería

Negociaciones UE MERCOSUR resurgen a impulsos de Cancillería

Por Tomás Laguna

Cancillería promueve cambios drásticos en materia de inserción internacional, aun cuando siga condicionada por los sectores radicales. No obstante no son suficientes, si todo muere en las negociaciones UE MERCOSUR.

Hace un par de ediciones atrás sentenciábamos que de existir un asunto que debería ser considerado como incuestionable en las políticas de estado, aquellas que perduran más allá de los gobiernos sin ser cuestionadas por su oportunidad estratégica y política, ese asunto debería ser política exterior. Un país que exporta entre el 70% y el 95% de lo que produce a través de su principal sector de la economía está totalmente jugado y condicionado a lo que logre en materia de acceso a mercados a través de una inserción internacional agresiva. Por cierto, política exterior no es solo inserción internacional, el concepto es mucho más amplio y rico, pero si no se logra una proyección agresiva en materia de comercio exterior, todo lo demás es hojarasca.

Decíamos entonces que resulta insólito que sectores del partido de gobierno hagan cuestión ideológica de la política exterior y condicionen a nuestra República a una suerte de sumisión regional por acuerdos de vecindad que pretenden justificar en lo que entonces llamamos un neo – nacionalismo regional que responde a aquel concepto “sesentista” de la Patria Grande. Todas banderas ideológicas sin sustancia ninguna y que solo responden al discurso de barricada de lo que otrora fue una izquierda violenta.

Por suerte existe capacidad de reacción. El encuentro social demócrata que impulsaron en conjunto el batllismo a través de sus grupos más representativos dentro del Partido Colorado y el Partido Independiente, tuvo por primer gran tema de lo que definen como “la agenda socialdemócrata” la inserción internacional. Al cabo de este primer encuentro, y en este tema específico, quedó demostrado que no se trata de agrupaciones políticas que piensan parecido, se trata de una corriente política que piensa igual y que se manifiesta a través de distintas agrupaciones políticas. Y en este pensar igual está signada la mejor suerte de nuestro país.

No obstante lo anterior, el Canciller está claramente comprometido con una política exterior pragmática de cara a los mercados del mundo y para ello se ha abocado a reconstruir los mejores cuadros que alguna vez supo tener Cancillería. Cuadros profesionales que fueron diezmados por el poco serio “pintor de ositos” siendo Canciller y que hoy desde su cargo en la OEA hoy se pelea vía twitter con el inefable y surrealista presidente de Venezuela.

El actual Canciller, si bien cuestionado por los sectores más radicales de su mismo partido de gobierno (que aquelarre ideológico, cada vez menos lo pueden ocultar), ha encarado con decisión las trilladas, discutidas, inciertas y eternas negociaciones entre el MERCOSUR y la UE, las que parecen estar a salvo de la doctrina tercermundista y lationamericanista de los radicales. Como vamos mezclados en la patota regional la negociación es válida. ¿Tiene futuro este proceso? Los últimos mensajes desde Cancillería apuntan a que sí, que hay que abrir una cuota de esperanza y por encima de todo paciencia en un intercambio de ofertas que necesariamente deberá ser más generoso desde nuestra región según lo que reclaman los negociadores europeos.

Cancillería está abocada a lograr la alineación de los distintos sectores políticos y también sociales. De lograrlo será un primer gran mérito en su gestión. Luego se verá si estas negociaciones prosperan, aun contra los vaticinios de los más escépticos (nos incluimos).

Para los tontos y retontos que hacen de la inserción internacional un asunto ideológico, basta un argumento contundente. Los aranceles por exportaciones de carne que paga nuestro país alcanzarían para cubrir el 41% de las pretensiones de incremento en la recaudación fiscal esgrimidas por el Gobierno para rapiñar una vez más el bolsillo de los asalariados uruguayos. Este aporte surge de los aranceles pagados por un solo producto de toda la canasta de exportaciones uruguayas.

Es cierto que es uno de los productos más sensibles en esta negociación. Pero contra lo que el sensacionalismo de algunos medios ha comunicado, el producto no integra la lista de exclusiones y es de esperar que a su debido tiempo se incorpore a la lisa de ofertas.

Esta nueva etapa más promisoria en las negociaciones con la Unión Europea nos encuentra con un Brasil muy agresivo en su política exterior a través de un nuevo Canciller que descree de los acuerdos regionales y cultiva un riguroso pragmatismo a partir de la cruda conveniencia en materia de comercio exterior. Por su parte una Argentina que poco y nada ha cambiado en su actitud negociadora a partir del nuevo gobierno. Digamos que la obsesión proteccionista sigue condicionando a Buenos Aires en cualquier estrategia en materia de comercio exterior. A su vez Paraguay observa cómodo y displicente desde que es la única nación que conserva los beneficios del Sistema Generalizado de Preferencias como nación en desarrollo, privilegios que nuestro país ha perdido definitivamente para todos sus productos. Estos son los jugadores con los que obligadamente debemos salir a la cancha.

¿Cuál es el plan B si estas negociaciones no prosperan? ¿Ese plan B debe esperar un año más para ver si hay progresos que justifiquen mantener la esperanza en llegar a un acuerdo comercial con la UE? ¿Qué ocurre mientras tanto con el Trans-Pacific Partnership (TPP), no será cuestión de dar inicio a conversaciones de acercamiento con ese mega bloque? ¿No será que pueden existir otras opciones no tan ambiciosas que sumadas aporten a una mejor inserción internacional de nuestra economía?

Los desafíos para Cancillería no terminan en las negociaciones con la UE, apenas si empiezan.