Monopolio de contrabando
Por Santiago Torres
 Un aspecto del proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (“Ley de medios”) del que recién ahora está comenzando a hablarse es la consagración legal de dos monopolios. Uno en favor de Antel y otro en favor de Antel y TNU.
El monopolio exclusivo de Antel refiere a que, en la medida que se prohibe a los proveedores de televisión para abonados (“cableros”) brindar servicio de trasmisión de datos, dejando a Antel con una posición dominante en un mercado oligopólico, pero como la ley, a través del literal a) del artículo 1°, deja afuera de la regulación la denominada “IP TV” (televisión vía internet), entonces los escasos proveedores de internet (entre los cuales Antel tiene, como ya dije, posición hegemónica) podrán brindar servicios de televisión por fuera de la ley. De esa manera, si así lo quisiera, Antel podría tener todos los canales de televisión que quisiera y arrendarlos.
A su vez, el artículo 81 del proyecto establece: “El Sistema Nacional de Radio y Televisión Público, y la Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL), individual o conjuntamente si así lo acuerdan, serán los únicos habilitados a brindar acceso a infraestructura de transmisión de radiodifusión a titulares de servicios de radiodifusión abierta de radio y de televisión que no dispongan de ella. Ambos organismos podrán cobrar un precio”. O sea, ¿qué quiere decir ese texto tan confuso? Que si yo, por ejemplo, que carezco de infraestructura y quiero alquilar un canal digital, sólo puedo contratarlo con TNU, Antel o una sociedad integrada por ambos. Si quiero hacer lo mismo con un privado, no puedo. En mi libro, eso se llama monopolio y para ser aprobado requiere mayorías especiales.
Más allá de los aspectos referidos a las limitaciones de contenidos y de las múltiples confusiones conceptuales de que adolece el proyecto (confunde “licencia” con “autorización” o proveedor de medios (“carrier”) con proveedor de contenidos, haciendo al primero responsable por lo que haga el segundo, lo que es un verdadero disparate), es claro que el mismo también pretende reforzar la posición dominante de Antel en detrimento de los privados y, lo que es más importante, en detrimento de los usuarios, los que veremos limitados nuestra capacidad de elección.
En suma, veremos recortada nuestra libertad.
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