Más capítulos del novelón del Plunagate
Por Gustavo Rodriguez Tabó
Nuevos documentos siguen apareciendo entorno al watergate criollo relacionado con el cierre de Pluna y la posterior venta de parte de su activo. Documentos que se habían ocultado, en una actitud antirrepublicana y culposa.
Ya no quedan dudas que el cierre mismo se efectuó para beneficiar a una empresa y no solo el falso remate realizado. Pero la farsa no terminó ahí y abarco y comprometió el patrimonio público. Acá sí se empezó a complicar —y feo— todo el engrudo armado por el gobierno. Engrudo pues todos terminaron empastados y pegados —bien pegados— para la posteridad. Y bueno, así se pagan los favores por parte de los señores de la izquierda uruguaya, con dineros ajenos, con dineros públicos, con dineros de todos.
Lo que resulta increíble es el grado de soberbia que aún lucen tratando de defender lo indefendible. Ahora es el señor Pedro Apezteguía quien se ha arrogado la condición de supremo censor, de supremo iluminado, determinando lo que puede o no entender o recibir de información “doña Tota”. O sea, este documento era oculto porque —dijo— no le interesaba a dicha señora, la cual, según lo que se aprecia de sus declaraciones, parece tiene pocas luces y por tanto carece de la capacidad de entender. Tal vez se estaba refiriendo a la “Tota Quinteros “, inmaculada señora por la cual tanto se rasgaron las vestiduras en el pasado. Tal vez, otra Tota que no conozco. Pero la verdad que la actitud de desprecio que este sujeto ha demostrado merece el mayor de los rechazos no solamente de las Totas sino de todos los habitantes del país, que no somos parte de los “iluminati” como el Sr. Apezteguía.
Y pasando al documento, el mismísimo texto califica de “anodina” la solicitud de exoneración de responsabilidad, no solo a quien paga el aval sino a terceros con los cuales —como reconoce la misma resolución en los numerales II y IV— se carece de todo vinculo jurídico. Lo malo de ello no es la exoneración de responsabilidad, normal en cualquier documento privado, sino la forma unilateral, oculta y extensiva a todo sujeto que alguna relación pudiese tener con el caso, hoy justificada por un infeliz argumento.
La soberbia, la vanidad, la prepotencia y la falta de apego a las normas y principios democráticos republicanos en el manejo de la cosa pública han sido y son el norte de este gobierno y sus actores. Con dicha declaratoria dejaron atado de pies y manos al Estado e indefenso frente a cualquier demanda que quieran efectuarle. Y luego nos quieren hacer creer que vamos bien...
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