Correo de los Viernes - Macri y el renacer de la política exterior

Macri y el renacer de la política exterior

Por Adolfo Castells Mendívil

Sin poder planificar en concreto los próximos pasos de algunos de los grandes temas de la política argentina, por la soberbia y mala voluntad de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner que le negó la información vital que da el contacto entre los Ministros saliente y entrante, no obstante lo cual hay un área en que Mauricio Macri ya tiene bien decidido el futuro: la acción exterior.

Futuro de ruptura total con la política de confrontación permanente de los Kirchner, del agravio, la grosería, la mala educación; futuro de olvidarse de los derechos humanos flechados y de la distracción hacia los abusos populistas; futuro de volver a colocar a Argentina en el sitial que le corresponde por su importancia intelectual, económica y territorial. Y para ello, el Presidente electo dio la mejor señal: el nombramiento de Canciller de la Ingeniera Susana Malcorra, actual Jefe de Gabinete del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon y una de las posibles candidatas a sucederlo en el cargo.

Malcorra, de origen radical y de 61 años de edad, luego de 5 lustros de experiencia en el sector privado, llegando a ser Directora Ejecutiva de IBM y de Telecom Argentina y de larga actuación en la docencia de Ciencias Políticas, emigró de la Argentina a raíz de la crisis de 2002 y de inmediato se vinculó al sistema de las Naciones Unidas, como Directora Adjunta del Plan de Alimentos de FAO y luego en la ONU, como Secretaria General adjunta de Apoyo a las actividades sobre el terrero, en la cual gestionó la ayuda logística a las misiones de paz actualmente compuestas por alrededor de 120.000 militares, policías y civiles.

“Macri —escribe Morales Solá— eligió una Canciller que lo presentará a él ante el mundo y no que fuera, como suele ser, al revés (...) y el Presidente electo quiere devolverle el reconocimiento y el prestigio a la carrera diplomática, vapuleada por el kirchnerismo durante más de una década. Los Kirchner empezaron en 2003 con un profundo desprecio por los diplomáticos de carrera, que representan al sector del Estado mejor preparado, y se van sin haber cambiado de opinión. Destrozaron carreras y subestimaron calidades intelectuales, convencidos de que sólo los jóvenes kirchneristas eran capaces de ejercer la diplomacia. Resultado: la Argentina cosechó sólo indiferencia en el mundo”.

La actuación de Malcorra en el organismo internacional le ha permitido conocer a un centenar de jefes de Estado del mundo y el propio Ban Ki-Moon lo confirmó en el sitio oficial de las Naciones Unidas: “Sé por mis conversaciones con líderes mundiales que la señora Malcorra es respetada en todo el mundo”. Ese nombramiento de alguien de prestigio internacional, que va a ser apuntalado por los mejores funcionarios diplomáticos de carrera, después de un período de oscurantismo exterior, hace recordar por las características, al de Enrique Iglesias como Canciller, por el Presidente Julio Maria Sanguinetti, al retorno a la democracia.

Por otro lado, la señora Presidente en una orgía de reparto de embajadas como despedida, ha procedido en estos días, a nombrar una decena de Jefes de Misión de su confianza (la mayoría camporistas) para complicarle más las cosas a su sucesor.

Sin embargo, además, del nombramiento de Malcorra y cambio en el Palacio San Martín, Mauricio Macri respecto del Mercosur dijo: “Se debe recuperar la dinámica del mismo” y que buscará lograr un pacto comercial de éste con la Unión Europea; que espera mejorar la relación bilateral con los Estados Unidos y derogar el acuerdo con Irán sobre el atentado al AMIA. Agregó que de inmediato visitará a Brasil “el principal socio a futuro”.

Asimismo, hizo un anuncio impactante y es que va a invocar la cláusula democrática en el Mercosur por Venezuela y solicitará que el país gobernado por Nicolás Maduro sea suspendido del organismo. “Es lo que corresponde por los abusos que hace en la persecución de los opositores y la libertad de expresión. Es evidente que se aplique. Las denuncias son claras, contundentes, no son un invento. Lo que está pasando en Venezuela no tiene que ver con el compromiso democrático de todos los argentinos”.

Y esto es muy importante, porque se coloca a la vanguardia en la región y va a ser el primer Jefe de Estado en ejercicio que rompa el silencio cómplice con Venezuela, más allá de la imprecisión del lenguaje jurídico y más allá de que no logrará consenso entre los otros gobiernos mercosureños, pusilánimes, “compañeros” o vendidos a los petrodólares.

Por supuesto, la reacción venezolana no tardó (la uruguaya, se trata aparte) y el Defensor del pueblo (¡qué ironía!), Tarek William Saab, acusó a Macri de recibir órdenes de Estados Unidos para atacar a Venezuela. El mismo funcionario bolivariano que está sospechado de mantener vínculos con sectores del narcotráfico y de integrar una red de corrupción que hace negocios con el gobierno de Venezuela. Está acusado de controlar el dinero que se maneja desde la Gobernación por medio de las empresas de su familia, que se sospecha le servían de testaferros. Los llaman la “mafia del polvo compacto”.

Y tras cartón el segundo personaje del gobierno bolivariano, Diosdado Cabello, largó uno de sus habituales exabruptos, únicamente superados por Maduro y trató en duros términos a Macri, como “fascista” y espetándole: “Él pensó que había ganado las elecciones de Venezuela (...) Es triste que alguien gane una elección y lo primero que haga sea ofender o tratar de agredir a un pueblo hermano (...) No será alguien que tenga a sus amigos aquí del fascismo, que vaya a meter una cuña en la amistad de los pueblos”.

Más allá de la razón de Macri y de las lamentables declaraciones chavistas hay una realidad: el Presidente electo está dispuesto a romper con la diplomacia prepotente, arbitraria y de amigos y enemigos que llevaron a cabo los Kirchner y a la cual contribuyó con entusiasmo uno de los más mediocres Cancilleres que ha conocido América: Héctor Timerman.